Suspensión y término del año escolar 2019-2020

En esta pandémica realidad lo primero es reconocer que la educación nunca volverá a ser la misma. Por tanto, la necesidad de tomar medidas para desacelerar la velocidad de propagación del Covid-19, obligó a los distintos países a cerrar total o parcialmente las instituciones educativas, posicionando el uso de recursos educativos propios de la educación a distancia, convirtiendo las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la principal herramienta para  continuar los procesos de enseñanza y aprendizaje (Valencia Cobo, 2020).

La noche del martes 12 de marzo del año en curso, el presidente de la República, Danilo Medina, anunció una serie de medidas para evitar el contagio del Covid-19, entre ellas la suspensión de la docencia en centros escolares y universidades hasta el 13 de abril.

El ministro de Educación, Antonio Peña Mirabal, 15 días después, 28 de abril,  según este artículo afirmó que “el presente año escolar 2019-2020 tiene previsto concluir el próximo 19 de junio como está establecido en el calendario escolar”.

También dijo que “hasta el 12 de marzo, último día de clases presenciales, se había impartido el 70 por ciento del contenido curricular, por lo que se busca la forma de priorizar los elementos fundamentales del 30 por ciento restante para hacer un reforzamiento al inicio del próximo año escolar 2020-2021.

Y aclaró “que los docentes han creado un ambiente de escolaridad con los estudiantes en sus hogares, a través de la plataforma en linea.minerd.gob.do que la institución ha puesto a disposición o mediante las redes sociales”, agregando que:  "Gracias a todas esas computadoras que se han entregado y a las laptops a nuestros maestros y maestras es que nuestros estudiantes han podido estar accesando de manera permanente a la página que hemos puesto a su disposición, […] hemos avanzado en más del 70 por ciento en el contenido curricular". La prueba es que el “MINERD ha comprobado que alrededor del 80 por ciento de las familias de los estudiantes a nivel nacional han recibido los contenidos educativos, colgados en las diferentes plataformas digitales”.

El pasado 3 de abril, a través de una nota de prensa, el ministro de Educación (ME, de ahora en adelante), Antonio Peña Mirabal, planteó “la posibilidad de que el año escolar 2019-2020 se dé por concluido el 12 de marzo pasado cuando el Gobierno suspendió la docencia presencial como una de las medidas que tomó para enfrentar la epidemia del coronavirus”. Y agrega: “hacer las pruebas para validar a los estudiantes, ver el 30 por ciento que resta del currículo con los aspectos fundamentales y entonces elaborar guías didácticas para que el próximo año escolar los estudiantes se puedan actualizar”.

Sin embargo, ocho días después –sábado 11 de abril- en aparente rectificación, la prensa publica que el ministro de Educación dijo: “No podemos adelantar ninguna medida con relación al año escolar 2019-2020″, dejando claro que “la decisión final  corresponde al Consejo Nacional de Educación”, quién decidió concluirlo, aprobando a todos los estudiantes.

En el país se reconoce el potencial de estas herramientas para mejorar la educación. Sin embargo,  a pesar de una decretada República Digital y una revolución educativa bien publicitada por las autoridades salientes, la integración de las TIC en la educación preuniversitaria dominicana apenas alcanza un 29%  del estudiantado, acaba de afirmar la presidenta de la Asociación Dominicana de Profesores en un programa de televisión.

Pero, además, la mayoría de los docentes no ha recibido la formación requerida para aprovecharlas, porque un gran porcentaje de las escuelas públicas no pueden utilizarlas por carencia de energía eléctrica, internet y dispositivos suficientes para el estudiantado, porque su adquisición es inaccesible para la clase pobre que asiste a los centros educativos.

Inicio del año escolar 2020-2021

Según dicta el Calendario Escolar, se aproxima la apertura del año lectivo 2020-2021, lo cual genera miedo e incertidumbre en los actores del sistema educativo, por la magnitud actual de la pandemia del Covid-19. Al respecto hay opiniones a favor y en contra sobre esta apertura, pautada para el día 24 del mes en curso. A una semana, apenas, de la instalación del nuevo presidente del Gobierno dominicano, elegido el pasado 5 de julio y, consecuentemente, otro ministro de Educación, el educador Dr. Roberto Fulcar Encarnación, ya designado. A continuación, dos reflexiones sobre el regreso a clases.

  1. La antropología social Tahira Vargas García, en su artículo publicado en este medio el 11/08/2020, titulado ¿Educación a distancia en escuelas públicas?, expresa que la experiencia de investigación en centros educativos ubicados en contextos rural, urbano y urbano-marginal presenta que un proceso educativo a distancia y/o virtual puede presentar barreras. De las barreras que describe se resaltan las siguientes:
  2. a) La educación a distancia necesita de la integración de la familia en el seguimiento y monitoreo, sobre todo en la población infantil. Los hogares dominicanos cuentan con estructuras familiares muy diversas; b) Las condiciones de pobreza y pobreza extrema presionan a casi todas las personas que forman parte del hogar a buscar alternativas de obtención de ingresos fuera, lo cual dificulta seguimiento por las personas adultas responsables. Muchos niños, niñas y/o adolescentes estarían solos en el hogar frente a un televisor/radio o laptop para recibir educación a distancia, lo que no garantiza su efectividad; c) El proceso educativo descansa en las mujeres por el rol tradicional-sexista que le asigna la sociedad de madres y educadoras. c) Establecer un proceso educativo a distancia sobrecarga a las mujeres de las familias que tienen que dedicarse a actividades productivas. d) La ausencia de interacción entre estudiantes puede incrementar el desinterés de niños, niñas y adolescentes a recibir clases a distancia. e) La ausencia de esta interacción puede convertirse en un factor de riesgo para el ausentismo escolar. f) Las decisiones sobre cómo y cuándo iniciar el año escolar deben surgir de  un proceso consultivo y de reconocimiento de la realidad y las condiciones microlocales y familiares en el ámbito nacional.
  3. Este artículo, dicen los autores, “refleja la opinión de la Asociación de Instituciones Educativas Privadas – AINEP”, que titulan: Regreso a clases: Un bien universal de cada niño, niña y adolescente, suscrito por Mari Francis Benzo y P. Jorge William Hernández, SJ., donde expresan: a) Buscar respuestas a las interrogantes de aplazar el curso escolar en la República Dominicana o dejar que la pandemia marque el ritmo de la incorporación a la rutina escolar es un deber ético. b) A pesar de las circunstancias, la gran mayoría de los estudiantes piden a voces un comienzo de clases como les sea posible, esperan volver a la conexión escolar con sus compañeros y maestros. c) La vida nunca va esperar a que estemos preparados para ponernos a prueba. d) Para educar en la distancia y la virtualidad tenemos: tv, radio, internet, WhatsApp, diferentes LMS (sistemas de gestión de aprendizaje), recursos y plataformas gratuitas, etc., y f) No hay que esperar que todos tengamos los mismos recursos, sino aportar soluciones creativas, compartir buenas prácticas y seguir adelante como nación.

¿Qué ha dicho del regreso a clases el designado ministro de Educación?

Entre los planteamientos externados por el educador Roberto Fulcar Encarnación, designado ministro de Educación .Se reproducen aquí los pronunciamientos expresados en una entrevista con Ámbar Castillo y Abel Guzmán Then en Dialogo Libre de Diario Libre, del pasado 10 de agosto y en el artículo escrito por Suhelis Tejero Puntes y Ámbar Castillo, publicado en diariolibre.com, el 06/08/2020.

Primero: Cambiar el modelo educativo del país. Segundo: Enfocar su gestión en formar ciudadanos, priorizando la educación en valores. La escuela tiene que ayudar a la nación a recuperarse de la quiebra ética y moral que vivimos. Tercero: Reconoce que le toca asumir su gestión en un contexto difícil y en un momento en que llamar la comunidad educativa a asistir a las aulas representa un riesgo para la salud y la vida de las personas. Una medida imprudente podría tener un costo muy elevado para el pueblo dominicano. Sin embargo detener los procesos de enseñanza sería una cobardía. Cuarto: La situación del COVID19 en el país obliga a implementar la educación a distancia. Quinto: Reconoce que la educación virtual necesita del acompañamiento de las familias y estas no disponen de competencias y habilidades metodológicas para bien hacer esta tarea, lo que implica capacitarlas por medios virtuales y tecnológicos, tarea que recaerá sobre los profesores. A las familias hay que dotarlas de conectividad. Sexto: Reveló que actualmente hay 32 comisiones de ingenieros, arquitectos y otros profesionales, realizando un inventario de todas las escuelas del país, para ponerlas en condiciones dignas para el regreso presencial a las clases cuando sea posible. Séptimo: La capacitación docente en el uso de tecnologías aplicadas a la educación, unido a la vinculación de la familia como con los educadores de los hijos, es un hecho que va a trascender todos los procesos educativos de los próximos años. Octavo: Sobre la decisión de algunos colegios privados de iniciar el año escolar de forma virtual, consideró que no sería justo que un grupo con mejores condiciones pueda tener educación a tiempo y de calidad, mientras otros se queden atrás

Ante esta situación que aqueja la educación dominicana, lo más importante es entender que más temprano que tarde habrá que volver con flexibilidad a las aulas, aunque en este momento lo que importa es el cuidado de la salud de toda la comunidad educativa.

En una situación tan incierta es difícil tomar medidas por adelantado y, por lo mismo, una de las lecciones de esta pandemia es que no se tiene el control como se desearía.