Una antigua moneda de oro prueba que un emperador romano del siglo III que había sido borrado de la historia como un personaje ficticio, en efecto sí existió, según científicos.
La moneda, un áureo que lleva el nombre de Esponanio y su cara en perfil, fue encontrada hace más de 300 años en Transilvania, un remoto puesto fronterizo del entonces vasto Imperio Romano.
En su momento se creyó que era falsa y fue guardada en el armario de un museo.
Pero ahora, los científicos afirman que señales de rasguños visibles bajo el microscopio son pruebas de que la moneda estuvo en circulación hace unos 2.000 años.
El profesor Paul Pearson, de la University College London, que lideró la investigación, dijo a la BBC que quedó asombrado por el descubrimiento.
"Lo que hemos encontrado es un emperador. Fue una figura que se creyó que era ficticia y descartada por los expertos", declaró.
"Pero pensamos que fue real y que tuvo un papel en la historia".
La moneda en cuestión se encontraba entre un pequeño tesoro descubierto en 1713. Se creyó que se trataba de una moneda romana genuina hasta mediados del siglo XIX, cuando los expertos sospecharon que pudo haber sido producida por falsificadores de esa época, debido al crudo diseño.
El golpe final llegó en 1863, cuando Henry Cohen, el máximo experto en ese entonces de la Biblioteca Nacional de Francia, consideró el problema para su gran catálogo de monedas romanas. Declaró que no sólo eran falsificaciones "modernas", sino mal hechas y "ridículamente imaginadas". Otros especialistas estuvieron de acuerdo y hasta el día de hoy Esponsiano ha sido desestimado en los catálogos académicos.
No obstante, le profesor Pearson sospechó lo contrario cuando vio fotografías de la moneda mientras hacía investigaciones para un libro sobre la historia del Imperio Romano. Pudo ver rasguños en la superficie que pensó que pudieron haber sido producidos cuando la moneda estuvo en circulación.
Se comunicó con el Museo Hunterian de la Universidad de Glasgow donde la moneda estaba guardada en un armario junto con otras tres del tesoro original, y pidió si podría trabajar con los investigadores de esa institución.
Examinaron las cuatro monedas bajo un poderoso microscopio y confirmaron -en la publicación de investigaciones evaluadas por pares PLOS ONE- que en realidad eran rasguños cuyos patrones eran consistentes con las monedas que se golpeaban contra otras dentro de un monedero.
Un análisis químico también demostró que las monedas habían estado enterradas en el suelo durante cientos de años, según Jesper Ericsson, que es el conservador numismático del museo y colaboró con el profesor Pearson en el proyecto.
¿Quién era Esponsiano?
La tarea de los investigadores ahora era contestar quién era el emperador que acababan de redescubrir.
Los expertos creen que era un comandante militar que se vio forzado a coronarse emperador de Dacia, la provincia del Imperio Romano más remota y difícil de defender.
Los estudios arqueológicos han establecido que Dacia quedó separada del resto del imperio alrededor del año 260. Había una pandemia, también un guerra civil y el imperio se estaba fragmentando.
Rodeado de enemigos y desconectado de Roma, Esponsiano probablemente asumió el comando supremo durante un período de caos y guerra civil, protegiendo a la población militar y civil de Dacia hasta que el orden se restableciera y la provincia fuera evacuada entre 271 y 275 d. C., según Jesper Ericsson.
"Nuestra interpretación es que estuvo encargado de mantener el control del ejército y de la población civil porque estaban rodeados y completamente aislados", explicó. "Para poder crear una economía funcional en la provincia decidieron acuñar su propias monedas".
Esta teoría explicaría por qué las monedas son diferentes a las de Roma.
"Es posible que no hubieran sabido quién era el entonces emperador porque había una guerra civil", señala el profesor Pearson.
"Pero lo que necesitaban era una comandante militar supremo ante la ausencia de un poder real de Roma. Él asumió el comando durante un período en que era necesario comandar".
Una vez que los investigadores establecieron que las monedas eran auténticas, y que habían descubierto lo que pensaban que era un olvidado emperador romano, alertaron a los expertos del Museo Brukenthal en Sibiu, Transilvania, que también tiene una moneda esponsoniana.
Esta forma parte de un legado del barón Samuel von Brukenthal, el gobernador Habsburgo del Gran Principado de Transilvania. El barón estaba estudiando la moneda cuando murió y, según la leyenda, lo último que hizo fue escribir una nota que decía "genuina".
Los especialistas del Museo Brukenthal habían clasificado la moneda como una falsificación histórica, como el resto de los expertos. Pero cambiaron de opinión después de ver la investigación hecha en Reino Unido.
El descubrimiento es de particular interés para la historia de Transilvania y Rumania, según el administrador interino del Museo Nacional Brukenthal, Alexandru Constantin Chituță.
"Para la historia de Transilvania y Rumania en particular, pero también para la historia de Europa en general, si estos resultados son aceptados por la comunidad científica, significarán la incorporación de otra figura importante a nuestra historia", expresó.
Las monedas se encuentran exhibidas en el Museo Hunterian de Glasgow, Escocia.
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