El país tiene una reciente Ley de Ordenamiento Territorial, Uso de Suelo y Asentamiento Humanos (Ley 368-22) la cual es esencial para avanzar en el orden del uso de suelo para organizar el territorio, dar racionalidad, equidad territorial y eficiencia. Para esta Ley ser funcional necesita apoyarse en un Plan de Ordenamiento Territorial (POT), como herramienta fundamental para orientar y regular el desarrollo de cada municipio, en concordancia con las directrices nacionales que establece la Ley 368-22.

El Plan de Ordenamiento Territorial (POT), para su puesta en práctica debe estar en armonía con los principios de sostenibilidad, equidad, participación ciudadana y coordinación interinstitucional, contribuyendo a fomentar un crecimiento territorial ordenado y equitativo, generando beneficios para la comunidad y promoviendo un desarrollo sostenible.

El POT, es un instrumento de planificación y gestión que debe tener como objetivo principal orientar el desarrollo territorial en cada municipio del país, a través de la definición de políticas, estrategias y normas para la ocupación y el uso del suelo.

En República Dominicana, el POT debe ser obligatorio para todos los municipios y debe ser elaborado y adoptado por cada uno de ellos, en concordancia con las directrices y normativas establecidas por la ley de ordenamiento territorial. Este plan debe contemplar la visión de desarrollo a largo plazo, así como los posibles escenarios futuros y las estrategias necesarias para alcanzarlos.

El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) debe regirse fundamentalmente por los siguientes principios:

  1. Sostenibilidad: el plan debe promover un desarrollo sostenible, que garantice la protección y conservación del medio ambiente, así como el uso responsable de los recursos naturales.
  2. Equidad: El POT debe buscar la equidad en la distribución de oportunidades y beneficios, evitando la concentración excesiva de actividades y recursos en ciertas áreas del territorio.
  3. Participación ciudadana: Es fundamental garantizar la participación de la comunidad en la elaboración y seguimiento del Plan de Ordenamiento Territorial, para asegurar que sus necesidades y expectativas sean tenidas en cuenta.
  4. Coordinación interinstitucional: El POT requiere de la colaboración y coordinación entre diferentes entidades y niveles de gobierno, para asegurar una planificación integrada y coherente. Debe haber justificada y asignación presupuestaria con el debido soporte técnico.
  5. Régimen de consecuencias: Debe haber un régimen de consecuencias para las acciones indebidas durante la implementación del POT.

El proceso de elaboración del POT implica una serie de etapas, que van desde el diagnóstico de la situación actual del municipio, hasta la formulación de estrategias y acciones concretas para alcanzar los objetivos planteados. Durante este proceso, se deben realizar consultas públicas, mesas de trabajo y otros espacios de participación ciudadana, donde los habitantes del municipio pueden expresar sus opiniones y contribuir a la construcción del plan.

Distrito Nacional, República Dominicana. EFE/Orlando Barría

Además, el POT debe contemplar aspectos como el uso del suelo, la vivienda, la movilidad, las infraestructuras, el medio ambiente, el patrimonio cultural (educación, deportes, recreación turismo), medios productivos, entre otros. De esta manera, se busca garantizar un desarrollo territorial integral, equilibrado y sostenible.

El POT establece las directrices y normas para la distribución del suelo y el uso de los recursos naturales, así como para la localización de actividades urbanas, rurales y de protección ambiental. Además, determina las condiciones para el desarrollo de infraestructuras, servicios públicos, vivienda, transporte, entre otros aspectos clave para el desarrollo de un territorio.

Algunos de los elementos que se deben contemplar en un Plan de Ordenamiento Territorial son:

  1. Diagnóstico y análisis del territorio: Realizar una caracterización detallada del territorio, identificando sus potencialidades, Áreas de oportunidad de mejora, recursos naturales, infraestructuras existentes, entre otros aspectos relevantes.
  2. Zonificación y usos del suelo: El POT delimita las diferentes zonas del territorio, estableciendo los usos permitidos en cada una de ellas (residencial, comercial, industrial, agrícola, protegido, restringido, etc.). También se determinan las densidades y alturas máximas permitidas en cada zona.
  3. Sistemas de transporte y movilidad: Se planifican y proponen sistemas de transporte eficientes y sostenibles, estableciendo redes viales, infraestructuras de transporte público, colectivos, ciclo vías, entre otros.
  4. Protección ambiental y cultural: El POT establece las medidas necesarias para la protección de los recursos naturales y culturales del territorio, como áreas de conservación, paisajes protegidos, patrimonio histórico y cultural.
  5. Equipamientos y servicios públicos: Determinar las necesidades de equipamientos (hospitales, escuelas, parques, centros deportivos, etc.) y servicios públicos (agua, telecomunicaciones, electricidad, alcantarillado, recolección de residuos, etc.) para dar respuesta adecuada a la demanda de la población.
  6. Participación ciudadana: Durante la elaboración del POT se busca la participación activa de la comunidad, fomentando la consulta y el diálogo con los diferentes actores involucrados, como ciudadanos, organizaciones sociales y empresariales, entre otros.

El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) es un instrumento de larga duración, con un horizonte de tiempo que puede oscilar de diez a veinte años. Sin embargo, debe ser revisado y ajustado periódicamente para adaptarse a los cambios y nuevos desafíos que se presenten en el territorio.

En definitiva, un Plan de Ordenamiento Territorial es fundamental para orientar el desarrollo y crecimiento de un municipio de manera planificada y sostenible, garantizando la calidad de vida de sus habitantes y la adecuada utilización de sus recursos.