Son tantos los haitianos indocumentados que ya están en el país que la Dirección General de Migración (DGM) tiene que establecer prioridades en cuanto a quiénes deportar y a quienes no tomando en consideración los intereses económicos nacionales, así como las repercusiones internacionales.
Las deportaciones deben tener como objetivo prioritario en las zonas urbanas reducir la presencia haitiana en el sector de los servicios y en las zonas rurales su presencia en las cuencas de nuestros ríos y en nuestros parques nacionales.
Por otro lado, no se debe deportar a niños no acompañados, no solo porque en Haití en la actualidad no hay cómo recibirlos, sin que afectaría la imagen internacional del presidente Luis Abinader, lo que dificultaría su labor cuando trata el tema haitiano en las esferas internacionales. La DGM niega que esté deportando niños no acompañados, pero las oficinas de Naciones Unidas aquí y en Haití dicen que lo está haciendo. Enfrentamos un problema de credibilidad y para solucionarlo sugerimos que Conani, que depende de la Vicepresidencia de la República y cuenta con buena imagen, tenga una representación en Dajabón y que el Cesfront, cuando lleguen los deportados, le pida que esté presente y asegure que no haya niños no acompañados. Sacerdotes católicos en Dajabón también podrían ser testigos. Nótese cómo la Corte Internacional de La Haya ha condenado al presidente Putin por estar deportando hacia Rusia a niños ucranianos y esa misma corte ya logró, después de una docena de años, que se apresara y condenara a personas culpables de genocidio en la antigua Yugoslavia. No queremos que ni ahora ni en el futuro se acuse ni remotamente al presidente Abinader de algo parecido. Se dirá que exageramos, pero más vale precaver que remediar.
Tampoco debemos meter en “la camiona” a ciudadanos afroamericanos, confundiéndolos con haitianos. Ya la embajada norteamericana se quejó públicamente lo que, según escuché en Palacio, provocó la cancelación de 40,000 visitas turísticas. Es fácil preguntar a los colocados en “la camiona” si son americanos y ponerlos en contacto vía celular con alguien que hable inglés para aclarar su condición. Migración alega que solo ocurrió un caso cuando tarde en la noche en un bar fueron metidos en “la camiona” haitianos que estaban acompañados por una americana. Creíamos que se había llegado a un acuerdo entre el gobierno dominicano y el haitiano de que no habría deportaciones nocturnas, pero aparentemente la DGM no lo respeta.
En cuanto a la renovación de permisos de residencia también deben establecerse prioridades. La Unión Europea tiene un programa de “comercio justo” para el guineo bajo el cual, después de inspeccionar nuestras fincas y comprobar que los obreros haitianos están documentados, expide una autorización para que el exportador dominicano reciba mejor precio por su producto. Si todos los permisos están vencidos, como luce ser en la actualidad, se corre el riesgo de que el productor reciba menor precio por sus exportaciones.
Tenemos el caso del Central Romana donde el gobierno norteamericano prohibió su exportación de azúcar a Estados Unidos, alegando que obreros en sus bateyes temían salir de los mismos porque sus permisos no habían sido renovados. Ya el presidente Abinader el 27 de febrero sugirió la mecanización del corte de la caña y podría existir un acuerdo, un quid pro quo, bajo el cual Migración priorice la renovación o el otorgamiento de permisos temporales a cambio de un incremento en el tonelaje de caña que se corta de forma mecanizada, para así utilizar menos haitianos.