El informe “Los mercados criminales en Haití: mapeo de tendencias en armas de fuego y tráfico de drogas”, publicado recientemente por la Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas (UNODC, por sus siglas en inglés), reporta que el territorio dominicano es uno de los ejes del tránsito ilegal de armas a las pandillas del vecino país y también de drogas.

Esta nueva evaluación sobre el alcance, la escala y la dinámica del tráfico de armas de fuego y drogas en Haití, incluidas las fuentes, las rutas, los vectores y los destinos, se basó en información publicada y no publicada y en 45 entrevistas realizadas por la UNODC con representantes del gobierno haitiano, agencias bilaterales y multilaterales, expertos en la materia y la sociedad civil haitiana.

El informe de 47 páginas arranca apuntando a las leyes flexibles para la compra de armas en EEUU como la causa de que esa nación se convirtiera en la principal fuente de su tráfico ilegal hacia Haití, país caribeño que vive desde hace dos años una agudización de su crisis política, social y económica, con presencia de cada vez mejor armadas bandas armadas de pandilleros con gran potencial para expandir aún más sus tentáculos.

“La principal fuente de armas de fuego y municiones en Haití se encuentra en los Estados Unidos y, en particular, en Florida. Las pistolas populares que se venden por US$400-500 en puntos de venta de armas de fuego con licencia federal o en ferias privadas de armas en los EEUU se pueden revender por US$10,000 en Haití”, se lee en el documento.

Se explica que esta red incluye miembros de la diáspora haitiana en EEUU, quienes admiten que “las AR15 y los Galil suelen tener una mayor demanda de las pandillas, lo que les otorga precios más altos”.

Un AR15

En el informe se reitera que “las armas se adquieren con frecuencia a través de testaferros en los estados de los EEUU con leyes de armas más laxas y menos restricciones de compra. Una vez adquiridas, las armas de fuego y las municiones se transportan a Florida, donde se ocultan y se envían a Haití”.

“Los envíos pueden ensamblarse y entregarse en contenedores directamente desde los puertos del sur de la Florida, con artículos ocultos dentro de productos de consumo, equipos electrónicos, forros de prendas, alimentos congelados o incluso los cascos de los cargueros. A su llegada a Haití, incluidos los principales centros como Port -de-Paix y Puerto Príncipe, la carga se descarga y pasa a los usuarios finales a través de una serie de intermediarios”, indica el informe.

De acuerdo a datos de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional, una unidad del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), hubo un sensible aumento en el tráfico de armas de fuego de Florida a Haití entre 2021 y 2022.

“Un portavoz describió la recuperación de armas cada vez más sofisticadas, incluidas rifles de francotirador calibre .50, rifles .308 e incluso ametralladoras alimentadas por correa destinadas a puertos haitianos. Estados Unidos ha relacionado el aumento del ritmo de compras con las actividades de pandillas en Puerto Príncipe y sus alrededores”, se reitera.

Entrada por República Dominicana

Al detallar los mecanismos de entrada ilegal de armas de alto calibre a territorio haitiano, la UNODC señala que “la mayoría de las armas de fuego y municiones nuevas que ingresan a Haití se introducen de contrabando en el país ilegalmente por tierra, aire y, con mayor frecuencia, por mar”.

Dentro de esta dinámica está el ingreso a Haití por República Dominicana, que comparten la frontera terrestre de la isla.

Haina

“Los informes de los medios y las entrevistas con los funcionarios de aduanas haitianos sugieren que las armas pueden transitar primero por puertos clave en Santo Domingo, como Haina, antes de ser enviados a través de los cruces fronterizos hacia Haití, incluso desde Jimaní, Comendador y Elías Piña”, se detalla.

Destaca que “solo los funcionarios en el puerto de Haina supuestamente incautaron más de 112,000 unidades de armas de fuego y municiones” en los primeros seis meses de 2022, la mayoría de ellas provenientes de EEUU”.

Este tráfico terrestre, se explica en el informe, suele hacerse ocultando las armas “con productos alimenticios como frijoles, harina y arroz”.

“Se han incautado armas de fuego y municiones en los cruces fronterizos, incluidos Pedernales y Dajabón en República Dominicana y Belladère, Malpasse y Codevi; y la zona libre de impuestos en Ouanaminthe en Haití”.

“El alcance del tráfico transfronterizo parece estar relacionado con el alcance de la presencia policial y aduanera, así como por el control de pandillas. Por ejemplo, Malpasse registró recientemente una disminución en el volumen de transacciones transfronterizas debido a la actividad de pandillas, lo que resultó en un aumento de bienes ilícitos desviados a través de Belladère”, apunta el informe de la agencia de las Naciones Unidas.

La ONU detalla los serios desafíos de pandillas, armas y drogas, y emite una serie de advertencias incluidas en este informe:

▪ Armas de fuego y municiones cada vez más sofisticadas y de alto calibre están siendo traficadas hacia la nación caribeña destrozada por la crisis.

▪ Haití sigue siendo un punto de transbordo para la cocaína con destino a EEUU desde Colombia y el cannabis desde Jamaica.

▪ Las agencias de policía, aduanas y guardacostas de Haití siguen siendo demasiado pequeñas, tienen una capacitación desigual y carecen de los recursos necesarios para brindar seguridad o patrullar sus porosas fronteras terrestres y marítimas. Si no se controla, el deterioro de las crisis en cascada se desestabilizará aún más y podría extenderse a otros países de la región, advierte la ONU.

El repetido diagnóstico de rigor

La inestabilidad crónica de Haití, que se profundizó después del asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio de 2021 , ya está contribuyendo al aumento de los precios de los alimentos, el aumento del hambre, los peligrosos brotes de cólera, la profundización de la pobreza, el colapso del sistema de salud y el gran éxodo migratorio.

“Años de inversión en recuperación y desarrollo se están desmoronando”. “La violencia organizada se está desplegando como una estrategia bien definida por parte de las pandillas y sus patrocinadores para someter a las poblaciones y expandir el control territorial”, dice el informe.

Esta situación en Haití ni siquiera se estabiliza, continúa deteriorándose y sus instituciones de seguridad y desarrollo se desintegran. A este paso, alerta, “se requerirá una respuesta internacional significativa, que incluya asistencia de socorro a gran escala y una operación de estabilización o de apoyo a la paz”.

Entre 150 y 200 bandas criminales

Haití enfrenta muchos desafíos a la seguridad que impactan sus fronteras y también ponen en riesgo a su población, reseña y estima que entre 150 y 200 bandas criminales fuertemente armadas están atacando puertos, carreteras, infraestructura crítica, oficinas de aduanas, comisarías, juzgados, prisiones, negocios y vecindarios.

“Prácticamente todas las métricas de inseguridad, desde homicidios, violencia sexual y secuestros hasta el asesinato de policías y la migración fuera del país, tienen una tendencia al alza”, evaluó esta dependencia de la ONU.

El informe dice que una encuesta reciente, encargada por una organización con sede en Puerto Príncipe, muestra que los haitianos ya no se irritan ante la idea de una fuerza internacional y alrededor del 70% apoya la asistencia de seguridad externa, especialmente aquellos que viven en áreas controladas por pandillas.

Aun así, en ausencia de una fuerza de seguridad internacional de este tipo o de un acuerdo sobre su despliegue dentro de la comunidad internacional, Estados Unidos, Canadá, Francia y ahora la Comunidad del Caribe de 15 miembros, conocida como CARICOM , están centrando sus esfuerzos en reforzar la Policía Nacional de Haití (PNH), cuya formación en 1994 coincidió con la disolución de las fuerzas armadas haitianas.

La PNH tiene una proporción de 1,06 oficiales por cada 1000 habitantes, muy por debajo del 2,2 por cada 1000 recomendado por la ONU. La misión política de la ONU en Haití dice que la fuerza en realidad consta de menos de 9000 oficiales en servicio activo. La población de Haití es de aproximadamente 12 millones.

La brigada de policía antinarcóticos del país, conocida como BLTS, también carece de recursos y personal. Tiene una sola embarcación en funcionamiento para interdicción marítima y solo 317 efectivos. La unidad “tiene muy pocos recursos y está sobrecargada”, dijo el informe, y señaló que todas estas deficiencias están contribuyendo a una cadena de custodia débil sobre el contrabando incautado, incluidas las drogas y las armas de fuego.

Narcotráfico

Si bien es más probable que las drogas ingresen a través de la costa norte y sur de Haití, en particular la ciudad de Les Cayes, Jacmel y Jérémie, las armas y las balas se canalizan principalmente a través de las costas occidental y noroccidental, incluido Puerto Príncepe y Port-de-Paix, donde hubo dos grandes incautaciones en 2021.

La cocaína producida en Colombia y el cannabis de Jamaica se envían directamente desde esos países o pasan por las vecinas Bahamas o las Islas Turcas y Caicos y Venezuela. Desde Haití se envían a República Dominicana, Europa Occidental y, principalmente, a Estados Unidos.

Las drogas, según el informe, se envían y también se comparten entre las bases de las pandillas y satisfacen una demanda modesta en las ciudades haitianas más grandes.

Haití ha servido durante mucho tiempo como un centro de transbordo, pero la ONU teme que su creciente inestabilidad pueda estar influyendo en su atractivo para los traficantes.

“Mientras que países como EEUU, Canadá y Francia han invertido en fortalecer las capacidades policiales y aduaneras locales, particularmente en el norte del país, Haití carece de una infraestructura significativa de vigilancia y patrullaje en la frontera”, dice el informe.

“Los altos niveles continuos de producción de cocaína en los países de origen y el aumento de la influencia de las pandillas en Haití son factores adicionales que sugieren que la PNH puede estar capturando solo una modesta parte de las drogas que pasan por el país”.