El pastor Víctor Manuel Kery, acusado de agresión sexual en contra de varios menores de edad, fue condenado en 2021 por un caso similar.
Según un documento del Ministerio Público, Kery, pastor de la iglesia evangélica Antorcha de la Verdad, ubicada en el sector Villa Cerro, en Higüey, provincia La Altagracia invitaba a los jóvenes a vigilias y silicios, y una vez allí los forzaba a sostener relaciones sexuales.
El pasado 2 de julio, una de las victimas denunció ante la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de Género, Intrafamiliar y Delitos Sexuales, que a la edad de 17 años se desempeñaba como guitarrista en la referida congregación.
El agraviado manifestó que fue miembro de la iglesia por tres años, periodo en el cual el pastor se mostraba servicial, amable y ayudaba a todos, pero luego “sacaba en cara” lo que hacía por las personas.
“El pastor acostumbraba a hacerles favores a los miembros para después echarles en cara que el hizo algo por esa persona y tienen que agradecerles por eso. El mismo buscaba la manera de que le pagaran el favor”, indicó.
“En cada vigilia subía de nivel sus tratos”
Añadió que el pastor Kery lo trataba con “dulzura y astucia”, y le decía que era su hijo querido, indicando que lo veía normal por tratarse del “pastor”. Hasta que un día se le acercó durante una vigilia de una forma muy directa.
“En el momento en que yo estaba durmiendo, mi pastor se acercó a mí y me despertó manoseándome mis genitales y diciéndome cosas bonitas”, expresó.
El joven explicó que en cada vigilia el pastor subía de nivel con sus tratos, manifestando que le besaba la boca y los pezones, mientras lo acariciaba y lo masturbaba.
Sostuvo que el pastor Kery nunca lo penetró, aunque si lo intentaba, pero nunca se dejó, razón por la que el pastor hacía que la víctima lo penetrara a él -esto duro alrededor de un año y medio-.
El pastor Víctor Manuel Kery dio positivo al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), tras ser sometido a las pruebas, al igual que dos sus víctimas.
El pastor amenazaba a la víctima y lo manipulaba con no dejarlo tocar más los instrumentos si decía lo que estaba sucediendo. Finalmente, el joven tomo la decisión de irse de la iglesia y se motivó a hacer la denuncia indicando que superó el miedo.
La última vez que intentó abusar de él fue el 20 de enero en un rancho ubicado en La llanada del cerro, en compañía de otra persona, de quien indicó vio al pastor sostener relaciones sexuales con él.
“Él nos llamaba y nos trataba como hijos”
Otro joven, también víctima del pastor Kery manifestó que este trataba a los miembros de la iglesia “bien”, especialmente a los jóvenes, a quienes llamaba y trataba como hijos, hasta que convocó los silicios de varones en la iglesia.
"Todo cambió cuando mi pastor nos convocaba para silicios en la iglesia", declaró la víctima durante la entrevista forense.
Precisó que durante los silicios si los jóvenes estaban durmiendo, los despertaba para incitarlos a que se tocaran y se masturbaran, entre sí y estos accedían porque el pastor lo pedía.
Agregó que el pastor les decía que si contaban algo de esto los mataría al junto de sus familias.
“Nunca tuvimos el valor de decirle al pastor porque él nos ponía a hacer eso, si sabía que estaba mal. A lo mejor fue porque nos tenía amenazados”.
Caso 2021
En 2018, durante una vigilia, Kery le preguntó a una de sus víctimas mientras estaba en la iglesia de madrugada, si este se masturbaba, a lo que el joven de 14 años le contestó que no quería saber de eso y se durmió, sin embargo, el pastor empezó a masturbar al adolescente y lo obligó a penetrarlo.
Por el caso en septiembre de 2020, Kery fue arrestado, pero no fue hasta de diciembre de 2021 cuando fue condenado a cinco años de prisión suspendida por la Cámara Penal del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de La Altagracia, basados los artículos 330 y 333 del Código Penal Dominicano.
No obstante, la jueza Evelin Cabrera Ubiera dispuso que el pastor Kery cumpliera solo 4 meses de prisión y los 4 años y 8 meses restante fueran suspendido absteniéndose a viajar al extranjero sin autorización judicial, abstenerse del porte de armas de cualquier tipo, así como no realizar actividades que tuviera a su cargo menores de edad.
Además, el pastor debía recibir terapia psicológica en el departamento correspondiente de Salud Pública y presentar la constancia ante el juez de la ejecución, entre otras medidas.