La celebración de la Navidad, para muchos, es un evento tradicional cargado de simbolismo religioso. De hecho, según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), Navidad es "en el mundo cristiano, festividad anual en la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo".
Sin embargo, la Navidad no es una festividad exclusiva de los cristianos. Desde una perspectiva atea y laica, este festejo cobra otros matices.
El presidente de la Asociación de Ateos Dominicanos (Ateodom), Quilvio Vásquez, ofreció a ACENTO una mirada amplia sobre las festividades navideñas, explorando cómo las personas que no comparten la fe religiosa se relacionan con este evento.
Según Vásquez, aunque la Navidad tiene un trasfondo religioso evidente, para los ateos se reduce a una oportunidad para celebrar la unidad familiar y el compartir social, sin necesidad de vincularlo a la figura de Jesús o a la simbología cristiana.
"Nosotros, en nuestras casas, celebramos una cena igual que todas las familias, con música, baile, intercambio de regalos… pero lo hacemos sin recurrir a los villancicos o a la figura de Jesús", afirmó Vásquez.
El presidente de Ateodom enfatizó que la Navidad, tal como es celebrada en muchas familias ateas, es una fiesta completamente desvinculada de su origen religioso.
No se busca honrar el nacimiento de un ser divino, sino más bien disfrutar de un momento de esparcimiento con los seres queridos, "sin hablar de Jesús ni de la filosofía cristiana".
En cuanto al entorno social, Vásquez también criticó cómo las instituciones religiosas y los gobiernos se han aprovechado de la celebración para mantener ciertos mecanismos de control.
Para él, la festividad se ha convertido en una herramienta para "entretener" a la sociedad, desviando la atención de "asuntos más profundos", como la superación personal.
"Las religiones usan esta fiesta para mantener a la gente ocupada, distraída, y el gobierno promueve el doble sueldo, lo que también alimenta el consumo masivo", reflexionó.
A pesar de este rechazo hacia el componente religioso, Vásquez sostiene que los ateos no se aíslan completamente de las prácticas culturales asociadas a la Navidad.
En su casa, por ejemplo, se decoran los jardines con luces y adornos, una costumbre que considera una parte integral de la cultura dominicana.
"No podemos desconectarnos de estas prácticas, porque son parte de nuestra identidad social", explicó.
Así, la celebración se convierte en un momento de reflexión sobre el sentido de unidad y solidaridad, sin que se le otorgue un significado religioso.
La "mitología" detrás de la Navidad
Para Vásquez, el verdadero problema radica en la "mitología" detrás de la Navidad, la creencia de que un ser divino nació para salvar a la humanidad.
"La Navidad es vista como una conmemoración de la venida de un salvador, pero para nosotros, los ateos, eso es un mito, una mentira. El verdadero valor de este tiempo es la oportunidad de reunirnos como familia", aseguró.
Además, el presidente de Ateodom expone cómo la sociedad dominicana debe reconocer la pluralidad de perspectivas sobre la festividad.
Si bien no abogan por la desaparición de la Navidad, insisten en que debe ser entendida de manera más inclusiva, sin la carga religiosa que la caracteriza.
Para él, la sociedad dominicana podría asumir este tiempo como una simple celebración de fin de año, similar al Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos, donde se celebra la unión familiar y el agradecimiento, pero sin necesidad de apelar a creencias religiosas.
La visión de Ateodom es clara: promover la laicidad del Estado y fomentar una educación filosófica que permita a la sociedad tomar decisiones más racionales y libres de influencias dogmáticas.
Según Vásquez, a medida que la educación sobre filosofía y pensamiento crítico se implemente en las escuelas, la influencia de las religiones sobre la vida pública disminuirá.
"En la medida en que la gente tenga más conocimiento, se les hace más difícil a las religiones mantener la ignorancia", aseguró.
Finalmente, la posición de Ateodom ante la Navidad es respetuosa con la tradición, pero firme en su rechazo al componente religioso.
"Nosotros respetamos la tradición, participamos de la fiesta, pero entendemos que no es más que un llamado a la unidad, a compartir como familia. No necesitamos atribuirle un nacimiento divino para celebrar esos valores", concluye Vásquez.
La Navidad, para Ateodom, es una ocasión para reforzar los lazos familiares y sociales, sin que la religión imponga su narrativa.
Religiones no cristianas y la Navidad
Las principales religiones no cristianas mantienen diferentes aproximaciones a la celebración de la Navidad, desde la participación cultural, como los ateos, hasta la abstención total.
Los budistas generalmente no celebran la Navidad como festividad religiosa.
Sin embargo, en países con fuerte influencia occidental como Japón o Corea del Sur, muchos budistas participan en aspectos seculares de la celebración, como el intercambio de regalos y las reuniones familiares.
La comunidad musulmana mantiene una posición teológica clara respecto a la Navidad.
Aunque el Islam reconoce a Jesús, para ellos, Isa, como uno de los profetas más importantes y su nacimiento virginal, rechaza su divinidad.
En el Corán, Jesús es venerado como mensajero de Dios, pero no como hijo divino, por lo que los musulmanes no participan en celebraciones que impliquen la adoración de Jesús como figura divina.
Los practicantes del judaísmo mantienen una distancia histórica y teológica con la Navidad.
Durante esta época, celebran Hanukkah, la Fiesta de las Luces, que conmemora la reedificación del Segundo Templo de Jerusalén en el siglo II a.C.
Esta festividad, que dura ocho días, incluye el encendido del candelabro de nueve brazos (menorá), juegos tradicionales como el dreidel, y comidas especiales como los latkes.
El Hanukkah tiene sus propias raíces históricas y significado religioso completamente independientes de la Navidad cristiana.