El polémico obispo Víctor Masalles confirmó su rechazo a la homosexualidad, aunque reveló que tiene amigos homosexuales, a los que "quiero mucho" -dijo-, pero explicó que sería incorrecto "bendecir el pecado" en el cree que estos se encuentran por no arrepentirse de su condición ni intentar cambiar, y sostuvo que sería lo mismo si accediera a bendecir un prostíbulo porque "es un negocio bueno y la gente sale contenta de ahí".

En una entrevista con el canal de Youtube "La Fe de la Iglesia", cuyo responsable asimismo se fue contra la Iglesia católica que defiende posiciones que denominó "mundanas y carnales", el obispo Masalles también aludió a su reciente condición de religioso "emérito" y atacó por ello al titular del Arzobispado de Barcelona, el cardenal arzobispo Juan José Omella.

Quien se destaca contra la despenalización del aborto y la ideología de género, sostuvo que su reciente carta de renuncia a Baní fue redactada por el propio cardenal de Barcelona, lugar de España al que anunció que había sido invitado por Omella para "colaborar en su diócesis", pero después fue sonoramente desmentido.

Masalles defiende que el ambiente en República Dominicana estaba «muy enrarecido» cuando renunció a Baní y que a nivel mundial la "agenda del modernismo que se va expandiendo” se ha tomado la iglesia Católica, incluida la Oficina de la Doctrina del Vaticano, que emitió un documento que faculta bendecir, además de a los homosexuales, a las parejas que no están casadas.

El pasado 18 de diciembre el papa Francisco tomó la decisión sin precedentes al autorizar las bendiciones a parejas homosexuales que, aunque están lejos de equipararse al matrimonio –y en eso el Vaticano es taxativo–, sí muestran una evolución y una apertura frente a la anterior posición oficial de la Iglesia, que sostenía que no podía “bendecir el pecado”.

El único vínculo que tiene Masalles con Barcelona es que nació en esta ciudad en 1961 de padres catalanes, pero con cuatro años de edad su familia emigró a la República Dominicana. Realizó toda la formación y carrera eclesiástica en este país y no consta ninguna relación pastoral con las diócesis catalanas durante todos estos años.

En la misma entrevista, el prelado señala que fue «invitado a renunciar» para ir a Barcelona «y después ni Barcelona ni nada y quedé fuera" y, pese a sostener que "no puedo decir que fue por algo, porque ni siquiera sé por qué fue, pero ahora soy emérito a los 62 años", se identificó entre las víctimas de la corriente de la iglesia que -apuntó- ha condenado a otros sacerdotes y obispos, y que mal aconsejan al papa Francisco, a quien definió como "un hombre serio" rodeado de quienes "no lo ayudan a transparentar a la iglesia".

Esos colaboradores papales, opinó, "no quieren destruir a la iglesia, sino más bien adueñarse de ella".

La Santa Sede hizo público el pasado 12 de septiembre que el papa Francisco había aceptado la renuncia del obispo dominicano de origen catalán como obispo de Baní.

Tres meses después y ya fuera de Barcelona, el obispo desvela ahora algunos detalles sobre esas «situaciones no esperadas» que dijo le obligaron a volverse a República Dominicana con una mano delante y otra detrás.