¿Cómo manejó -y matizó- su retórica anticastrista Víctor Manuel Rocha, ex diplomático estadounidense acusado de espiar para los servicios de inteligencia de Cuba durante cuatro décadas?
Así comienza un reportaje de Gerardo Reyes publicado en Univisión que da cuenta de que el embajador estadounidense recientemente detenido y acusado de servir a Cuba llegó a La Habana tres semanas antes de la muerte del comandante presidente Fidel Castro.
Margarita Rabín y Vilma Tarazona contribuyeron con este reportaje de Gerardo Reyes.
A Fidel Castro le quedaban 21 días de vida cuando el exdiplomático estadounidense Víctor Manuel Rocha llegó de La Habana a Miami el cuatro de noviembre de 2016.
La fecha del viaje, aunque no el motivo, está citada en una acusación criminal contra Rocha por conspirar para actuar como agente del gobierno cubano en un caso que sacudió la semana pasada los dominios de la inteligencia y la diplomacia de Estados Unidos.
Presentada en la corte federal de Miami la acusación reveló sin embargo el objetivo de otra visita de Rocha a la capital cubana dos meses después.
En esa ocasión, según la fiscalía, asistió a una cita muy importante con sus supervisores en la Dirección General de Inteligencia (DGI) de Cuba.
El dos de enero de 2017 tomó un vuelo a República Dominicana usando su pasaporte de Estados Unidos y al día siguiente abordó otro avión rumbo a La Habana, pero esta vez con pasaporte dominicano, afirma la fiscalía. Supuestamente trataba de no despertar sospechas, pese a que el viaje anterior lo había hecho directo.
Ese año nuevo Cuba se debatía entre penas y glorias.
Castro había muerto el 25 de noviembre a los 90 años, según lo anunció la televisión oficial.
En diciembre se habían celebrado los 60 años del desembarco del yate Granma que el líder cubano y un grupo de rebeldes abordaron en México para empezar la expedición que los llevaría a derrocar al gobernante Fulgencio Batista. Y el dos de enero se celebraron además los 58 años del triunfo de la revolución.
Era un momento histórico y de definiciones para el gobierno cubano.
Raúl Castro, el hermano de Fidel que había asumido la presidencia en febrero de 2008, estaba dispuesto a ceder su investidura a Miguel Díaz-Canel poniendo fin a la larga dinastía familiar de los Castro.
Barack Obama había restablecido las relaciones diplomáticas con Cuba, pero el presidente electo Donald Trump prometió poner reversa a las medidas de reapertura si Raúl no se comprometía a conceder mayores libertades políticas.
El FBI conoció en principio los datos de esta visita de año nuevo a Cuba de boca del propio Rocha, de acuerdo con la acusación. Rocha se la confió a una fuente encubierta del FBI que posaba como emisario de la DGI durante una conversación en Miami a finales de 2022, señala el documento.
El intermediario encubierto se presentó como Miguel y ambos hablaron en español.
De acuerdo con diversas biografías de Rocha entre 2016 y 2017, cuando ocurrieron las visitas a Cuba citadas por el FBI, el exembajador era el presidente de una filial de la multinacional minera Barrick Gold en República Dominicana.
Una revisión de las noticias de la primera semana de noviembre de 2016 muestra que en esos días se realizaba la Feria Internacional de Cuba en la que participaron empresas oficiales chinas de transporte masivo, una industria con la que Rocha tenía relación a través de la empresa consultora de Miami, The Globis Group.
El viaje lo hizo sin escalas y con pasaporte estadounidense, según el FBI.
“Para mí, lo que se ha hecho ha fortalecido la revolución, la ha fortalecido inmensamente”, le dijo Rocha al supuesto funcionario de la DGI al resumir sus cuarenta años de servicio a Cuba, según la denuncia.
En una de las conversaciones a principio de 2023, agrega el documento, el ex embajador de 73 años, confesó que había construido una “leyenda de persona de derecha” para ocultar su militancia en los servicios de inteligencia de un gobierno de izquierda por el cual no ocultaba su admiración y entrega. Rocha se refirió a Castro como el comandante y hablaba de sus supervisores como “compañeros”, alegan los cargos.
“No ha sido fácil, es un sacrificio enorme, mucha tensión que tú tienes que manejar con autodisciplina todo el tiempo”, dijo, según un transcrito del FBI. “Cuando tienes la convicción, tienes la autodisciplina”.
Un análisis inicial de entrevistas y pronunciamientos de Rocha como diplomático, consultor y ejecutivo empresarial muestran a un cuidadoso y pragmático crítico del gobierno cubano que a veces dejaba deslizar algunos mensajes alentadores para el régimen cubano.
De resultar ciertas las acusaciones, Rocha habría logrado una de las más audaces incursiones de un espía en los últimos tiempos en Estados Unidos: haber trabajado clandestinamente para Cuba, la patria histórica del comunismo en América Latina, mientras asesoraba en secreto a dos grandes centros de inteligencia del gobierno de Estados Unidos y simultáneamente representaba internacionalmente a McDonald’s, el signo del capitalismo americano, en asuntos gubernamentales.
En 2004 Rocha fue nombrado director de relaciones gubernamentales de Arcos Dorados, una compañía que era propietaria de 1,800 restaurantes McDonald’s en 21 países.
“Engañar personas es lo que tenemos que enfocarnos aquí. Engañarme a mí, engañar a sus jefes, sus colegas. ¿Cómo lo hizo? La verdad no sé, pero yo creo que tiene que ver ahí una raíz sicológica que permitió llevar una vida doble”, comentó John Feeley, ex embajador de Estados Unidos en Panamá que trabajó con Rocha en la embajada en República Dominicana.
La ex fiscal federal Jacqueline Arango, abogada de Rocha, no respondió llamadas ni un mensaje electrónico de Univision Investiga.
Raúl Castro, la solución
Quizás el caso más palpable de cómo Rocha manejaba -y matizaba- la narrativa de Cuba fue su respaldo a Raúl Castro como un mal necesario.
En 2006 Rocha le dijo al programa de la televisión local de Miami, “A Mano Limpia”, que la salida más conveniente para Estados Unidos en la transición de poder en Cuba era Raúl.
“Hay una sola amenaza de parte de Cuba a la seguridad nacional de los Estados Unidos: que se pierda el control de la situación interna y se produzca un éxodo”, advirtió Rocha. “La única manera de que los cubanos se queden allá es que haya un gobierno fuerte, y ése es el gobierno de Raúl Castro”, agregó.
En el mismo programa Rocha se jactó de la osadía de su respuesta.
“Ningún funcionario del Pentágono, Homeland Security o los organismos de inteligencia se atreve a decirlo, pero lo que más le conviene a Estados Unidos es un gobierno de sucesión", agregó.
No se trataba de una opinión cualquiera. En 2006 Rocha era asesor del Comando Sur, el complejo militar de Estados Unidos en Miami responsable de recolectar información de inteligencia e implementar las estrategias de seguridad y lucha contra el narcotráfico en América Latina y el Caribe, incluyendo a Cuba.
El Comando Sur confirmó a Univisión Investiga que Rocha dio “asesoría informal” al comandante de esa institución de 2006 a 2012.
Un año después de la entrevista en televisión, el exembajador volvió a acudir al fantasma de la inmigración masiva cuando le dijo al columnista de The Miami Herald, Andrés Oppenheimer, que “para evitar una situación de inestabilidad que podría producir un éxodo masivo de cubanos, Estados Unidos podría verse forzado eventualmente a pasar de una política de ‘cambio de régimen’, a una política de ‘aceptación de régimen’. Estados Unidos, agregó, se va a encaminar “hacia una política exterior más moderada y multilateralista”.
Hermanos al rescate
El embargo a Cuba era otro de sus caballitos de batalla. Desde 2003 como consultor del bufete Steel, Hector & Davis, Rocha vaticinaba que “entre tres y cinco años” se levantarían las sanciones de Washington a la isla, los cual no ocurrió.
Años después opinaba que el único efecto que tendría el levantamiento no sería una transición hacia la democracia sino una sucesión de liderazgo “dentro del mismo sistema comunista”.
Desde 1997 cuando era subdirector de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba. sostenía que Fidel Castro saldría ganando si Washington eliminaba el embargo.
“No habrá liberación de prisioneros políticos, ni partidos políticos”, advirtió.
Mientras tanto, en ese mismo cargo, según el FBI, Rocha tomó partido por sus patronos cubanos cuando estalló la crisis del derribo de dos aviones de Hermanos al Rescate por parte del gobierno de la isla.
Hermanos al Rescate era una asociación de pilotos y exiliados cubanos de Miami que sobrevolaban el Caribe para rescatar balseros que huían de la isla. El gobierno cubano protestó varias veces por supuestas invasiones de su espacio aéreo. Dos de las avionetas de la flotilla fueron derribados por la Fuerza Aérea Cubana en febrero de 1996.
En una conversación grabada en audio y video por Miguel, el informante encubierto, Rocha se refirió a la crisis.
“Fue una época de mucha tensión, Hermanos al Rescate y otra gente similar, que estaban presionando la política hacia provocaciones innecesarias”, comentó el exdiplomático según la acusación.
Rocha había sido nombrado en esa representación del gobierno de Estados Unidos en Cuba a mediados de 1995. Al parecer estaba muy ilusionado con el nuevo cargo.
“En las próximas semanas marcharé a La Habana. Estoy encantado con mi nuevo destino”, le dijo al reportero de El Nuevo Herald, Santiago Aroca.
Era tal la importancia que el exdiplomático le daba a las relaciones de Estados Unidos con Cuba que en una conferencia en la escuela de gerencia de Kellog Graduate School en 2009 dijo que la política del presidente Obama hacia la isla “determinaría si América Latina continuaba dividida”.
Minutos antes había planteado que la región estaba dividida entre los amistosos y los hostiles con Estados Unidos.
El embargo a Cuba, proclamado en 1962, continúa en efecto con algunas modificaciones.
El cuento chino de Rocha
Alrededor de 2005, a raíz de la ofensiva comercial de China en América Latina, algunos analistas empezaron a hablar de la existencia de un “eje China-Cuba-Venezuela” al describir una alianza que supuestamente planteaba un desafío a la presencia dominante de Estados Unidos en la región.
Rocha salió a desestimar la teoría conspirativa en la Conferencia de las Américas de Miami, un evento organizado por The Miami Herald.
“No hay tal eje, es un error afirmarlo. Categóricamente las relaciones de Cuba con Venezuela son totalmente separadas de las que tiene China con Venezuela. Punto.”, dijo el exdiplomático graduado en Yale University como administrador de negocios.
Rocha reconoció entonces que China estaba penetrando paulatinamente la economía cubana en las áreas de níquel y comunicaciones y bromeó diciendo que sería mejor empezar a aprender el mandarín. Sus dos hijos lo estudiaron, según una fuente cercana a la familia.
Y el exembajador empezó a practicarlo con sus socios del eje. En 2006 como director de The Globis Group LLC, que se especializaba en negocios entre América Latina y China, anunció que la firma estaba trabajando con First Automotive Works Group (FAW), la más grande empresa fabricante de vehículos del gobierno chino, para establecer una red de venta de camiones y buses en América Latina. Habían asegurado concesionarios en Colombia, Ecuador y Guatemala.
¿Dónde quedó el compromiso con la democracia en el caso cubano?, le preguntó un periodista a Rocha a principio de 2007.
“Hasta ahora el presidente Bush no ha firmado ninguna instrucción para desestabilizar al gobierno de Raúl Castro, que sería el paso que conlleva a ese compromiso”, respondió.
Ese año el precandidato presidencial republicano Mitt Romney nombró a Rocha miembro de su consejo consultivo en política para América Latina.
Rocha se unió al coro de quienes culpaban al presidente Chávez y su billetera del resurgimiento de Cuba y su influencia en América Latina, especialmente en Bolivia. En una entrevista con Frances Robles de The Miami Herald en 2006 el exembajador repartió los créditos del nuevo guion geopolítico sin juzgar a sus protagonistas.
“Creo que lo estamos viendo es el reavivamiento de Fidel Castro, un resurgimiento de su presencia y su personalidad”, comentó Rocha. “Hay un reforzamiento de la revolución cubana y todo por una persona: Hugo Chávez”.
Un amigo de Rocha en Miami que pidió no ser identificado dijo a Univision que el exdiplomático no se destacaba por una retórica altisonante contra el gobierno de Cuba, ya sea por las violaciones de derechos humanos, la falta de libertad de prensa y expresión o la persecución a los disidentes.
Según él, Rocha presumía de ser un republicano admirador y practicante de Realpolitik de Henry Kissinger, una escuela pragmática que propugna por la solución de conflictos considerando las circunstancias y no necesariamente principios morales, ideológicos o éticos.
En los últimos años Rocha se convirtió en un ferviente admirador de Donald Trump lo que lo llevó a distanciarse de algunos amigos críticos del expresidente.
Feeley recuerda que después de separarse del servicio diplomático por su disconformidad con el discurso “racista” y “antinmigrante” de Trump, Rocha le llamó la atención.
“El mismo admitió que se hizo trumpista. Me criticó por eso”, dijo Feeley. “Me dijo somos apolíticos es tu deber servir al presidente sea quien sea”, agregó.
“El Rochazo”
La acusación criminal del pasado lunes no hace ninguna referencia al incidente por el que más se recuerda a Rocha en América Latina: haber catapultado la figura del líder cocalero de izquierda Evo Morales en las elecciones presidenciales de 2002 en Bolivia.
Se conoció como “el rochazo” y aunque en su momento se consideró como un fiasco diplomático de proporciones históricas, el entonces jefe de Rocha le dijo a Univision Investiga que hoy, a la luz de la acusación en Miami, podría tener otra interpretación.
“Es posible que era parte de la estrategia, estaba levantando el perfil de Morales, aunque de una manera negativa”, especuló el exdiplomático cubanoamericano Otto Reich, quien entonces era jefe de Rocha como subsecretario del Departamento de Estado para el Hemisferio Occidental.
Cuando Morales se lanzó a la presidencia Rocha se desempeñaba como embajador de Estados Unidos en Bolivia, el cargo de más alto rango que había ocupado.
A solo tres días de las elecciones sin mencionar el nombre de Morales, Rocha pidió que lo bolivianos no votaran por él.
“Como representante de los Estados Unidos quiero recordarle al electorado boliviano que si elige a los que quieren que Bolivia vuelva a ser un exportador de cocaína pondrá en peligro la ayuda de Estados Unidos a Bolivia”, dijo Rocha, según una copia de su intervención que distribuyó a los periodistas y a la cual tuvo acceso Univision.
La amenaza tuvo un efecto contrario.
Morales quedó de segundo en la jornada electoral y en el siguiente periodo (2005) fue elegido presidente de Bolivia con un discurso que condenaba al imperialismo estadounidense y se identificaba férreamente con la causa cubana.
El presidente electo le agradeció a Rocha.
“Gracias, señor embajador, usted fue el mejor jefe de campaña que tuve hasta ahora en mi carrera política”, dijo.
El embajador aseguró que había sido malinterpretado por los medios. Pero era tarde. Su mensaje pasó a la historia como el gran espaldarazo de Washington al líder indígena que alguna vez el propio Rocha llamó el Bin Laden de los Andes.
“Nosotros estábamos hablando con otra gente que nos decía que Morales no iba a ganar y que no cometiéramos ningún error que elevara su estatus y de pronto sale con esta inesperada declaración sin consultar”, recordó Reich.
Rocha dejó su carrera diplomática después del incidente en Bolivia sin haber terminado el ciclo regular del cargo diplomático debido a la crisis interna que provocaron en el Departamento de Estado sus declaraciones inconsultas sobre Morales, explicó Reich.
Ahora el gobierno de Estados Unidos alega que en esos años y pese a las diatribas contra un ardiente defensor de la revolución cubana como Morales, Rocha jugaba en el equipo cubano.
Y lo hacía con tal devoción que un día que el informante encubierto del FBI le preguntó en Miami si continuaba fiel al gobierno de Cuba, el exembajador respondió molesto que la pregunta ofendía, dice la denuncia criminal.
“Es como si cuestionaran mi hombría”, comentó Rocha.
De acuerdo con la acusación Rocha solo estuvo cinco días en La Habana la primera semana de enero de 2017. El siete de enero usando el pasaporte dominicano, voló de La Habana a Ciudad de Panamá y de allí a Santo Domingo. Al día siguiente, con el pasaporte estadounidense, aterrizó en Miami.
Jonrón con bases llenas
El ex diplomático de carrera nacido en Colombia trabajó para los servicios de inteligencia de Cuba desde 1981 hasta la actualidad, alega la denuncia, lo que significa que fue reclutado como agente infiltrado a los 31 años. Solo tres años antes había obtenido la ciudadanía estadounidense.
En la formulación oficial de cargos, la fiscalía federal agregó un dato que no fue citado en la denuncia criminal del FBI: que Rocha se volvió “un gran amigo” de la DGI en Chile en 1973. En septiembre de ese año el presidente socialista Salvador Allende se quitó la vida durante un golpe militar respaldado por Estados Unidos.
Rocha se graduó de administración de negocios ese año en Yale, obtuvo un máster de Administración Pública en Harvard tres años después y otro de Relaciones Internacionales de Georgetown University en 1978.
Durante esas cuatro décadas de su presunta misión de espía ocupó diversos cargos diplomáticos y destacadas posiciones en el sector privado. Empezó su carrera en la sección de Honduras del Departamento de Estado. Fue agregado político en la embajada de República Dominicana de 1982 a 1985; funcionario de asuntos militares y políticos en la sede diplomática en Honduras, y primer secretario en la embajada de México desde 1989 a 1991 cuando fue trasladado como jefe de misión de regreso a Dominicana.
De 1994 a 1995, durante el gobierno de Clinton, ocupó la dirección de Asuntos Interamericanos del Consejo Nacional de Seguridad en Washington, el principal foro de consulta del presidente de Estados Unidos para formular políticas de seguridad nacional y relaciones internacionales.
De allí fue enviado a La Habana como director encargado de la Sección de Intereses, posición que ocupó hasta 1997 cuando fue nombrado subjefe de misión en la embajada en Argentina. Rocha ofició por varios meses como embajador encargado en Buenos Aires debido a que el cargo estuvo vacante. También trabajó como cónsul para asuntos económicos y políticos en Florencia, Italia.
De 2000 a 2002 estuvo frente a la embajada de Bolivia.
Feeley comentó que Rocha, siendo diplomático, “siempre hablaba de dinero”, lo cual no es común en ese medio. “Somos empleados públicos, nos pagan bien pero no para convertirnos en gente rica y Manuel quería ser rico”, agregó.
Al dejar su carrera diplomática se vinculó a la firma legal de Miami Steel Hector & Davis como consejero para comercio internacional. El entonces gobernador de la Florida Jeb Bush lo designó como miembro de un comité que tendría la función de organizar dos cumbres hemisféricas del Tratado de Libre Comercio.
Estuvo vinculado a la corporación Barrick Gold como principal ejecutivo de la filial de la firma en Dominicana que explotaba una mina en la población de Cotuí. De acuerdo con el registro público de sociedades de la Florida y la agencia AP ha ocupado posiciones altas en XCoal, una compañía exportadora de carbón lo mismo que en Clover Leaf Capital, una empresa formada para facilitar fusiones en el sector de la industria de cannabis. Trabajó en los bufetes Foley & Lardner y Llorente & Cuenca de España.
Los registros públicos muestran que ha sido dueño de varias propiedades en Miami. Actualmente ocupa un apartamento en un condominio del corazón de Brickell que adquirió junto con su esposa Karla Wittkop, una dominicana diseñadora de modas. Pagó $1.3 millones. En el mismo edificio compró en mayo de 2022 un apartamento por $950,000.
Por esas mismas fechas vendió por $2.1 dos apartamentos que estaban a su nombre en el conocido edificio Jade, también en la zona de Brickell. Anteriormente vivió en un condominio de Key Biscayne, un cayo exclusivo de Miami donde residen importantes empresarios y ejecutivos de América Latina.
“Manuel Rocha fue una estrella en su época. Un hispano americano colombiano que subió a los más altos niveles de la diplomacia norteamericana y había hecho una transición muy exitosa al sector privado”, señaló Feeley.
La primera reacción que tuve [al conocerse el encausamiento] yo al igual que la reacción de mis colegas ex diplomáticos y diplomáticos americanos todavía en el servicio fue un shock, un shock total y luego una decepción tremenda”.
Según el FBI, Rocha tenía otra versión de su vida clandestina en términos beisboleros.
“Lo que hemos hecho es enorme”, dijo Rocha en una de las conversaciones con el informante transcritas por la denuncia. “Fue más que un grand slam”.
Margarita Rabín y Vilma Tarazona contribuyeron con este reportaje.