Aquel día de noviembre de 2015 fue a buscar agua al río cuando dos hombres la atacaron por la espalda, la golpearon y le pusieron un cuchillo en el cuello. Violada por uno de ellos, quedó embarazada.
Pero cuando le dijeron que estaba embarazada, el mundo se le vino encima: "Fue un choque psicológico, emocional. Era algo que yo no había planificado o deseado, no quería. Sentí rechazo hacia mí".
Pero los médicos le advirtieron que la denunciarían si se sometía a un aborto, castigado con penas de entre 3 y 10 años de cárcel.
Honduras es uno de los seis países del continente (con El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Haití y Surinam) donde el aborto está prohibido aunque haya malformación del feto, violación sexual o peligro de vida de la mujer. Hasta hace poco tampoco era permitida la pastilla anticonceptiva de emergencia en el país.
"Una marca imborrable"
Fausia entonces tenía dos hijos, una pareja y un hogar en una comunidad. Pero las amenazas y hostigamientos contra ella y su familia los llevaron a mudarse diez veces y emigrar a la ciudad, cuenta sollozando. Su casa, incluso, fue saqueada y destruida.
Forzada a una maternidad no deseada, el parto fue muy duro, dice. "En el quirófano yo lloraba. Luego me obligaron a amantar ya que la besara (a la bebé) y yo no lo quería hacer", manifiesta.
"Si hubiera tenido la oportunidad de poderlo interrumpir lo hubiera hecho, porque es algo que (…) rotundamente cambió mi vida… es una marca imborrable", afirma.
Una vez intenté ahorcarse, pero la silla se dio vuelta y se cayó. En ese momento llegó uno de sus hijos y lo impidió. "Pensé varias veces en suicidarme por el rechazo que sentía, por el dolor, por el sufrimiento", relata.
No quiere hablar de lo que pasó con el niño.
En 2017, logró que los agresores fueran detenidos pero unos meses después de que los liberaron. "La primera barrera que me encontré es el hecho de que no me creían; la segunda, que no era una adolescente, sino una mujer con hijos", comenta.
Con la ayuda del CDM y de la oenegé internacional Centro de Derechos Reproductivos (CDR), Fausia relanzó su caso en 2018. Pasaron ocho años desde la violación hasta que la justicia declaró culpables a los agresores. Pero la sentencia no está en firme, aún admite recursos de apelación.
"La marea verde"
Según la Secretaría de Salud (2022), en Honduras cada día tres niñas menores de 14 años son forzadas a mantener embarazos ya ser madres producto de violaciones.
"Buscamos justicia y reparaciones para Fausia, pero estamos pidiendo al comité (de derechos humanos de la ONU) que le exija a Honduras acabar con esa prohibición" que vulnera derechos de las mujeres, declara a la AFP Catalina Martínez, vicepresidenta para América Latina y el Caribe del CDR, con sede en Bogotá.
Martínez explica que el caso de Fausia puede tardar unos tres años en resolverse, pero tiene una "dimensión global relevante".
"El impacto que tendrá en América Latina será muy grande" porque sentará jurisprudencia y será un referente para la justicia, subraya.
El aborto es legal en Argentina, México, Colombia, Uruguay y Cuba. "La marea verde seguirá creciendo", agrega Martínez al referirse al color que simboliza la lucha por el derecho al aborto.
Con la mano donde lleva amarrado un pañuelo verde sobre el expediente titulado Fausia vs. Honduras, Fausia dice estar consciente del reto de cambiar la prohibición del aborto, blindada en la Constitución de Honduras.
"La justicia tardía en mi país me obliga a acudir a una instancia internacional (…) para que ninguna otra mujer en Honduras se enfrente a lo que yo pasé", concluye.