La Oficina Judicial de Servicios de Atención Permanente de Puerto Plata impuso un año de prisión preventiva en contra de dos hombres imputados por la muerte de dos personas, en un hecho ocurrido el pasado 30 de abril, en Estero Hondo.
La magistrada Rosalva Minanyeli, quien además declaró la complejidad del proceso, impuso la medida de coerción en contra de Juan Alberto Perdomo y Manuel Francisco Pichardo, imputados por las muertes de Eduardo Generoso Pérez y Maribel del Carmen Acosta.
Por determinación del tribunal, los imputados cumplirán la medida de coerción en el Centro de Corrección y Rehabilitación San Felipe, en Puerto Plata.
En la audiencia de solicitud de medida de coerción, el Ministerio Público, representado por las fiscales Karen Lidia Santana y Julissa Gómez, mostraron al tribunal los peligros de que los imputados trataran de sustraerse del proceso, de no ser aplicada la prisión preventiva, como medida de coerción.
El órgano de justicia ha calificado de manera provisional el caso de violación a los artículos 265, 266, 295, 296, 297, 304, 379 y 386-3 del Código Penal Dominicano, los cuales tipifican y sancionan la asociación de malhechores, el asesinato y el robo asalariado.
Las investigaciones realizadas hasta el momento por el Ministerio Público han determinado que ambos imputados laboraban para Pérez, quien se enteró que, en su calidad de empleados de confianza, habían estado robándole animales de su propiedad para venderlos y lucrarse, lo que motivó que, para ocultar dichas acciones, decidieran cometer el hecho de sangre.
Luego de cometer el doble asesinato, los imputados se encargaron de trasladar los cuerpos sin vida a las afueras de la residencia y en la misma finca procedieron a quemar los cuerpos, marchándose de dicho lugar y regresando al día siguiente para recoger parte de los restos de huesos de los cadáveres de las víctimas y lo introdujeron en un saco.
Posteriormente, el imputado Francisco Pichardo se dispuso a escribirle a Franchesca Acosta, hija de la occisa, para hacerle creer que su madre estaba viva, mientras que el imputado Juan Alberto Perdomo, hizo lo propio, escribiéndole vía texto al Eduardo Pérez, hijo de Pérez, con intención de hacerle creer que sus padres estaban vivos.
Esta acción de los imputados generó en los hijos de las víctimas la duda y sospecha, dado que sus padres no acostumbraban a escribirles de esa forma y que su escritura no correspondía con el nivel académico de los mismos, lo que los llevó a alertar al Ministerio Público.