Un incremento de hasta el 18 % en la demanda energética global para 2050 representa un desafío crítico para alcanzar los objetivos de descarbonización del Acuerdo de París, según la Perspectiva Energética Mundial 2024 de McKinsey & Company.
Este aumento, impulsado por las economías emergentes de la ASEAN, India y Oriente Medio, representa entre el 66 % y el 95 % del crecimiento de la demanda energética.
A pesar de los compromisos globales, se proyecta que las emisiones de CO2 se mantendrán por encima de la trayectoria de 1,5 °C hasta 2050, incluso si todos los países cumplen sus promesas actuales.
El informe destaca que, aunque se han logrado avances en la transición energética desde la firma del Acuerdo de París, persisten desafíos tecnológicos y económicos.
Entre los hallazgos clave, se pronostica que la electricidad podría convertirse en la principal fuente de energía, aumentando más del doble entre 2023 y 2050.
No obstante, el informe subraya que la dependencia de fuentes de energía estables, como el gas, será crucial para equilibrar la intermitencia de las energías renovables.
El futuro de la demanda de combustibles fósiles también se aborda, anticipando que estos seguirán desempeñando un papel significativo en el sistema energético global, satisfaciendo entre el 40 % y el 60 % de la demanda hasta 2050.
Por último, el informe de McKinsey & Company destaca la necesidad de una infraestructura eléctrica robusta para facilitar la integración de energías renovables y la electrificación.