Buscar respuestas a las interrogantes de aplazar el curso escolar en la República Dominicana o dejar que la pandemia marque el ritmo de la incorporación a la rutina escolar es un deber ético. La opinión pública y la escuela cuentan con un marco legal para iniciar los preparativos de la gestión educativa y cumplir con la misión de educar preservando la salud integral de los niños, niñas y adolescentes. Este principio, contempla cuidar la salud emocional no menos importante para un desarrollo adecuado en cada menor en crecimiento.
Si estamos hablando de salud y desarrollo integral, los niños, niñas y adolescentes necesitan la docencia, la escuela, la experiencia de aprender como base de normalidad y conexión social en sus vidas. Al estar vinculados en la rutina pedagógica, hay algo de ese viejo mundo que permanece, da seguridad y permite un sano crecimiento. Nuestros niños, niñas y adolescentes necesitan esa ancla para su sano desarrollo. La modalidad virtual no violenta ni arriesga la salud; al contrario, puede servir como bitácora a través de la cual la familia puede organizar su rutina. Recuperar un poco la normalidad tan deseada, necesaria y saludable es fundamental para continuar con la vida.
Los años de formación escolar son de suma importancia para el desarrollo de los niños, no necesariamente por lo que aprendemos, más bien por las competencias que desarrollamos. A pesar de las circunstancias, la gran mayoría de los estudiantes piden a voces un comienzo de clases como les sea posible, esperan volver a la conexión escolar con sus compañeros y maestros. El niño internaliza el conocimiento y desarrolla las competencias en un proceso de socialización; que a su vez al internalizarlo y hacerlo suyo, lo devuelve a la sociedad. A través de este ciclo continuo es que se produce y se reproduce el aprendizaje. Este intercambio se hace formal en la escuela, el contenido apropiado es socializado para subir a un nuevo ciclo donde se apropia de otros conocimientos. La escuela es garantía de este enfoque histórico cultural. El aprendizaje requiere un medio social, aunque este esté mediado por la tecnología.
El COVID-19 nos agarró de sorpresa y desde marzo nos obligó a depender tecnología en el proceso de enseñanza-aprendizaje. No todos estábamos preparados, pero todos aprendimos. El panorama era incierto de cómo lo haríamos, pero el objetivo estuvo siempre claro. En las últimas semanas hemos escuchado mucho sobre el derecho superior del niño, niña y adolescente. Este derecho incluye la pregunta al propio sujeto del conocimiento. La educación está orientada a formar los ciudadanos que van a seguir construyendo el futuro de ese gran proyecto social que llamamos nación y encarna unos valores, cultura e historia. Los alumnos, objetos de la educación para la ciudadanía, tienen un derecho. Nuestro deber es escucharlos.
La vida nunca va esperar a que estemos preparados para ponernos a prueba. Como especie, seres humanos, hemos vivido y sobrevivido gracias a la capacidad de adaptarnos y cambiar la situación con lo que tenemos al alcance en el momento. Somos la generación que tiene a su disposición más medios, incluso los más desfavorecidos por la injusticia social. Para educar en la distancia y la virtualidad tenemos: tv, radio, internet, WhatsApp, diferentes LMS (sistemas de gestión de aprendizaje), recursos y plataformas gratuitas, etc. Si algo nos está paralizando es que estamos bloqueados por la cantidad de recursos y que no nos permiten ser creativos e imaginativos para educar.
No hay que esperar que todos tengamos los mismos recursos, sino aportar soluciones creativas, compartir buenas prácticas y seguir adelante como nación. La educación no puede estar fundamentada sobre intereses populares, más bien sobre objetivos y metas de nación. En este momento histórico en la República Dominicana, debemos arrancar el curso escolar. Las autoridades competentes deben regular cómo podemos hacerlo sin ocultar la gran brecha desigual que existe en el país. Todo cambio administrativo es una gran oportunidad.
En estos días compartimos una frase que hablaba de cómo la tecnología jamás sustituirá a los grandes maestros… pero la tecnología en manos de grandes maestros será una experiencia de transformación. Partiendo de las lecciones aprendidas en el período escolar pasado, de la claridad de nuestro propósito y nuestra vocación, enfrentamos este nuevo año escolar seguros de que será una experiencia de transformación para todo el sistema educativo. El llamado es de altura como clama esta noble nación, la aspiración es no perder un instante a que seamos convocados todos los autores para en un proyecto de nación podamos a corto, mediano y largo plazo devolver aquello que se ha vulnerado: una educación de calidad para todos los niños, niñas y adolescentes.
Resolución No. 03-2020 del Consejo Nacional de Educación.
Artículo 6. Se establece el inicio del año escolar 2020- 2021 a partir del lunes 24 de agosto del año 2020, siempre que las condiciones de salud lo permitan y sea aprobado por las autoridades nacionales responsables del manejo de la pandemia del Covid-19.
Resolución No. 0018. Salud Pública Educación Virtual.
Tercero: Para asegurar el ejercicio seguro de ciertas actividades que pueden propiciar focos de contagio del COVID-19, se dispone lo siguiente:
La educación primaria, secundaria, universitaria, técnico laborar y de cualquier otro subsistema que implique aglomeración de personas continuará impartiéndose de manera virtual de acuerdo con las disposiciones del Ministerio de Educación (MINERD), el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCYT) y el Instituto Nacional de Formación Técnico profesional (INFOTEP)
Contenido de este artículo refleja la opinión de la Asociación de Instituciones Educativas Privadas – AINEP