“Haití no puede esperar más” y aunque República Dominicana está convencida de que la única respuesta sostenible a sus problemas “debe venir de los haitianos”, la comunidad internacional “debe actuar ahora” para evitar que la situación de ese país se “desborde por completo” y ofrecer la ayuda que esa sociedad espera, planteó el ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, en su discurso de orden en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York.

Como dijo el presidente Luis Abinader el año pasado en ese mismo auditorio,  recordó el canciller, “República Dominicana reitera su convicción de que la única respuesta duradera y sostenible a la crisis haitiana debe venir de los haitianos”.

El ministro explicó que la violencia “ha creado una profunda fragmentación social que no permite la más elemental cohesión" y a la par "los haitianos esperan con desesperanza la tardada ayuda de la comunidad internacional”.

Asimismo, expuso que, a “pesar de las dificultades para llegar a acuerdos, abogamos y deseamos que así sea y esperamos que se encaminen por el sendero requerido para que la sociedad haitiana logre el consenso necesario para superar tan grave situación”.

Enfatizó en que, para alcanzar ese objetivo, “la colaboración internacional es vital si queremos llevar la estabilidad y tranquilidad al pueblo de Haití, a sus vecinos y a la región. Ese es nuestro único interés”.

Así como ha expresado la oficina de la ONU para Haití, dijo Álvarez, “quisiera reiterar que las bandas criminales han aumentado su poder de asfixia en Puerto Príncipe y todo indica que la Policía Nacional de Haití (PNH) no tiene la capacidad para contener las mismas”.

PNH sin capacidad de garantizar el orden y someter las pandillas

Durante su alocución, también precisó que “es responsabilidad de las autoridades haitianas controlar y poner término a las acciones de las bandas que están generando los crímenes tan atroces que podríamos calificar como de lesa humanidad”, pero debemos “quitarnos la venda y admitir que la policía haitiana, por sí sola, no va a desarrollar la capacidad para garantizar el orden y someter las pandillas”.

Álvarez saludó que el Consejo de Seguridad extendiera el mandato de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH) hasta julio del 2023 y que incluyera la creación de una división para ocuparse de la violencia sexual y de género, una de las manifestaciones más aberrantes en este entorno de violencia.

Ante este escenario, advirtió que los resultados esperados de la BINUH están supeditados a lograr que los haitianos alcancen un acuerdo nacional como punto de partida para combatir y neutralizar a las bandas, y en segunda instancia, asegurar la celebración de las elecciones tan pronto como las circunstancias lo permitan.

Puntualizó que para implementar ese necesario proceso, la acción de la ONU debe apoyarse en la resolución del Consejo de Seguridad 2645 del 2022, que “nos coloca a la puerta de tomar las decisiones más pertinentes para evitar que la situación en Haití desborde por completo los cauces normales”.

Citó que, tal como plantea esa resolución, tan pronto como las condiciones de seguridad lo permitan, es preciso que todas las partes interesadas lleguen a un acuerdo político urgente, dirigido por los haitianos, con vistas a organizar elecciones legislativas y presidenciales con la participación plena de la población, en especial de las mujeres, de la juventud y de la sociedad civil.

Álvarez hizo un recuento de varios momentos de la historia reciente que muestran que la sociedad haitiana sí tiene capacidad para unirse y actuar en momentos difíciles.

Refirió como ejemplo el derrocamiento de la dictadura en 1986 y la reacción al desastre creado por el terremoto del 2010.

Recordó que ante ese terremoto, toda la población haitiana se unió y de manera solidaria se movilizó en apoyo y rescate de sus vecinos. Asimismo, el mundo entero se activó y acudió a socorrer a Haití, remarcó.

"Por supuesto -apuntó al respecto-, el pueblo dominicano se hizo presente inmediatamente de forma masiva, en socorro de los vecinos haitianos".

Expuso que no solamente frente a las catástrofes naturales, sino que también en 1986 predominó el civismo y toda la población haitiana se unió para frenar la dictadura que perduró por más de dos décadas; o sea que, el pueblo haitiano cuenta con experiencias históricas para unirse y afrontar las adversidades.

Hoy, la situación es dramáticamente diferente, consideró Álvarez. Ante la inhabilidad de las autoridades de establecer el orden y garantizar la seguridad ciudadana, la población haitiana se siente abandonada a su propia suerte, por el miedo generalizado que paraliza a una gran parte de la población, particularmente en Puerto Príncipe.

Discurso del Ministro de Relaciones Exteriores de la República Dominicana,

S.E. Roberto Álvarez, ante la 77ma. Asamblea General de las Naciones Unidas.

21 de septiembre de 2022.

 

 

“UN MOMENTO DECISIVO: SOLUCIONES TRANSFORMADORAS PARA RETOS INTERCONECTADOS”

 

Excelentísimo Señor Csaba Körösi;

 

Presidente de la 77ma. Asamblea General de las Naciones Unidas;

 

Excelentísimo Señor António Guterres;

 

Secretario General de las Naciones Unidas;

 

Excelentísimos Señores Jefes de Estado y de Gobiernos;

 

Excelentísimos Ministros de Relaciones Exteriores;

 

Honorables Jefes de delegación:

 

Señoras y señores

 

Inicio mi intervención, expresando las excusas de nuestro Presidente, Luis Abinader quien, por razones inesperadas causadas por el huracán Fiona que ha afectado severamente a varias provincias del país, se vio imposibilitado de poder participar en este importante debate general

 

Luego, no puedo continuar sin antes expresar nuestras condolencias al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, así como a los miembros y observadores de la Mancomunidad de Naciones por el fallecimiento de Su Majestad la Reina Isabel II; su ejemplo de dedicación al servicio público será recordado por siempre.

 

Después de un doloroso intervalo, que dejó como saldo millones de víctimas, de nuevo nos encontramos en este magno escenario, dado que, gracias a la ciencia, hemos logrado superar los peores efectos del COVID19.

 

Pero ¿Quién habría presagiado que en pleno siglo XXI, el fantasma de la guerra asolaría de nuevo a Europa?

 

Ha sido una prueba dura y ojalá que aprendamos las lecciones que nos preparen mejor para los desafíos del futuro.

 

Se trata de situaciones evitables si hubiera la voluntad de trabajar de manera mancomunada para encontrar respuestas a los acuciantes problemas que enfrenta la humanidad. Ya deberíamos tenerlo claro, porque en el marco de un mundo globalizado, no hay fronteras para los efectos de las epidemias, los conflictos y la violencia.

 

Precisamente por ser el nuestro un mundo tan entrelazado, objetivos de largo alcance requieren siempre, tal como acertadamente queda expresado en el lema de este período de sesiones de la Asamblea General, “Soluciones transformadoras para retos interconectados”.

 

Es esencial reconocer que esta organización necesita reformas importantes que la sacudan de la comodidad con que viene operando. Hay que resaltar que lo importante para nuestros países es consolidar un multilateralismo renovado.

 

Como parte de una reforma sustantiva se debe otorgar mayor potestad y participación a la Asamblea General, a fin de reducir los excesos en el uso del veto en el Consejo de Seguridad, especialmente cuando se trata de temas que involucran la violación de derechos humanos y el apoyo a la asistencia humanitaria.

 

Otro tema apremiante es el cambio climático y sus devastadores efectos que plantean la necesidad de un principio activo de solidaridad con quienes tienen menos posibilidades de enfrentarlo eficazmente.

 

Dada la condición de isla, nuestro país está presto a hacer propuestas concretas, en el contexto de la 27ma Conferencia anual de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27). Naturalmente, nuestras posiciones, inscritas en el marco de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, exigen que los países que más contribuyen al calentamiento global deben mantener en sus agendas un necesario mecanismo de cooperación con los que más sufren los efectos del Cambio Climático, y por esto aspiramos a un mayor compromiso con el financiamiento para la adaptación y mitigación ante esta crisis.

 

Señor Presidente;

 

Países pequeños como el nuestro están incrementando significativamente sus programas de educación, sacrificando otros aspectos esenciales para el desarrollo.

Por esa razón, atribuimos particular importancia a la Cumbre «Transformar la educación», a la creación de la oficina de la ONU para la Juventud y al «Día de la Movilización» de la juventud. Nuestro país, cuenta con una población joven que representa un 70%. Creemos en su participación significativa, plena e igualitaria en la toma de decisiones.

Hoy la humanidad requiere resultados que favorezcan la paz y eviten nuevos conflictos, especialmente aquellos que impliquen un peligro para la existencia misma del planeta. Por eso, República Dominicana apoya la total eliminación de las armas nucleares y como prueba de ello, estaremos depositando en el día de mañana el instrumento de ratificación del Tratado sobre Prohibición de las Armas Nucleares.

 

Dentro de ese proceso de compromiso con el multilateralismo y de mayor presencia en el concierto de organismos internacionales, nuestro país está postulando a una posición dentro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU para el período 2024-2026. Es nuestra legítima aspiración de formar parte de ese consejo por primera vez y para ese fin, esperamos contar con el respaldo de esta comunidad de naciones.

 

Señoras y señores:

 

El siglo XXI ha traído muchos hechos positivos para mejorar las condiciones de vida de toda la humanidad, pero, desgraciadamente, eventos como la invasión de Ucrania por parte de Rusia, ha creado, no solamente desconcierto, por las pérdidas de vidas humanas, sino también un peligroso agravamiento del hambre en diversas regiones, muchas de estas completamente alejadas de este conflicto.

 

Por ser Rusia y Ucrania los principales productores mundiales de cereales y abono, ese conflicto ha puesto en peligro la distribución mundial de esa importante fuente alimenticia, sin hablar de cómo está afectando a Europa la escasez de combustibles, del cual Rusia es uno de los principales suplidores.

 

Señor Presidente;

 

Saludamos que el Consejo de Seguridad, extendiera el mandato de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH) hasta julio del 2023 y que incluyera la creación de una división para ocuparse de la violencia sexual y de género, una de las manifestaciones más aberrantes en este entorno de violencia.

 

Los resultados esperados de la BINUH están supeditados a lograr que los haitianos alcancen un acuerdo nacional como punto de partida, para combatir y neutralizar a las bandas, y en segunda instancia, asegurar la celebración de las elecciones, tan pronto como las circunstancias lo permitan.

 

Lamentablemente, esa dinámica no ha prosperado y, en ese orden, República Dominicana considera que los esfuerzos de estabilización en Haití tienen que estar enfocados, lo hemos repetido numerosas veces, en la pacificación inmediata y en el diálogo político como únicas vías adecuadas para enfrentar la violencia y el caos.

 

Así como lo ha expresado la Representante Especial del Secretario General para Haití, yo quiero reiterar que las bandas criminales han aumentado su poder de asfixia en Puerto Príncipe y todo indica que la Policía Nacional de Haití (PNH) no tiene la capacidad para contenerlas.

 

Es responsabilidad de las autoridades haitianas controlar y poner término a las acciones de las bandas que están generando crímenes tan atroces que podríamos calificarlos como de lesa humanidad. Debemos quitarnos la venda y admitir que la Policía haitiana, por sí sola, no va a desarrollar la capacidad para garantizar el orden y someter a las pandillas.

 

Para implementar ese necesario proceso, la Resolución 2645 (2022) del Consejo de Seguridad nos coloca a la puerta de tomar las decisiones más pertinentes para evitar que la situación en Haití desborde por completo los cauces normales.  Los párrafos operativos de dicha Resolución adquieren vigencia real y por eso quiero resaltar los siguientes:

 

Primero. – La necesidad de prohibir sin tardanza, la transferencia y el tráfico ilícito de armas pequeñas, armas ligeras y municiones a todo aquel que participe o apoye actos de violencia de bandas, actividades delictivas o abusos de los derechos humanos en Haití;

 

Segundo. – La importancia de adoptar las medidas apropiadas que incluyan la congelación de activos o la prohibición de viajar de quienes participan en la promoción del estado de violencia y terror imperante en Haití y que afecta a toda la región;

 

Tercero. – Que se adopten, con la urgencia que ameritan, las acciones que debe presentar el Secretario General, para, tal como lo estipula el párrafo 10 de dicha Resolución, “mejorar el apoyo en materia de seguridad a los esfuerzos de la Policía Nacional haitiana, para combatir los altos niveles de violencia”.

 

Cuarto. – Es preciso que todas las partes interesadas lleguen a un acuerdo político urgente dirigido por los haitianos, con vistas a organizar elecciones legislativas y presidenciales con la participación plena de la población, en especial de las mujeres, la juventud y la sociedad civil.

 

En ese sentido, consideramos importante respaldar firmemente lo expresado por el Secretario General Antonio Guterres en su entrevista a la televisión francesa el pasado 18 de este mes, de que resulta imprescindible ocuparse de la seguridad en Haití y que, mientras se consolida la ayuda a la capacitación de su policía, es necesaria una fuerza robusta, capaz de recuperar la paz y poner fin a la violencia desatada por las bandas armadas, infiltradas por el poder político y económico.

 

Señoras y señores:

 

En reiteradas ocasiones nos hemos hecho la siguiente pregunta, ¿Cuál ha sido una catástrofe mayor para el pueblo haitiano, el terremoto de 2010 que devastó a Puerto Príncipe y que causó la muerte de unas 220,000 personas, incluyendo 102 funcionarios de las Naciones Unidas, o la situación actual, que puede definirse como un conflicto de baja intensidad?

La respuesta, no me cabe duda alguna, es que a pesar del horrible sufrimiento causado por el terremoto, la situación actual es más desesperante para el pueblo haitiano.

En el 2010, ante el terremoto, toda la población haitiana se unificó y de manera solidaria se movilizó en apoyo y rescate de sus vecinos. Asimismo, el mundo entero se activó y acudió a socorrer a Haití. Por supuesto, el pueblo dominicano se hizo presente inmediatamente de forma masiva, en socorro de nuestros hermanos haitianos.

Pero no solamente frente a las catástrofes naturales, también en 1986 predominó el civismo y, toda la población se unió para frenar la dictadura que perduró por más de dos décadas; o sea que, el pueblo haitiano cuenta con experiencias históricas para unirse y afrontar las adversidades.

Hoy, la situación es dramáticamente diferente. Ante la inhabilidad de las autoridades de establecer el orden y garantizar la seguridad ciudadana, la resiliente población haitiana se siente abandonada a su propia suerte, por el miedo que paraliza a una gran parte de la población.

La violencia ha creado una profunda fragmentación social, que no permite la más elemental cohesión. Por su parte, los haitianos esperan con desesperanza la tardada ayuda de la comunidad internacional.

Como dijo el Presidente Abinader el pasado año frente a este auditorio “Haití no puede esperar más”.

 

¡Debemos actuar con responsabilidad y se debe actuar ahora!

 

República Dominicana reitera su convicción de que, la única respuesta duradera y sostenible a la crisis haitiana debe venir de los haitianos”.

 

A pesar de las dificultades para llegar a acuerdos, abogamos y deseamos que así sea y, esperamos que se encaminen por el sendero requerido para que la sociedad haitiana logre el consenso necesario para superar tan grave situación.

 

Para alcanzar este objetivo, la colaboración internacional es vital, si queremos llevar la estabilidad y tranquilidad al pueblo de Haití, a sus vecinos y a la región.

Ese, es nuestro único interés.

 

Distinguidos delegados;

 

La República Dominicana fue firmante de la Carta de las Naciones Unidas en 1945, y sigue cumpliendo su compromiso con el mismo sentido de responsabilidad con el que lo ha hecho durante 77 años. Hemos sido partícipes de históricas decisiones y resoluciones generadas por esta Asamblea General.

 

Pueden estar seguros que nuestro país seguirá asumiendo la parte que le corresponde en el concierto de las naciones y estará presta para seguir aportando al fortalecimiento de las Naciones Unidas, instrumento que sigue siendo decisivo para el mantenimiento de la paz y seguridad mundial.

 

Muchas gracias.