Desde la advertencia de “problemas de abastecimiento” de alimentos en Brasil, por falta de fertilizantes, hasta dificultades en la industria de automóviles en México, por escasez de microchips. La crisis de abastecimiento ya comienza a tocar algunos países de América Latina, sin que la República Dominicana quede fuera de sus efectos.
Hasta el momento, los sectores productivos no han enfrentado situación de escasez en la materia prima, como consecuencia de los cuellos botellas de las grandes cadenas de suministros que ha provocado la pandemia del COVID-19. “Lo que sí ha habido en el país son importantes incrementos de precios en el costo de las importaciones, combustibles y varios productos o materias primas, que se utilizan en la elaboración de bienes finales”, explica el economista Antonio Ciriaco, y menciona lo que ha ocurrido con el trigo, grasas comestibles, soya, maíz.
En efecto, los precios de combustibles y alimentos en el país son los que más han incidido en la inflación acumulada, que este año ya se ubica en un 6.56%.
Para el economista Ciriaco, no será hasta mediados del 2022 cuando se normalice “los cuellos botellas”, de la cadena de suministros, es decir, los desajustes entre la oferta y demanda de los combustibles y materias primas. “Y estos no sólo provocará que los costos de importación seguirán altos, sino que esto se combinarían con una escasez de los mismos. También el Estado podría verse impedido de otorgar cualquier subsidio prolongado por presiones en las finanzas públicas”, advierte Ciriaco Cruz, quien también es vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
El Gobierno dominicano viene moviendo fichas para compensar las consecuencias de este panorama internacional, en el valor de la canasta básica. Por eso, decidió subsidiar con 1,600 millones de pesos el costo de los fertilizantes y durante todo el año ha tomado acciones en esta línea, incluyendo subsidios a harinas y combustibles para no traspasar los aumentos de precios al consumidor. |
Entre los productos que podrían escasear en el país, vislumbra Ciriaco, siguen siendo insumos como trigo, grasas comestibles, harina de trigo, maíz, soya, y entre los combustibles, el carbón mineral y el gas natural.
Todas estas materias primas mencionadas, inciden en el costo de productos comestibles de alto consumo a nivel nacional. El mismo Banco Central, cada mes que ha anunciado en medio de la pandemia el cálculo de la inflación, dice que la “dinámica inflacionaria” en el mercado local, se ha mantenido influenciada, “por factores de origen externo, relacionados al aumento de los precios en los mercados internacionales de los insumos alimenticios, el petróleo y otras materias primas”.
“El efecto del panorama internacional, en la recuperación de la economía que ha experimentado el país es que genera incertidumbre… Y lo que se está sintiendo es que la economía crece, pero con inflación. Si esta situación se prolonga, provocaría en el mediano plazo importantes demandas salariales en determinados sectores de la sociedad dominicana”, insiste Ciriaco.
El economista Miguel Andújar llama la atención sobre que República Dominicana ha sido de los países de América Latina con mayor inflación registrada. Coincide con Ciriaco en que, de la misma manera que la política monetaria se atribuye el crecimiento económico, de igual manera recae en sus hombros el diferencial en la inflación con respecto al promedio de América Latina.
Origen del problema de abastecimiento
El economista Miguel Andújar aporta más detalles al origen de la problemática de abastecimiento. Cuenta que, tradicionalmente, las empresas mantienen inventarios mínimos para abaratar costos, especialmente por los efectos de la pandemia en el año 2020.
Sin embargo, analiza, la reapertura de los mercados en el 2021 ha sido mucho más rápida de lo esperada, “lo que ha llevado a una demanda que ha superado la oferta con creces, desde los productos de primera necesidad, hasta el transporte de los mismos, y de ahí el alto costo de los fletes marítimos donde algunas rutas han subido el precio hasta 500%”.
El economista usa Estados Unidos para ilustrar lo ocurrido: “Ahora mismo cuatro de cada 10 fletes que entran por los puertos norteamericanos, lo hacen vía el puerto de Los Ángeles y Long Beach, creando un cuello de botella, y taponamiento, con una limitada flotilla de barcos a nivel global”.
Agrega que en el caso de Europa, el costo del gas natural ha sido determinante en el costo de producción, llevando a un sin número de empresas industriales a cerrar, incluyendo la industria de fertilizantes, que en el país se sentirá en la cosecha de arroz, y demás rubros agrícolas, a partir del próximo año.