El diplomático dominicano Carlos Guillén Tatis, secuestrado durante cuatro días en Haití por una banda armada, llegó este jueves al país, dos días después de que fuera liberado por sus captores.

El consejero agrícola de la embajada dominicana en Puerto Príncipe aterrizó en el aeropuerto Joaquín Balaguer, de Santo Domingo, donde lo recibió su familia casi una semana después de que se produjera el rapto en la comuna de Croix-des-Bouquets, en la capital haitiana, supuestamente a manos de la pandilla 400 Mawozo.

Un vídeo que circula en redes sociales muestra imágenes de Guillén Tatis, en aparente buen estado de salud, apeándose de un vehículo en las instalaciones aeroportuarias.

Un miembro de la familia, Yohan Doñe, colgó las imágenes en Twitter así como varias fotografías del diplomático con allegados que fueron a recibirlo, imágenes que están acompañadas por un mensaje de agradecimiento por la ayuda recibida en este trance.

Guillén Tatis fue capturado el viernes pasado en el área de Croix-des-Bouquets, zona controlada por la banda armada 400 Mawozo, cuando se dirigía por tierra al municipio dominicano de Jimaní, punto fronterizo más cercano a Puerto Príncipe.

Dos días después, el Gobierno de República Dominicana informó del secuestro y solicitó a Haití una "inmediata investigación" para contribuir a la liberación de su diplomático "sano y salvo", y después ordenó un refuerzo de la línea fronteriza con un importante despliegue militar.

Este miércoles, el canciller dominicano, Roberto Álvarez, anunció la liberación de Guillén Tatis, producida el día anterior, en circunstancias que no han trascendido hasta el momento.

Desde mediados de abril, las bandas 400 Mawozo y Chen Mechan se están disputando el control de varias barriadas en el norte de la capital, enfrentamientos que han causado la muerte de al menos 39 civiles, ocho desaparecidos y 68 heridos, así como el desplazamiento de unas 9.000 personas, según datos de Protección Civil de Haití.

El secuestro de una de las formas de financiación de estos grupos armados, que han propiciado una escalada de violencia, especialmente desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de pasado año, sin que las autoridades hayan sido capaces de controlar la situación.