Hace bastante tiempo leí una triste historia sobre los pueblos originarios que durante el siglo XIX estaban localizados en el sureste y fueron enviados al oeste. Estas tribus y confederaciones fueron obligadas por el gobierno del momento, a irse de sus tierras para dejarla en manos de los hombres blancos que llegaron de Europa y que construían un nuevo proyecto de nación, sin contar con las etnias nativas. Los pueblos Cheroquis,  Chickasaws, Choctaws, Creeks, Seminola y miles de esclavizados negros mezclados con los indígenas o no, entre otros, fueron expulsados y obligados a trasladarse en una marcha forzada de más de mil kilómetros en el invierno de 1838 a 1839.

En esta marcha murieron niños, mujeres, ancianos, hombres adultos y jóvenes. Los cálculos son inexactos, solo los Creeks dicen que murieron 3,500 personas. La historiografía cuenta que se obligó a 100,000 nativos americanos, a irse de sus tierras a vivir a lugares desconocidos en los famosos “territorios indios”. Todo esto se realizó de manera legal con la promulgación de una cruel jurisprudencia que apoyó la Ley de “Tratado Forzoso de los indios”, promulgada el 28 de mayo de 1830, bajo el gobierno de Adrew Jackson. Esta ley fue apoyada por las poblaciones estadounidenses del sur y del noroeste. El apoyo del genocidio fue aplaudido por la élite blanca y la población blanca que necesitaba tierras y los recursos que estaban bajo posesión de los pueblos originarios.

Los Cheroquis relatan que murieron 4,000 personas, el equivalente a una cuarta parte del total de su población. Los que murieron en ese invierno, lo hicieron por frío, hambre y enfermedades. Lo obligaron a salir con lo poco que pudieron recoger, algunos casi nada. Los soldados arremetieron y los expulsaron de sus antiguos  territorios, la historia llama a este hecho tan doloroso como un nombre poético  “el sendero de las lágrimas”. Antes de la expulsión se habían producido las famosas limpieza étnica, por la famosa búsqueda de oro, hoy son las tierras raras.

Cuando miro esos relatos históricos me duelen y me dan rabia. Una piensa que en estos momentos de la historia de la humanidad no volverían a verse, ni a plantearse como provocación política. Pero mis impresiones humanistas se desbordan, a pesar de que abrimos la boca y colocamos las manos en el pecho. No tenemos misiles, escudos protectores y estamos bajo las garras imperiales de una élite fascista. Con sus drones asesinos, inteligencia artificial y sus muchos recursos militares, estamos a merced de su sombrilla.

La reunión en Arabia Saudita mostrará el camino de las nuevas dermarcaciones territoriales, felices los gentiles que de ellos sabremos mañana.

Recordé la vieja película de Jack Nilcholson que se titulaba “Atrapado sin salida” con lobotomía mental y toda la parafernalia que usa el poder. Expulsar al pueblo de Gaza de su territorio es un  caso que puede compararse con el Sendero de las Lágrimas. Esa historia se puede repetir ahora mismo en el territorio palestino. Se le solicitó formalmente a Jordania y Egipto para que recibiera la población gazatíes y Arabia Saudita debería supuestamente pagar la factura de ese proyecto playero. Parecería que este mundillo se está volviendo loco, por el irrespeto a las personas, cultura e historia. Estamos a la interperie y sin paragua.

Todos los aliados de Estados Unidos e Israel están a favor del proyecto “La Riviera de Oriente Medio”. No obstante, los palestinos son un pueblo que ha sido sometido a un genocidio moderno, humillados y sometidos por las fuerzas sionistas y grupos políticos como el de Hamás que no le ha importado su propia población para aplicar proyectos armados y posturas violentas para someter a Israel. Los pactos de paz son fallidos y se convirtieron en una panoplia ordenada de documentos vacíos e incumplidos.

La política exterior de las élites occidentales sirvió para redactar memorias vacías.  Pensar que el plan Trump no se cumplirá en Gaza, es falso, me temo que confían demasiado en la variable repudio internacional. Nunca antes, en lo que va de siglo, las personas buenas y pueblos de paz, han visto mermar sus fuerzas para  detener la avaricia, sandeces y ambiciones territoriales de cualquier bando político y de las  apetencias desmedidas de las élites por los recursos de otros.

Ya todos iniciamos el camino de las lágrimas. La Unión Europea se derrumba y muchos otros estados van a desaparecer. Se inicia una segunda guerra fría. La guerra no se detiene en ningún confín del mundo. Se cierran los caminos, en un lado se ven las destrucciones y muertes masivas. Por otro lado se abren los frentes de guerra.  Los tribunales no se respetan, la gente sigue aturdida con el consumo de marcas, tecnologías que te espían, basuras de plásticos, codicias por tierras raras, control de los llamados espacios vitales, casas de señoritas para agradar a los encendidos machos que controlan cuerpos, parejas, bienes materiales, entre muchas más cosillas.

Predominan en la política “las damas de alquiler” aquellos agentes que negocian la vida de la gente moviéndose a diferentes lugares para amedrentar a los pacíficos, ofreciendo miserias o amenazando con sus aviones, drones asesinos, persecución, falsas acusaciones y mentiras indefendibles. En los relatos actuales son intensas las lluvias, los montones de mensajes ofensivos, la pesadez interparlamentaria de los partidos que pactan con el mal.

Asumen la política del garrote, rompen cabezas, excluyen y culpan al pendejo o infeliz, o pobres de los grandes problemas que desatan las luchas entre las élites. La OTAN se debilitó y los europeos pagaran su 5 % del PIB. Este nuevo orden mundial, muestran quiénes son los que mandan, las corporaciones que definen las estrategias del mercado, los límites territoriales de sus arcas colapsadas, la vuelta a los nacionalismos extremistas y gentes sin sentidos de memoria, ni de sentimientos por el otro.

Todavía hay personas que siguen creyendo en el proyecto feliz de las familias ricas del mundo. Que son buenas personas y que por tierra, aire y mar se interesan por los desposeídos del mundo, por los niños afectados por la guerra y drogas. Ciudades atrapadas con las pandillas y los innumerables problemas que acarrea un mundo tóxico de petróleo, inmunidades parlamentarias y viejos cuentos de vaqueros sobre su posición de proteger el planeta.

A la mera hora, todavía hay personas que venden la idea que las élites constituyen buenos modelos a seguir y que sus decisiones que son poderes coercitivos y poderes persuasivos para amedrentarnos o someternos a su voluntad son normales y buenos. Las élites se sostienen en una estructura bien arreglada que exigen, al otro, lo que no pueden dar. Son los que definen roles sociales y jerarquía de clases que afectan la vida de todas las personas y del orden social. Son los propietarios de grandes corporaciones que destruyen el planeta, políticos y altos mandos militares que sostienen lazos de familias o de clases que se sostienen con sus bienes materiales arrebatados por el trabajo mal pagado, robados o expropiados.

Esas élites fueron las que definen la expulsión de los trabajadores que laboran en el extranjero y que llamamos migrantes. Son los que prefieren el petróleo, la energía nuclear y la guerra. Esas élites programan la expulsión de los territorios que amamos y de los valores y espacios de los cuales tenemos memorias. Son lo que se hacen llamar “locos” y actúan como tal, para hacer temblar a los miedosos, e impulsar medidas autoritarias.

Bienvenido a la toma de conciencia. Estamos ya transitando el sendero de las lágrimas. Y estoy muy clara que el proyecto para construir la Riviera de Gaza es un plan probable, ojalá, yo me equivoque. Las razones son obvias, tienen suficientes experiencias históricas y están agarrando todo el poder del mundo.

Las élites blancas de los Estados Unidos y de Israel y sus aliados no se oponen al proyecto “la Riviera de Oriente Medio”. Su base se sostiene en sus ideas mesiánicas de carácter religioso, por su control total en el Medio Oriente, su clara delimitación territorial muestra que ya generan otro acuerdo de “Yalta”, sin firmas entre partes. Los acuerdos de Trump y Putin no son un significante vacio.  No usan un eslogan sin fundamentos, estamos en la presencia de las  evidencias. La realidad de la segunda guerra fría se solidifica mientras pasan los días. La reunión en Arabia Saudita mostrará el camino de las nuevas dermarcaciones territoriales, felices los gentiles que de ellos sabremos mañana.

En estos días vamos a contemplar un Yalta entre dos, el cual va definir un nuevo orden internacional. Todos clamamos por la paz, pero será este el único mecanismo para lograr dicha, paz. Creo que no, podría negociarse el conflicto de Ucrania y sus aliados entre muchos, para que se puedan limar los posibles problemas que en este tipo de casos, pueden suscitarse, si solo se hace  un arreglo entre los dos, no hay posibilidad que no se produzca un verdadero diálogo.  Las lágrimas se vierten. Yo apuesto por senderos justos, lleno de clorofila, en la cual, las palabras sean respetadas y pensemos en un mundo amable, porque  somos los conmovidos del mundo.

Fátima Portorreal

Antropóloga

Antropóloga. Activista por los derechos civiles. Defensora de las mujeres y los hombres que trabajan la tierra. Instagram: fatimaportlir

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