En el Índice de Riesgo Político en América Latina 2024, que elabora cada año el Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile, se abordan 10 puntos principales.

La posición número 1 la ocupa la inseguridad, el crimen organizado y narcotráfico. Se destaca que si bien “América Latina es violenta y criminal", es una región "pacífica”.

Así lo señala el académico César Niño para explicar la realidad de una región del continente que no presenta grandes amenazas bélicas, pero cada vez está más asediada por la violencia, el crimen organizado y el narcotráfico, con un deterioro importante los últimos años que la han llevado a transformase en la región con más homicidios en el mundo.

La posición 2 trata del aumento de corrupción e impunidad, muestra que estos males están entre las principales preocupaciones de los ciudadanos latinoamericanos que repudian que cada vez con mayor frecuencia involucra redes transnacionales, lo que dificulta la vigilancia e incrementa la sensación de impunidad.

Este estudio colocó en el número 3 la desafección democrática. El avance del populismo y autoritarismo, en comparación con las otras regiones analizadas en el índice, es sensible en América Latina que presenta la mayor recesión democrática durante las dos últimas décadas con un descenso en la calificación de 6.43 en su máximo punto en 2008 a 5.79 el año 2022 (-0.64).

Desde 2015, último año en que no descendió la calificación regional promedio, al 2022, 16 países han retrocedido en su calificación promedio, y solo 4 han mejorado (Uruguay, Costa Rica, Chile y Colombia). Esto muestra a las claras que la tendencia generalizada es regresiva.

El renglón 4 es para la Gobernabilidad bajo presión y rápida pérdida de apoyo de los mandatarios, en esta parte refleja una profunda crisis de representación que está afectando la confianza en los partidos políticos tradicionales y trasladando las expectativas hacia nuevos liderazgos con escasa estructura y experiencia de gestión que les impiden al llegar al poder contar con bases sólidas de gobernabilidad.

En tanto el Aumento de flujos migratorios se encuentra en la posición 5, en esta parte resalta la migración venezolana, compuesta por individuos que huyen de la violencia, la persecución política y la penuria económica. Actualmente, el mundo alberga a 7.7 millones de migrantes venezolanos, de los cuales 6.6 millones residen en América Latina, concentrándose principalmente en Colombia (2.9 millones) y Perú (1.5 millones).

Índice de Riesgo Político en América Latina 2024, sitúa como riesgo 6 la Radicalización de las protestas sociales y especifica que las protestas en América Latina han tenido un denominador común: desconfianza en la clase política, altos niveles de malestar económico y democracias que no son capaces de procesar los problemas políticos y sociales.

En este mismo informe, habla sobre la Inestabilidad internacional y la ubica en el número 7 y afirma que constituye un riesgo geopolítico para América Latina, con efectos directos e indirectos. Desde una mayor inflación por las dificultades de las cadenas de suministro, hasta cambios en políticas hacia Latinoamérica de parte de Estados Unidos, la región es vulnerable a los shocks internacionales y al rol de sus dos principales socios comerciales: Estados Unidos y China.

Ya para el Deterioro del clima de negocios está en la posición 8, especifica que en América Latina tiene todo para dar el salto al desarrollo en la transición de la economía. Los minerales críticos para la economía del futuro se encuentran en la región: cobre, cobalto, níquel y el propio litio, donde Bolivia, Argentina y Chile concentran cerca del 60% de las reservas mundiales.

El Impacto de la tecnología en la política se plantea en el punto 9 y estipula que esta nueva ciudadanía, cargada de información, ha movilizado su apoyo a líderes que pueden construir un relato fácil de digerir y viralizar.

Finalmente, en el renglón 10, trata de la Vulnerabilidad frente al cambio climático y detalla que esta pone en riesgo temas relevantes como la seguridad alimentaria, la escasez de recursos hídricos, una mayor dificultad para hacer frente a eventos climáticos extremos y una capacidad de adaptación cada vez más compleja de las comunidades más desfavorecidas.