El Obispo Primado de la Iglesia Episcopal, Michael Curry, abogó por el ceso de fuego en Gaza, para que se ponga fin a la matanza de personas inocentes.

El obispo episcopal expresó que su llamado es al amor, ante la muerte de más de 10 mil personas, 4 mil de ellas que niños.

El clérigo también dijo que no se debe guardar silencio ante lo que está ocurriendo en Gaza.

A continuación el mensaje íntegro del obispo Curry:

Quizás me conozcan como el pastor que siempre habla del amor, y lo soy. Pero hoy estoy consciente de que la urgencia del amor —un amor verdadero y sacrificado que respeta a toda la humanidad— no es sólo un buen sentimiento y no resulta fácil.

Estamos llamados a un amor que exige mucho de nosotros. Estamos llamados a un amor que dice la verdad.

Hoy levanto mi voz por amor porque más de 10.000 personas han muerto en Gaza, entre ellas más de 4.000 niños.

La violencia es horrible y la geopolítica es compleja, pero mi llamado al amor es simple: que cese la matanza. Que cese del todo. Que cese hoy.

No guardaremos silencio mientras a toda una población se le niega los alimentos, el agua, la electricidad y el combustible necesarios para el funcionamiento de los hospitales. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras miles de civiles mueren.

Nuestros asociados en la región nos dicen que viven aterrorizados, que sienten que han muerto incluso en vida. Sienten que la comunidad internacional está aprobando tácitamente la matanza de civiles y el bombardeo de escuelas, hospitales y campos de refugiados.

Quedarnos callados en este momento sería una mancha en nuestras almas y profundizaría nuestra complicidad.

Los dirigentes de Estados Unidos deben decirle a Israel que cese de bombardear zonas civiles y permita el acceso para que toda la ayuda humanitaria entre sin restricciones en Gaza.

Todo ser humano hijo de Dios, palestino e israelí, merece seguridad y protección. Necesitamos que cese la matanza.

La venganza no traerá de vuelta a los muertos. Las represalias no repararán los daños y perjuicios. Estamos llamados a amar incluso, y especialmente, cuando parece imposible.

Debemos impedir que maten a los próximos 10.000. Como episcopales, debemos pedir a nuestros líderes (al presidente Biden, a los miembros del Congreso y a otros) que digan de manera inequívoca que debe cesar la matanza. Hoy. Esto es claramente lo que el amor exige de nosotros.