El vicealmirante Julio Cesar Ventura Bayonet fue designado presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) mediante decreto del presidente Joaquín Balaguer, el 12 de octubre de 1993, apenas pocos meses después de creada la Junta de Vecinos de la Loma del Chivo, encabezada por el dirigente comunitario Andrés Mañon Nieves.
El alto oficial de la Armada sustituyó en el cargo al General de Brigada José Ramón Mota Paulino, de la Policía Nacional, que ya había establecido contacto directo con una comisión de dirigentes comunitarios, encabezados por Mañón Nieves, interesados en crear una alianza para enfrentar el creciente problema del microtráfico en la Loma del Chivo, del barrio 27 de Febrero.
El propio Mañón Nieves recuerda que el general Mota Paulino instruyó al coronel Mateo López, director de Operaciones de la DNCD para que se reuniera con los dirigentes comunitarios. He aquí su versión de los hechos:
“Cuando decidimos hacer frente al microtráfico de drogas, nos presentamos a la DNCD, de manera franca, y sin reservas; nos reunimos con el coronel Mateo López, quien luego de escucharnos muy atentamente prometió ayudarnos, a condición de que nunca regresáramos a la DNCD. El consideraba de alto riesgo nuestra presencia allí. Recuerdo que sus palabras fueron: “donde quiera se cuecen Abas”.
“En cuestión de días empezamos el proceso, la primera reunión la llevamos a cabo en los terrenos de la plaza de la cultura, en la máximo Gómez, el coronel puso a su acompañantes a una distancia considerable de nosotros de manera que no pudieran reconocernos”.
“En la medida en que comenzamos a trabajar en el terreno, identificando a los jefecitos del barrio y a los suplidores que les suministraban la droga, comenzamos a recibir amenazas de algunos micro traficantes. Ante esa situación el propio coronel Mateo López propuso asignarnos armas de fuego a los tres principales miembros directivos, lo cual aceptamos durante algún tiempo, hasta expulsar a esos delincuentes, muchos de los cuales fueron apresados y sometidos a la Justicia”.
“Con esta coordinación trabajamos con mucho éxito hasta el traslado del coronel Mateo López a otra posición en la DNCD”, apunta Mañón Nieves.
Luego de esta primera experiencia se produjo la designación como presidente de la DNCD del contralmirante Julio Cesar Ventura Bayonet, quien ya estaba al tanto de lo que representaba aquel sector del barrio 27 de Febrero, como uno de los principales epicentros del micro tráfico en la capital dominicana.
Ventura Bayonet da su versión en primera persona
“Antes de asumir la dirección de la DNCD, ya sabíamos que el sector de la Loma del Chivo había que ponerle especial atención y a través del programa de atención comunitaria se hizo contacto con la junta de vecinos, en esos tiempos presidida por Andrés Mañón”.
“Con gran entusiasmo hicimos una caminata en el lugar para sensibilizar a la ciudadanía del grave peligro que entraña el tráfico de drogas”.
“Pude percibir personalmente la alegría que sentían los habitantes del barrio de ser atendidos y enfrentar juntos ese flagelo”.
“Literalmente, quedé impactado al ver la valentía de esas personas denunciando los lugares donde se encontraban los puntos drogas y los traficantes. Eso nunca se me ha olvidado”.
“A partir de ese día nos pusimos mano a la obra con los dirigentes comunitarios y el resultado positivo no se hizo esperar. La tranquilidad volvió a reinar en la Loma del Chivo”.
“Tres décadas después, creo que aunque el narcotráfico ha crecido enormemente en RD, todavía estamos a tiempo de enfrentar juntos, comunidad y autoridades, ese flagelo. El caso de la Loma del Chivo, es un vivo ejemplo de que si se puede”.
“Ahora bien, hay que motivar y proteger a los ciudadanos de bien que se entreguen a esa causa y ser radicalmente intolerantes con los que se desvíen del objetivo trazado”, concluye el contralmirante Julio Cesar Ventura Bayonet, director nacional de Control de Drogas, a partir del año 1993.
Las lecciones aprendidas, según Andrés Mañón Nieves
Tras evaluar la experiencia acumulada en más de tres décadas de lucha para contener la delincuencia social y mejorar las condiciones de vida de aquella comunidad marginal, Andrés Mañón Nieves comparte su visión sobre las lecciones aprendidas.
Reconoce la importancia de trabajar en proyectos de desarrollo comunitario, como sucede en la mayoría de los barrios populares del Gran Santo Domingo y del país, generalmente para lograr objetivos coyunturales que cuando se alcanzan, en su opinión, tienen el efecto de desactivar el ritmo de trabajo que ha motivado el impulso inicial.
Y afirma que si bien siempre es importante trabajar un proyecto de interés de la comunidad, es aún más importante tratar de hacerlo sostenible, “y esto solo de consigue, con la participación comunitaria, estimulada desde fuera por las autoridades y otros aliados solidarios, sin los cuales, en el caso nuestro, no habríamos podido llegar hasta aquí”.
“Hemos comprendido que en el tema de la delincuencia y el micro tráfico de drogas, es indispensable contar con el compromiso de los actores locales para que el proceso sea sostenible, como la ha sido la experiencia de la Loma de la Chivo, durante estos últimos 30 años”. Indica Mañón Nieves.
Pero hace una observación no solo juiciosa, sino también desafiante:
“Los dirigentes históricos de cada sector debemos comprender, que los delincuentes contemporáneos requieren de dirigentes sociales contemporáneos, lo que obliga a un relevo generacional, con nuevos bríos y que comprenda la dinámica actual”.
“A propósito de relevo generacional, los muchachos de la delincuencia entran sin esfuerzo y de manera automática a relevar a los que caen, ya sea por prisión o muerte, en eso nos llevan la milla”, plantea Andrés Mañón en sus reflexiones.
Y tomando en cuenta la propia dinámica de la Loma del Chivo, sostiene que la integración de jóvenes que estuvieron en conflicto con la ley y que den muestra de cambios, representa un activo muy importante. En este enfoque el dirigente comunitario habla con pleno conocimiento de causa, ya que él mismo estuvo envuelto en situaciones que lo llevaron a la cárcel y que le sirvieron de lección para buscar otras opciones de vida.
Otro ejemplo que cita en apoyo a este argumento es el caso de Luis Reyes, dirigente deportivo vinculado al trabajo comunitario, a quien Mañón le hizo entrega del testigo como símbolo del relevo generacional, en un acto que reunió a destacadas autoridades, incluyendo al pasado ministro de Interior y Policía, Jesús Vásquez Martínez, el presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas, vicealmirante José Manuel Cabrera Ulloa; el coronel Jacobo Mateo Moquete, en representación del Jefe de la Policía Nacional; así como representantes de las iglesias y de varias instituciones del Gobierno Central y de la sociedad civil.
Mañón Nieves considera que unos de los logros importantes de la loma del chivo, fue que los vecinos comenzaran a tener más fe en sus dirigentes y en su capacidad para enfrentar los problemas, adelantándose, inclusive, a las autoridades responsables, como sucedió con la escuela básica, el destacamento policial, la solución del problema eléctrico por deficiencias del voltaje y la promoción de una campaña de educación comunitaria contra el Covid-19.
Delincuencia, seguridad y participación comunitaria
En el caso del acuciante problema de la seguridad ciudadana Mañón Nieves dice que la Policía, sin la supervisión de la comunidad, más que una solución puede ser un potenciador del problema.
“Durante el proceso de gestión del combate al microtráfico de drogas, en diferentes ocasiones nos vimos en la necesidad de enfrentar o fiscalizar a las autoridades que hacían presencia en el barrio”.
Un capitán bajo sospecha. “Un caso un caso muy representativo tuvo lugar una noche en que la junta de vecinos realizaba una vigilia de rutina. A las 12 de la media noche se presentó un capitán conduciendo un motor: ya estábamos advertidos de que ese hombre era un suplidor de drogas”.
“Procedimos a pararlo, le explicamos nuestros motivos por lo que le pedimos que nos dijera hacia dónde se dirigía. El oficial en principio se negó a revelar la razón de su presencia en el barrio, por lo que le pedimos que se retirara, ya que nosotros estábamos coordinados con la DNCD”.
“Luego de un intenso regateo, se presentó el micro traficante a quien aparentemente iba dirigida la droga que cargaba el oficial. El delincuente se dirigió a mí en forma agresiva tratando de sacar su arma de fuego, pero fue interceptado por el dirigente deportivo Adalberto Moreta, y luego de un breve forcejeo, las cosas se calmaron un poco, momento que aproveché para para dar instrucciones en voz alta para que me pusieran en contacto con el contralmirante Ventura Bayonet.
“Fin del drama el capitán dio media vuelta y se marchó por donde vino”.
Sobre los pleitos de las pandillas. Mañón Nieves cuenta que en pleno apogeo en una celebración de diciembre cuando la Junta de Vecinos aun no tenía el control de las peleas de pandillas, tuvo lugar un evento donde resultó herido un joven.
“Esto ocurrió en un momento en que el periodista y principal asesor del proyecto comunitario, Luís José Chávez se encontraba en el callejón número 1, cerca de la casa de Francisco García, vicepresidente de la junta de vecinos”.
“Algunos miembros de la junta nos reunimos con discreción, y decidimos controlar el evento sin que nuestro invitado lo notara. Recuerdo que Chávez podía oír el ruido pero le insistimos en que no era nada de cuidado, Chávez salió horas más tarde sin enterarse nunca de que estuvo cerca de ser testigo de una pelea entre dos grupos de pandilleros”. Ciertamente no me enteré hasta ver estas notas de Andrés Mañón (LJC).
Las relaciones con la Policía
“Sabemos, a diferencia de otros barrios, que no se trata del número de agentes policiales asignados a un determinado sector, sino del compromiso, y la entrega del comandante de turno lo que hace la diferencia. Citamos el caso del coronel “Palavé” y del coronel “Rambo de la Loma”, quienes ganaron fama de arbitrarios con los delincuentes, pero que siempre trabajaron en coordinación con la comunidad”, relata Mañón Nieves.
Asegura que durante la gestión de esos dos oficiales, la comunidad nunca se quejó por el número de policías, mientras las cosas estaban bajo control de las autoridades.
Y afirma con autoridad que la loma del chivo pasó de ser el sector del 27 de febrero más pobre y marginado, a ser el de más desarrollado y más reconocido a través de las alianzas con autoridades, empresarios y periodistas.
“30 años después, todavía la Loma del Chivo está libre de microtráfico, de pandillas juveniles y de violencia social, contando además con un vigoroso movimiento deportivo que ha contribuido a alejar del vicio y la delincuencia a los muchachos del barrio.
Mañón dice estar convencido de que el proceso de autogestión de la Loma del Chivo es replicable en cualquier lugar del país, como en algún momento también lo expresó el presidente de la República Luis Abinader, al recomendar al ministro Jesús Vásquez Martínez y al director del Gabinete de Políticas Sociales, Tony Peña Guaba, que le dieran seguimiento a esa experiencia.
Febrero 2025