La reducción de los niveles de inseguridad alimentaria moderada o grave en América Latina y el Caribe, la única región del mundo que logró bajarlos entre 2022 y 2023, es una "señal esperanzadora" que se debe analizar los próximos años, pero que en contraposición no se desacelera por igual, dijo en una entrevista a EFE el representante regional de la FAO, el uruguayo Mario Lubetkin.
"Que América Latina y el Caribe vaya en otra dirección, única región, es una señal, no una tendencia. Digamos que es una señal esperanzadora", afirmó Lubetkin, subdirector general de la FAO, insistió en que se debe ver si ese descenso de las cifras continúa, al menos, por tres años consecutivos para confirmar la "tendencia".
Entre 2022 y 2023, Latinoamérica redujo los niveles de inseguridad alimentaria moderada o grave al pasar del 31.4 % al 28.2 % de la población afectada, lo que aún equivale a 187.6 millones de personas, según las Naciones Unidas.
En concreto, fue la única región en descenso en contraste con África (de 57.9 % hasta 58 %), Asia (24.7-24.8 %), Oceanía (24.1-26.8 %) y Norteamérica y Europa (8.5-8.7 %), regiones en las que se mantuvo estable o aumentó ligeramente.
Latinoamérica, además, presentó una caída de la inseguridad alimentaria grave – aquellos que no comen en un día o más – del 11 % al 8.7 %, lo que equivale a 14 millones de personas menos en esa situación.
"Cada persona que sale del escenario del hambre es un triunfo para todos. Pero está claro que si nos referimos a 41 millones de personas que aún pasan hambre en América Latina y el Caribe, 4.3 millones es apenas un 10 %", resalta el subdirector general de la FAO.
Tres "subregiones" desiguales
"Por un lado, la señal, si bien es positiva porque el problema es grave, (también es) de alarma el hecho de que si ves los números de la región, te aparecen tres regiones", alerta Lubetkin, que señala que esa división corresponde a la geografía de la región, sur, centro y Caribe.
El informe de la ONU reveló que la hambruna afectaba específicamente al 5.2 % de la población de América del Sur, al 5.8 % en Mesoamérica y al 17.2 % en el Caribe.
Lubetkin explica que Suramérica "es la que va más arriba y sostiene esa mejora" y que en Centroamérica – Mesoamérica "no hay duda de que hay un gran esfuerzo para tratar de mejorar la seguridad alimentaria, pero también el cambio climático es un aspecto que está golpeando y neutraliza muchos esfuerzos".
Y, resalta, hay "un Caribe que sigue aumentado los niveles de hambre" con países graves como Haití.
"Además de que (la bajada de los niveles) no es homogénea, (está) la gravedad de que siempre hemos hablado que teníamos una América Latina y (otra) caribeña", apunta el directivo de la FAO.
No habría "hambre cero" en 2030, pero sí niveles bajos
A juicio de Lubetkin, si los países "no cambian los ritmos de inversión" y de "profundización de la política hacia la seguridad alimenticia y nutricional, no se llega" al Objetivo de Desarrollo Sostenible de "hambre cero" en 2030, pero a su vez aplaude que las naciones se "están poniendo las pilas" para mejorar esos niveles de hambruna.
"Sin duda van en la dirección positiva, (pero) se va a ritmo muy lento. Y por este camino, claramente, ni América Latina ni menos el mundo llegará en el 2030 a 'Hambre Cero y pobreza cero', si no hay una aceleración", apunta.
Los niveles de hambre se mantuvieron preocupantemente altos en 2023 por tercer año consecutivo, con alrededor de 733 millones de personas subalimentadas de forma crónica en todo el mundo.