El Partido Comunista del Trabajo (PCT), el club 30 de Mayo y viejos militantes del Frente Estudiantil Flavio Suero (FEFLAS) rindieron homenaje al ingeniero Roberto Sánchez, fallecido el pasado 24 de enero.

El pasado 7 de febrero, el ministerio de Economía puso el nombre del profesional a su jardín y develizó una tarja, como un tributo permanente al profesional y luchador revolucionario.

El domingo 6 sus amigos, familiares y compañeros se reunieron en el Club Deportivo y Cultural 30 mayo para honrar su memoria.

Efraím Pena, presidente del club, resaltó el espíritu solidario de Sánchez y recordó que fue el primer presidente de esa agrupación.

Roberto Sánchez murió el pasado 24 de enero y sepultado en el cementerio Jardín Memorial. Fue despedido con un poema de Miguel Hernández, el poeta español que murió en la cárcel.

A continuación, las palabras pronunciadas en el acto del barrio 30 de Mayo por Vianco Martinez y Leonardo García, amigos de Sánchez por más de cuarenta anos.

Esa sonrisa tuya

A Roberto Sánchez, In Memoriam

Roberto Sánchez

Hoy hemos venido a este lugar a despedir formalmente a Roberto Sánchez, a entregárselo a la brisa y a ponerlo para siempre en manos de la eternidad.

No hemos venido a llorarlo, hemos venido a celebrar su vida y a celebrar su lucha. Hemos venido a inventarle un adiós que no se parezca al adiós de las ausencias, y a decirle a nuestro viejo Robertico, que lo vamos a querer siempre, por encima del tiempo y por encima de todo.

Roberto fue un caminante, y a los caminantes se les recuerda mirando al futuro, que es el lugar donde van a parar todos los sueños. En sus andares, se hizo amigo de la lluvia, y, en sus trayectos, las montañas le contaron sus secretos.

Roberto fue un militante, un hombre de partido que no entendía la vida sin un compromiso político y social. Tuvo más de cuarenta años ininterrumpidos de militancia revolucionaria. Y eso ya es un memorable acto de dignidad.

Roberto fue, además, un profesional de vanguardia, tan de vanguardia que sus maestros terminaron pareciéndose a él y siendo, respetuosamente, sus discípulos.

A su paso, todos se quitaban el sombrero para verlo pasar y como señal de reverencia por la humildad de su sabiduría.

Roberto fue un amigo de sus amigos, que hizo de la amistad casi una religión. Todos sabemos que dejaba de comer para que otros comieran y que siempre tenía una palabra de aliento para los demás. Tener un amigo como él fue un lujo inconmensurable y una inapreciable e inmensa distinción.

Por encima de todo eso, Roberto fue un caballero de capa y espada, de esos que se pelan por dar la silla a las damas y que no pueden entender la vida sin tender el brazo a quien lo necesite.

Su don de gentes y su caballerosidad estaban hechos a prueba de dificultades y estaban situados por encima de todo, incluso de sus propias ideologías.

Roberto Sánchez era hijo de la última generación de luchadores que se enfrentó a la dictadura de Joaquín Balaguer y que tuvo que recoger la cosecha de sangre dejada por aquel régimen siniestro que enlutó el país por los cuatro puntos cardinales. Una generación que fue vencida por las desmesuras del poder, pero que nunca entregó sus sueños y nunca se le arrodilló a nadie. Él fue el mejor representante de aquella dignidad acorazada que nos hizo siempre mirar al sol.

Para todos nosotros –sus amigos, sus parientes, sus camaradas- la muerte de Roberto Sánchez es un desastre universal.

Se dio a querer tanto, y tanto se hizo presencia entre nosotros, que al irse se apaga una luz que siempre fue demasiado grande y demasiado poderosa.

Lo que nos reconforta es su sonrisa, esa sonrisa invencible, que ahora queda en la sonrisa de las flores, en la música de los ríos y en los caminos de las cordilleras.

El Roberto que hoy venimos a entregar a la eternidad, es ese, el hombre sin manchas que murió como vivió; el caminante que nunca se detuvo frente a las dificultades del camino; el que nunca flaqueo ni siquiera en los momentos más difíciles y tentadores de la vida; el profesional que dio cátedras de humildad, ética y sabiduría; y el amigo del alma que nunca le falló a nadie.

Aquí está Roberto, todo él, con su sonrisa invencible y sus botas de inventar caminos.

Aquí está él, eterno militante del alba comandando los sueños.

Aquí está el profesional sin fisura que dejó su sonrisa grabada en las arenas del tiempo.

Aquí está Robert, el esposo amoroso, el padre comprensivo, el hermano total. Aquí está, sencillamente, nuestro Roberto Sánchez, el amigo de siempre.

A partir de ahora, él siempre va a ser futuro y va a ser un lucero naciendo en sus montañas. Y un día, cuando este mundo lastimado por el dolor de la injusticia empiece a cambiar, pero a cambiar de verdad, Roberto va a ser presencia y siempre va a estar en la sonrisa de los militantes.

Hoy lo estamos entregando a la brisa para que todas las flores empiecen a decir su nombre y para que un día su nombre esté presente en los poemas y canciones que se vayan a escribir en el futuro.

¡Adiós Roberto, amigo del alma! ¡Gracias por la inmensidad de tu presencia!

Hago falta

Leonardo García

“Yo siento que la vida se agita nerviosa si no comparezco, si no estoy

Siento que hay un sitio para mí en la fila

Que se ve ese vacío, que hay una respiración que falta

Que defraudo una espera

Siento la tristeza o la ira inexpresada del compañero

El amor del que me aguarda lastimado

Falta mi cara en la gráfica del pueblo

Mi voz en la consigna, en el canto, en la pasión de andar

Mis piernas en la marcha, mis zapatos hollando el polvo

Los ojos míos en la contemplación del mañana

Mis manos en la bandera, en el martillo, en la guitarra

Mi lengua en el idioma de todos

El gesto de mi cara en la honda preocupación de mis hermanos”

Con esos versos del poeta y cantautor Uruguayo, Alfredo Zitarrosa, doy inicio a mi intervención esta tarde de hoy domingo 6 de febrero, en que nos hemos congregados en el local que aloja el Club 30 de Mayo, del barrio que lleva el mismo nombre con la única intención de llevar a cabo un “Memorial de Vida por Roberto Sánchez”, un amigo que se apartó de la vida terrenal el pasado  24 de enero.

Se ha escogido este lugar por el significado que tuvo para nuestro hoy recordado, quien fue uno de sus miembros fundadores y además un activo munícipe del barrio, del cual no se apartó aun cuando dejó de residir en el mismo.

Hace 46 años conocimos a Roberto Sánchez, cuando estudiábamos en el Liceo Secundario de Estudios Comerciales Lic. Víctor Estrella Liz (La Perito), donde se destacaba como dirigente del Frente Estudiantil Flavio Suero (FEFLAS), siendo, además, un propulsor de las actividades deportivas, artísticas y culturales que allí se desarrollaban.

En correspondencia con lo anteriormente dicho, Roberto formó parte del Grupo de Poesía Coreada Nuevo Rumbo, del Teatro Experimental Estudiantil y del Grupo de Baile Folclórico; como puede apreciarse, tal como dijera ante su féretro Andrés Santana: “Roberto fue polifacético” .

Hoy recordamos y le hacemos reverencia a un ser humano excepcional, a uno que dedicó la mayor parte de su vida a la defensa de la clase desposeída de nuestro país, a la lucha por el bienestar colectivo, a la defensa de los derechos y prerrogativas constitucionales de los de abajo, de los obreros, de los campesinos, de los profesionales, de los estudiantes, en fin, de los sectores populares.

Hoy recordamos y le hacemos reverencia a un luchador incansable por la conservación de los recursos naturales y la protección del medio ambiente, a un defensor de la humanidad, de la naturaleza. En conclusión, a un defensor de la vida en todas sus manifestaciones.

Hoy recordamos y le hacemos reverencia a un auténtico revolucionario; de la estirpe de Ernesto Guevara de la Serna, uno que fue fiel a sus principios, a sus ideas y a sus convicciones, las cuales vio representadas en un partido, en el cual militó desde temprana edad, manteniéndose en él firme e incólume por siempre.

Hoy recordamos y le hacemos reverencia a un fiel esposo, mejor padre, solidario hermano, excelente profesor y gran amigo; recordamos y rendimos merecido homenaje a Ángel Roberto Sánchez Percinal, quien, por su vida, su accionar y su conducta, en todos los sentidos, habrá de convertirse en un verdadero paradigma para las presentes y futuras generaciones tanto en asuntos gremiales, como medio ambientales, didácticos, morales, cívicos y humanos.

Hoy recordamos y le hacemos reverencia a un compañero que fue marcado para siempre con la honradez del ilustre Juan Pablo Duarte, heredando además la humildad, valentía y firmeza de nuestro gran Otto Morales.

Hoy nos inclinamos reverentes por la memoria de Roberto Sánchez, un hombre puro que tuvo como mayor defecto no preocuparse por sí mismo, no atender a tiempo y enteramente su salud, porque siempre estuvo preocupado por la situación de los demás (el dolor ajeno, era el suyo).

Recordamos a un hombre entregado a la política, amante de la literatura, amigo de la ciencia y que fue salpicado por la pluma de Don Pedro Mir, de Rubén Suro, de René del Risco y de otros insignes poetas dominicanos.

Finalmente, concluiré adaptando a las nuevas circunstancias algo que escribí para Ángel Roberto Sánchez en ocasión de uno de sus cumpleaños:

A un amigo quiero hoy

recordar como hace años

y para que no resulte extraño

la forma en que lo voy hacer,

voy a cambiar de parecer

ya que de acuerdo a la ocasión

se debe llevar el traje.

 

Sin que presuma ser decimero o recitador;

pienso que es mejor

decirlo con armonía

y si ponemos alguna rima,

tendrá mayor fervor.

 

Mi amigo fue orador,

comunista, poeta e ingeniero;

un agrónomo que con esmero

recorrió toda la nación.

 

Apoyándose en un bastón

caminó valles y montañas,

cual sigilosa araña,

tejiendo un país mejor.

 

Sin que parezca adulador,

tampoco una idolatría.

Aún inerte, todavía

Roberto sigue siendo

Maestro, Orientador y Guía.

 

Fue rico en sabiduría,

honesto por demás;

le sobraba dignidad

para educar con ella

a todos los habitantes

de nuestra media isla

en un solo día.