La mayoría de esos libros fueron escritos por mujeres, personas de color o miembros de la comunidad LGBTQ+.
Mujer, afroamericana y "queer", la estadounidense DeShanna Neal cumple con los tres rasgos. A ella primero le provocó risa saber que querían prohibir su cuento sobre el proceso de transición de su hija transgénero, pero tras la incredulidad inicial llegó la tristeza: "Cada vez que intentan prohibir libros es como si intentaran borrar las experiencias vividas", cuenta a EFE.
Cuando narró en My rainbow la historia de cómo le cosió una peluca color arcoiris a su hija mayor, Trinity, cuando sentía que su cuerpo de niño no le correspondía y quería tener el pelo largo, no imaginaba que aquel inofensivo cuento pudiera entrar en las cada vez más populares listas de libros prohibidos en EE.UU.
La Florida del gobernador Ron DeSantis, precandidato a la presidencia por el Partido Republicano, lidera la lista de los estados con mayor censura y la temática racial y LGBTQ+ es el principal objetivo.
Las escuelas, campo de batalla
Según el informe America’s Censored Classrooms 2023 de Pen América, este año los congresos estatales introdujeron 110 proyectos de ley considerados "órdenes de mordaza educativa" y diez se convirtieron en leyes que buscan restringir la enseñanza sobre temas como raza, género, historia estadounidense e identidades LGBTQ+.
Para Jeremy Young, director del programa Freedom to Learn de Pen América, en 2023 la situación se ha agravado, con "estrategias nuevas y más insidiosas para silenciar a los educadores".
En abril, Florida aprobó ampliar a todos los grados escolares la polémica ley "No digas gay", que prohíbe hablar en clase sobre orientación sexual e identidad de género.
También en es estado sureño se aprobó este año una de las leyes "más aterradoras", señala Young, la llamada SB266, que extiende el poder del gobierno sobre casi todos los aspectos de la gestión universitaria. Esto hace que los centros no sean "entornos de libertad intelectual, sino focos de autoritarismo y miedo", opina.
La justicia como arma
Los tribunales, tanto los locales como el Supremo, de mayoría conservadora, han contribuido al retroceso de los derechos individuales.
Según la organización Center for American Progress, la Corte Suprema ha emitido este año varias decisiones que "podrían erosionar derechos largamente mantenidos" y "causar un daño duradero" a la democracia.
Entre ellas, el fin de la discriminación positiva en los procesos de admisión de las universidades, que hasta ahora favorecía a las minorías raciales.
Laura Rodríguez, vicepresidenta de asuntos gubernamentales de esa organización, dice a EFE que hay que estar "alerta",, ya que "el país se diseñó para tener tres poderes y el sistema judicial se está usando para tratar de ir alrededor de los otros dos".
Continúa la erosión del derecho al aborto
Después de que en 2022 la Corte Suprema eliminase la protección federal del derecho al aborto y surgieran decenas de leyes para quitarle a las mujeres ese derecho, este año se han seguido dando pasos en esa dirección y actualmente hay restricciones en 21 estados, incluyendo la prohibición total.
Según dice a EFE Ianthe Metzger, portavoz de Planned Parenthood, "los legisladores se sintieron muy envalentonados por la decisión de la Corte Suprema del año pasado y trabajan para aprobar más prohibiciones".
Quieren avanzar hacia el control de medicamentos y también prohibir que las mujeres viajen a otros estados a abortar, como está sucediendo hoy en día, detalla.
Pero ha surgido también este año un movimiento de resistencia que se ha visto en las urnas en estados como Ohio, donde los votantes dijeron sí a proteger en su constitución estatal el derecho a abortar.
El año de la resistencia
En Planned Parenthood lo llaman "la resistencia". En 2023, se promulgaron 35 proyectos de ley sobre derechos al aborto.
En opinión de Young, en educación también se está viendo "una oposición cada vez más grande". Por ejemplo, en Ohio "se produjo una amplia movilización de profesores, líderes universitarios y ciudadanos" contra el intento de aprobar una ley educativa que finalmente fue rechazada.
DeShanna tiene la misma opinión positiva y las mismas ganas de luchar.
Además de afroamericana, mujer y queer, es legisladora en Delaware y hace unos meses introdujo en la Cámara de Representantes un proyecto de ley que protegerá a quienes reciban tratamientos de afirmación de género, así como a los médicos que los brinden.
Paula Escalada Medrano