El barrio de Capotillo, uno de los más humildes de Santo Domingo, vivió este viernes una pequeña revolución con la visita del exjugador del FC Barcelona Javier Saviola, que recorrió el lugar como parte de un proyecto de inclusión y desarrollo para menores en situación de vulnerabilidad.

Los habitantes de la zona acompañaron al exdeportista y a la alcaldesa de la ciudad, Carolina Mejía, en su recorrido por el barrio, que incluyó una visita a la Escuela El Túnel, donde charlaron con alumnos que preguntaron a Saviola sobre su carrera profesional en el fútbol.

TRANSMITIR LOS VALORES DEL DEPORTE

Los niños "preguntan de todo, desde cómo empecé a jugar, cómo fueron mis inicios. Yo les expliqué que en algún momento estuve en el lugar de ellos", dijo Saviola tras el encuentro con los pequeños, que también quisieron saber cuántos goles marcó en su carrera o qué sabe sobre el futuro de su antiguo compañero de equipo Leonel Messi.

En la visita "hemos tenido muchas sensaciones. Encontrarnos en un barrio difícil, tan marginal", donde falta muchos recursos, pero con la alegría de "saber que hay gente que tiene este lado tan humano de poder ayudar. Eso me ha hecho sentir muy bien", afirmó.

Saviola se mostró orgulloso "de poder estar acá. De relacionarme con los niños, de poder charlar con ellos y transmitirles todos los valores que tiene el deporte", que transmite "unión de grupo, transmite compañerismo" pero, además, "te hace evadir de un montón de cosas", de "los problemas que vos tengas en tu casa", dijo rememorando su infancia, cuando se inicio en el fútbol con 5 años.

EL PROYECTO

El proyecto “Educación y Protección a través del Deporte: Jugando por la Inclusión” de Save the Children y la Fundación FC Barcelona, con el apoyo de Scotiabank, comenzó hace un año cuando se identificó Capotillo "como una de las zonas con más carencias y con más necesidades" de la capital dominicana, explicó a EFE la directora general de la Fundación FC Barcelona, Marta Segú.

Javier Saviola gritando un gol como jugador del FC Barcelona.

El objetivo es beneficiar a más de 1.600 niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad de Capotillo, donde alrededor del 71 % de sus 50.000 habitantes vive en condiciones de pobreza.

Estudios recientes indican que 7 de cada 10 menores del barrio reconocen e identifican los diferentes tipos de violencia contra la infancia y la mitad asegura que ha sufrido algún episodio violento en su vida.

Además, en un sector donde más de un tercio de la población son niños y niñas, solo existe un espacio de ocio y deporte para ellos, según se comprobó al realizar un levantamiento de las necesidades de la zona y de mantener reuniones con líderes comunitarios, mujeres y maestros, que se han implicado de lleno en la iniciativa.

"Nos dimos cuenta que aquí había mucha necesidad en tema de educación de calidad, sobre todo comprensión lectora y matemáticas" y también se detectó que muchos menores no habían vuelto a la escuela tras la pandemia, lo que supone "un riesgo importante en el tema de protección y violencia contra la infancia", apuntó.

A lo largo de este año, se ha trabajado en preparar a la comunidad, implicándola en el proyecto para que sea sostenible, y se ha iniciado el programa de educación con una serie de formaciones a los maestros, para que tengan "más capacidad de enseñar a los niños" y para que sea "mucho más atractivo aprender".

"Hemos empezado también a hacer actividades a nivel de deporte, formaciones con los educadores, los maestros de educación física, también para transmitir una serie de valores a través del deporte, como el trabajo en equipo, la resolución de conflictos, la disciplina y el esfuerzo", señaló Segú.

A la directiva, que es médico, le llamó la atención la cantidad de necesidades relativas a la salud que tienen los niños de Capotillo, empezando por el hecho de que "no tienen un buen estado nutricional".

Tampoco acuden a revisiones médicas ni llevan al día las vacunas y, además, está la cuestión de la salud ambiental, dijo en referencia a que hay muchos plásticos que acumulan agua residual "y eso es un caldo de cultivo de muchísimos gérmenes, también de mosquitos" que pueden contagiar "dengue, chikungunya y otras enfermedades por vectores".

Ragú se mostró satisfecha del resultado de las acciones emprendidas en este año, y aunque aún no hay muchos resultados visibles, "de manera tangible he visto que hay un movimiento en la comunidad, unas ganas de implicarse, de querer mejorar entre todos", señaló sobre el avance del proyecto. EFE