El cuadro de la Mona Lisa, de Leonardo da Vinci, ubicado en el museo parisino del Louvre, fue blanco de la puntería de un sujeto que se trasladaba en silla de ruedas y que le arrojó un pastel, de acuerdo con los registros audiovisuales difundidos por Twitter.

La obra en sí, según lo reportado, no sufrió daños, ya que el pastel quedó en el cristal que protege a la obra.

El atacante fue expulsando del Louvre y de inmediato se procedió a limpiar el cuadro que no era atacado desde agosto de 2009, cuando una turista le lanzó una taza de té que se hizo añicos al chocar con el vidrio que lo protege.

Mientras estaba expuesto en el Museo Nacional de Tokio, una mujer usó en 1974 un espray de color rojo para atacarlo, pero tampoco llegó a dañarlo. En 1956 sufrió dos ataques: en el primero, un hombre lanzó ácido al cuadro y logró dañar su parte inferior, y semanas después un pintor boliviano tiró una piedra contra el óleo, provocando un ligero daño. Tras todo ello se redoblaron las protecciones.