“Queramos o no, sólo tenemos el ayer, el presente y el mañana. Y ni siquiera tres. El ayer nos pertenece sólo en el recuerdo. Entonces, las cartas por jugar son solamente el presente y el mañana. Y ni siquiera dos, porque el presente no existe, sino en la medida en que se hace pasado… (¡Y ya pasó, como la juventud!). Sólo nos va quedando el mañana. Yo levanto mi copa por ese día que no llega nunca, pero que es lo único de lo que realmente disponemos”. (Lo dijo Nicanor Parra, héroe de la palabra y de la idea, una de las voces poéticas más altas de América Latina, que desde ayer no es ayer, ni presente, ni mañana, sino eternidad).