El arzobispo de Santiago, monseñor Héctor Rafael Rodríguez, afirmó que, con relación a la misión encargada al recién posesionado Consejo Presidencial de Haití, espera pueda encaminar tareas tendentes a apaciguar la crisis, política, social y económica que afecta ese país.

“Las expectativas que tengo con esa misión, es que apacigüe el ambiente tan difícil, que traiga la paz, que traiga el orden y que Haití se convierte en el país, que el pueblo sueña, un país tranquilo y el orden”, proclamó monseñor Rafael Rodríguez, tras el sermón del jueves de Corpus Cristi, en el Estadio Cibao.

Según el predicador católico, Haití es un país trabajador, pero que ha estado bajo el mando de las bandas, que han llegado al extremo de atacar lugares como hospitales y centros educativos.

Ceremonia

Este jueves, miles de creyentes, incluidos funcionarios del Gobierno Central y la municipalidad, se concentraron en el Estadio Cibao para participar de este evento tradicional.

Previo al acto en el estadio, los feligreses caminaron hasta este punto desde el centro urbano de Santiago.

En el sermón por la celebración de Corpus Cristi, el arzobispo de Santiago alertó sobre lo negativo que resulta la predica eucarística sin la práctica en favor de los más necesitados.

“Es contradictorio y abusivo, de parte nuestra, comulgar con Cristo en la más recogida intimidad y no preocuparnos, durante la semana de comulgar con los hermanos de nuestra familia, con nuestros vecinos”, afirmó el arzobispo de Santiago, Héctor Rafael Rodríguez, quien además aconsejó tener cuidado con la celebración de la eucaristía de manera rutinaria.

“También es contradictorio y abusivo compartir el pan eucarístico, ignorando el hambre, de millones seres humanos, privados de pan, de justicia y dignidad”, dijo monseñor Rodríguez.

“Nosotros, en la Iglesia católica, somos celosos. Custodiamos que el sacramento se celebre bien, con dignidad, que no haya chapucerías en la celebración eucarística. Entonces, la iglesia siempre ha protegido, con sumo cuidado, la celebración de la eucaristía frente a determinados abusos que cometemos nosotros mismos”, profirió el arzobispo de Santiago.