Monseñor Víctor Masalles, el controvertido obispo de Baní hasta el pasado martes, día que recurrió a sus cuentas en las redes sociales para anunciar su renuncia a esa diócesis dominicana, mantiene silencio desde entonces y no ha encarado en ellas la acusación de pecador por la mentira que se le achaca de que dimitió porque el cardenal Omella, presidente del Episcopado de España, lo quiere junto a él en Barcelona.

El Arzobispado de Barcelona no conoce que su titular, el cardenal arzobispo Juan José Omella, invitara al obispo de origen catalán Víctor Masalles a trabajar con él en la capital catalana y que exista alguna amistad entre ambos.

El Episcopado catalán ha dicho a medios de prensa católicos que nada sabe del traslado anunciado por Masalles y ni siquiera ha confirmado que este conozca, aunque sea de vista, al cardenal Omella.

En las mismas redes sociales Twitter y Facebook en las que el obispo anunció su renuncia y dijo que esta le fue requerida para poder aceptar el llamado que aseguró le hizo el cardenal para viajar a Barcelona y quedarse allí junto a él a trabajar, no hay nada posterior al día martes 12 que encare las versiones que dicen que no es verdad lo que anunció.

Mientras tanto, otros diarios católicos han vuelto a confirmar en las última horas que el presidente del Episcopado de España y también jefe de la Iglesia católica de Barcelona no tiene al ahora ex obispo de Baní entre sus futuros colaboradores en Cataluña, donde Víctor Masalles nació hace 62 años y por lo mismo se le conoce como dominicano de origen catalán, además de férreo crítico del aborto, de las tres causales, de la libertad de género y ferviente acogedor de otras de las tesis más conservadoras.

El último en publicar el desmentido de la curia catalana fue el diario católico digital Vida Nueva, de México, que bajo el título "El obispo catalán 'jubilado' de República Dominicana: ni amigo de Omella ni fichaje para Barcelona".

La publicación recuerda que Víctor Masalles difundió "su verdad" inmediatamente después de que el Vaticano oficialmente le aceptara la renuncia y no mencionara por qué la pidió un purpurado sin tener la edad en la que los sacerdotes están obligados a hacerlo, lo que sugiere más bien una destitución.

Según ha podido confirmar ‘Vida Nueva’, la renuncia de Víctor Masalles a la diócesis dominicana de Baní no está motivada por un encargo pastoral del presidente del Episcopado español.

“Luego de un proceso de discernimiento, a raíz de una invitación del cardenal Omella, arzobispo de Barcelona, a colaborar en su diócesis, decidí aceptar el desafío, junto a los retos que representa”. Con este mensaje en redes sociales, Víctor Masalles justificaba el pasado martes su renuncia como obispo de Baní, diócesis de República Dominicana, creada por Juan Pablo II en 1986 y que cuenta con cerca de 800.000 habitantes.
“Me siento muy agradecido por la acogida que me ofrece el Sr. Cardenal”, exponía además el prelado de origen catalán, que añadía que “la renuncia a Baní era un requisito para poder aceptar la invitación a colaborar en Barcelona, y se hizo con el visto bueno del papa Francisco que yo asumiese este compromiso”. Es más, incluso sostiene que “buscó siempre estar en el lugar que entiendo que Dios quiere y que la Iglesia me requiere”.

Vínculo nulo

Sin embargo, según ha podido confirmar Vida Nueva, a Masalles ni se le ha requerido ni se le espera en la capital catalana. Fuentes del arzobispado de Barcelona desmienten que haya un vínculo de amistad entre y el presidente del Episcopado español.

De la misma manera, también niegan que se le haya fichado para responsabilidad pastoral alguna. De hecho, a Masalles no se le considera un obispo misionero, en tanto que, si bien nació en la Ciudad Condal, no ha tenido un vínculo afectivo vocacional directo con la Iglesia local.

Y es que, en estos días, se ha llegado a especular con la posibilidad de que su renuncia se hubiera producido para nombrarle obispo de alguna diócesis catalana. Desde la Conferencia Episcopal Tarraconense desmienten de forma categórica este extremo. Es más, de haber sido así, recuerdan que la Santa Sede habría comunicado inmediatamente su cese en su actual diócesis y el nombramiento en su lugar de destino, un hecho que no ha sucedido ni está en la agenda eclesial.

Así pues, quedarían abiertas tanto las razones por las que ha tenido lugar la salida precipitada de Masalles, que tiene 62 años, de República Dominicana, como su misión pastoral a partir de ahora.