El temor que inspira un posible regreso de Leonel Fernández al poder ha potenciado a Danilo Medina. El rechazo a Hipólito Mejía puso la candidatura presidencial del PRM en manos de Luis Abinader. Ambos hechos están conectados no solamente por el miedo que los inspira sino por las consecuencias.
Danilo Medina, cuya presidencia es el fruto de dos fraudes consecutivos, uno fiscal y el otro electoral, quien ha endeudado el país mas que su propio antecesor en igual periodo, quien impuso una reforma fiscal onerosa y ha sido tolerante de la corrupción propia y ajena, quien no ha dado un solo paso para adecentar la administración pública, quien no ha sido capaz de brindar seguridad ciudadana ni jurídica, quien ha rehusado asumir responsabilidades y ha abdicado otras goza de buena aceptación no así de la popularidad que le atribuyen. Jugando astutamente a la comparación en el manejo mediático se ha vendido con mucho éxito una imagen de hombre bueno consistente con las apariencias, no así con el contenido de su gestión.
Luis Abinader cuya ambición es conmensurable con su inexperiencia ha sido consistente como candidato pero está en la necesidad imperiosa de demostrar destreza y determinación como dirigente opositor si es que la buena acogida que ha tenido su elección habrá de mantenerse y ser exitosa. Al escogerlo en lugar de Hipólito Mejía, los votantes del PRM quisieron eludir la controversia, privilegiaron popularidad contra experiencia, cara joven contra vieja y otros contrastes que por ahora es preferible no abordar.
El miedo sigue siendo el factor determinante en ambos casos. No ha sido amor ni pasión por Danilo ni por Luis, sino rechazo a la odiosa perversidad del uno y a la desafortunada improvisación del otro. Como lectura entre líneas vale consignar que la elección de Luis Abinader y las condiciones de limpieza que prevalecieron en el proceso han arrebatado la iniciativa política al oficialismo y esto es algo que el PRM no debería dilapidar. Quien si estoy seguro de que valora con interés la situación creada es el PLD y ese hecho va a influir, y no poco, en ese partido y el curso de acción que finalmente escojan. También esa elección estará presidida por el miedo, en este caso a perder el poder.