El Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio (Cnccmdl) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), suscribieron este martes para un acuerdo de cooperación fortalecer los programas de educación para el desarrollo sostenible y la acción climática.
Asimismo, el convenio pretende fomentar la participación comunitaria y la investigación para la adaptación a los efectos del cambio climático, informaron las entidades signatarias en un comunicado.
La firma del acuerdo fue encabezada por el vicepresidente ejecutivo del Cnccmdl, Max Puig, y el representante de Unicef en República Dominicana, Carlos Carrera, quienes destacaron la importancia de este acuerdo, que también permitirá fortalecer la generación de datos y evidencias sobre los impactos del cambio climático en menores y jóvenes.
Por medio del acuerdo, ambas instituciones podrán colaborar técnicamente para fortalecer la educación y la sensibilización sobre el cambio climático, el cuidado del medioambiente y el desarrollo sostenible y podrán aunar esfuerzos para fortalecer y promover prácticas educativas amigables con el entorno desde los centros educativos.
También se podrán propiciar espacios para la participación de adolescentes y jóvenes en el debate sobre el cambio climático, y promover programas para impulsar la formación técnica superior en energías renovables, entre muchas otras posibilidades que abre este acuerdo.
El Cnccmdl y Unicef crearán una comisión mixta de composición paritaria para coordinar y dar seguimiento a las iniciativas que se desarrollen en conjunto, así como la evaluación, monitoreo y seguimiento de dichas acciones.
La niñez de los países que menos contribuyen al cambio climático está sufriendo las mayores consecuencias, según Unicef, que estima que 850 millones de niños (uno de cada tres en el mundo) viven en áreas donde al menos cuatro de estos impactos climáticos y ambientales se superponen.
La crisis climática es una crisis de los derechos de la infancia que amenaza directamente a la capacidad de un niño para sobrevivir, crecer y prosperar, ya que los fenómenos meteorológicos extremos ponen en riesgo sus vidas y destruyen la infraestructura crítica para su bienestar.
Además, los niños son física y fisiológicamente más vulnerables a las crisis climáticas y ambientales que los adultos, son menos capaces de soportar y sobrevivir a condiciones climáticas extremas como inundaciones, sequías, tormentas y olas de calor.
También corren un mayor riesgo de contraer enfermedades exacerbadas por el cambio climático, como el cólera, la malaria, el dengue y el zika, y se estima que el 88 % del incremento de esas enfermedades afectarán a niños menores de cinco años.