La red de narcotráfico "Búfalo NK", desmantelada por las autoridades el pasado martes, operaba con una precisión propia de organizaciones criminales trasnacionales, transportando cocaína desde La Guajira de Colombia, hasta República Dominicana y Puerto Rico.

Entre los detenidos figuran Rafael Ynoa Santana, alias El Cojo, y su socio Isidoro Rotestan Clase, alias El Men, considerados líderes de la organización criminal y cuyos nombres ya habían sido divulgados por las autoridades.

También se encuentran implicados Robert Acosta, Antobany Acosta, Juan Bolívar Hernández, Severiano Núñez, José Antonio Toribio, Juan Enrique Taveras, Kesia Inoa Román y Germania R

El despliegue criminal

Según el documento de solicitud de medidas de coerción, la red tenía una estructura altamente organizada que permitía el envío de grandes cantidades de drogas.

En el núcleo de esta red se ha vinculado a Juan Carlos López Macías, alias "Sobrino" o "El Grande", quien contaba con una infraestructura logística capaz de transportar cocaína desde laboratorios instalados en el selvático departamento de Putumayo hasta La Guajira, un punto estratégico en la ruta de salida de la droga hacia el Caribe.

Los estupefacientes eran transportados en vehículos de carga, principalmente de bananos, desde Putumayo hasta la región de Uribia, donde eran cargados en lanchas rápidas tipo Go Fast o barcos pesqueros que luego se ponían rumbo hacia República Dominicana y Puerto Rico.

Estos navíos, usualmente tripulados por ciudadanos dominicanos, eran enviados previamente a Colombia por Ynoa Santana, quien también financiaba la operación a través de casas de cambio en las ciudades colombianas de Bogotá y Medellín.

La infraestructura financiera y logística

El dinero para financiar estas operaciones era enviado desde República Dominicana a Colombia por "El Cojo", quien coordinaba el transporte de los fondos en vehículos adaptados con compartimentos ocultos para evitar ser detectados en los controles policiales.

La estructura financiera incluía a colaboradores en Colombia, quienes distribuían el dinero a diferentes operadores de la red, incluyendo personas identificadas bajo alias como "Carro Azul", "Omar", "Sebastián" y "Comando".

Además, la organización diversificaba sus métodos de tráfico de drogas.

Según la investigación, López Macías también implementaba la contaminación de contenedores en puertos de Santa Marta y Barranquilla para enviar drogas a Europa, específicamente a Holanda. Para ello, contaba con contactos clave en estos puertos y la colaboración de personas identificadas como "Niche", "René" o "Comanche".

Bienes confiscados y operativos

La operación, que incluyó 37 allanamientos simultáneos en diversas provincias del país, resultó en la confiscación de vehículos, títulos de propiedad, contratos y varios inmuebles relacionados con la red.

Estos allanamientos fueron realizados por un equipo de 47 fiscales, con la participación de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), el Ministerio de Defensa, la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA) y el Comando Sur de ese país.

El Ministerio Público ha solicitado 18 meses de prisión preventiva para los implicados y que el caso sea declarado complejo, debido a la magnitud y alcance de las operaciones de esta red criminal, la cual ha dejado un rastro significativo en el narcotráfico internacional.

Con estos arrestos, se espera desmantelar una parte importante del tráfico de estupefacientes entre Colombia y el Caribe.

Un esquema transnacional sofisticado

La operación "Búfalo NK" revela una organización criminal con un alcance que trasciende fronteras y que ha sabido adaptarse a las demandas y riesgos del tráfico internacional de drogas.

Con la captura de estos líderes, las autoridades esperan debilitar las redes de transporte que durante años han abastecido a los mercados de drogas de la región. Sin embargo, la estructura financiera y logística que sustenta estas operaciones todavía plantea grandes desafíos para las fuerzas del orden.