La educación es clave para el desarrollo social y económico para las naciones globales y República Dominicana no es la excepción, y de hecho en 2012 se aprobó que cada año se destinaría el 4% del producto interno bruto (PIB) para el sector educativo, pero además hay que apuntar hacia mejoras del capital humano.

En este 2024, la Dirección General de Presupuesto (Digepres) estableció que ese porcentaje del PIB  alcanzaría los RD$ 297,041.5 millones y, pese a esta cifra de inversión, representantes del Banco Mundial y ministros de Educación de otros países de América Latina consideraron que “no se trata de mayor inversión o capital estatal”, sino de focalizar y redirigir el presupuesto al capital humano, entre ellos y particularmente a la calidad de enseñanza de los profesores.

“Mientras que aumentar la inversión en educación es crucial, también tenemos que  mejorar con los recursos que ya tenemos”, aseguró la jefa de Educación del BID, Mercedes Mateo.

La ejecutiva indicó que si bien se debe invertir más, concomitantemente hay que lograr que cada dólar gastado además impacte positivamente a los estudiante en situación de vulnerabilidad.

“Lo que nos falta, y es crucial en este momento, es el compromiso político, porque sabemos qué hacer, pero en gran escala se requiere el compromiso de los ministros de Finanzas y Educación, además de la sociedad civil”, resaltó el director de Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Jaime Saavedra, exministro de Educación de Perú.

“Tenemos que ser más eficientes y eficiencia significa el mejor uso de recursos humanos, equivale que el gasto en inversión en maestros se asegura seleccionando a los mejores docentes dotados de mejores capacidades”, insistió el funcionario del Banco Mundial. 

De hecho, agregó,  “esta acción aseguraría que la figura del maestro nunca será politizada”.

De acuerdo con Mateo y Saavedra, cuando los países hablan de educación deben referirse a que la clave debe ser el aumento de la calidad para revertir que el rendimiento de los estudiantes en matemáticas, por ejemplo, esté por “debajo de los niveles de inversión”.

El BID resaltó que uno de cada cuatro jóvenes de 15 años en la región no pueden demostrar habilidades matemáticas fundamentales, y uno de cada dos no puede hacerlo para la lectura. Las tendencias de aprendizaje no se están moviendo en la dirección correcta para la mayoría de los países”, consideró.

“La educación es la base fundamental en la cual Costa Rica ha logrado ubicarse con altos estándares en un contexto regional que lucha por mejorar su condición”, dijo el ministro de Hacienda de ese país centroamericano, Nogui Acosta Jaén.

Durante la reunión de Gobernadores, llevada a cabo en Punta Cana, las entidades multilaterales como el BID y el Banco Mundial estuvieron llamando a los responsables de políticas a tomar medidas inmediatas para superar lo que lamentaron sea una de las mayores crisis educativas de la región en los últimos 100 años, para así garantizar las perspectivas futuras de los jóvenes y el anhelado crecimiento sostenible.

Al margen de calidad, en cuanto a recursos un informe del BID reveló que mientras en 2015 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estableció que se destinó una media de US$ 8,400 por alumno de primaria y US$ 9,200 por el de bachiller, para una diferencia de US$ 800 entre ambos alumnos, esta cifra alcanzó solo los US$ 2,300 en la región de América Latina y el Caribe.