Nueva Zelanda, que desde el sábado se convirtió en el primer país en prohibir la venta de las "bolsas finas" de plástico, está a la vanguardia en la lucha contra el uso de este material contaminante.

Este lunes se celebra el Día Internacional Libre de las Bolsas de Plástico y Nueva Zelanda es uno de los países donde hay menos bolsas desechables tras una campaña contra productos de plástico que comenzó en 2019.

Desde el sábado, las autoridades neozelandesas prohibieron el uso de las bolsas finas de plástico, las que se usan para pesar la fruta y la verdura, así como los platos y cubertería de este material, las pajitas de plástico y las etiquetas pegadas en los alimentos frescos.

Los supermercados y otras tiendas ofrecerán bolsas de papel o reutilizables.

El gerente de las tiendas Fruit World in Auckland, Steve Higgs, indicó a la emisora Radio NZ que los comercios han tenido tiempo para adaptarse a las nuevas normas.

"Ciertamente hemos tenido mucho tiempo para migrar a la opción de bolsas de papel y con suerte el próximo paso es cuando los clientes traigan sus bolsas", señaló Higgs.

Nueva Zelanda ya prohibió las bolsas de plástico en 2019 y el año pasado hizo lo mismo con los contenedores y bandejas de PVC y poliestireno y los bastoncillos o hisopos, entre otros artículos.

Según el Gobierno, la medida evitará que se tiren 150 millones de bolsas finas de plástico a la basura, lo que equivale a 17.000 cada hora en el país oceánico.

A partir de 2025, las autoridades desterrarán del mercado el resto de los productos de plástico PVC y poliestireno, incluidos los envases de yogur.

El Gobierno neozelandés afirmó que primero llevará a cabo una campaña educativa para que los negocios se adapten, pero que los que incumplan la ley se enfrentan a multas de hasta 100.000 dólares neozelandeses (61.300 dólares o 56.000 euros).

Se estima que los plásticos representan el 85 por ciento de la basura en los océanos y también contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global.