Pienso que la capacidad de criticar es una de las cualidades más útiles que posee el ser humano. Es ella la que le permite identificar sus propios errores y los de los demás, y, si es sabio, rectificar.

Si nos vamos a la historia encontraremos que, en el marco de la sociedad postguerra, es un grupo de teóricos e investigadores adscritos a la Escuela de Frankfurt, quienes desempeñan el importante rol de analizar y criticar la sociedad. Entre ellos destacaron Max Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse y Jürgen Habermas, entre otros.

De esta escuela, se desprende la Teoría Crítica, que es de inspiración marxista, y sobre muchos de sus autores, las ideas de Karl Marx jugaban una influencia determinante, pero eso no impidió que avanzaran en su propia interpretación de la sociedad, en muchos casos criticando al mismo Marx, y, en otros, trascendiéndolo.

Sin embargo, llama la atención, por su alto nivel de contradicción, como tanto a nivel nacional como internacional, quienes se hacen llamar “partidarios y activistas de la izquierda” son intolerantes a ser criticados y tienen miedo de criticar a sus camaradas (so pena de ser tildados de reaccionarios), un comportamiento que entiendo anti marxista, ya que su líder Marx fue uno de los grandes críticos de la humanidad.

Es por eso que el artículo que les comparto a continuación llamó tanto mi atención, porque su autor expone planteamientos con un alto nivel de criticidad y con mucha valentía.

De su lectura se desprende que no es un escrito que  busca criticar por criticar, sino que su fin último es la mejoría del nivel de vida del pueblo dominicano, y no de sólo un grupito. Por esta razón comparto con ustedes este artículo, autoría del Licenciado José Luis Morillo.

La Revolución que alimenta el fraude

"Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra".

Simón Rodríguez

La República Dominicana, al igual que otras  13 naciones caribeñas, forman parte del Acuerdo de Cooperación Energética, Petrocaribe, el cual fue creado el 29 de junio de 2005, durante el Primer Encuentro Energético de Jefes de Estado y/ o de Gobierno del Caribe, celebrado en la ciudad de Puerto La Cruz, Venezuela.

El objetivo de Petrocaribe es “contribuir con la transformación de las sociedades latinoamericanas y caribeñas, haciéndolas más justas, cultas, participativas y solidarias, por lo que está concebido como una propuesta integral que promueve la eliminación de las desigualdades sociales, fomenta la calidad de vida y una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino”.

Al revisar el objetivo que da origen a esta importante iniciativa, encontramos que en nuestro país los logros son poco visibles, por no decir que no existen. La propuesta lejos de reducir los niveles de pobreza y exclusión en los que viven los dominicanos y dominicanas, ha contribuido a incrementarlos.

Estos recursos han garantizado la acumulación y enriquecimiento de un grupo político empresarial, al que se le ha permitido controlar, de forma burlesca, todos los poderes del Estado.

Tal como señalara el movimiento político Forjando Patria, en una carta dirigida al embajador venezolano en el país, Alfredo Murga, los recursos del pueblo venezolano están siendo utilizados para mancillar la tierra de Duarte, garantizando la corrupción abismal de un grupo de especuladores, que han hecho del Estado un feudo personal.

Una de las grandes interrogantes que nos hacemos los dominicanos, es ¿Por qué el gobierno venezolano se empeña en seguir financiando la violación de los derechos del pueblo dominicano? ¿Es acaso que no saben que el Presidente dominicano es sólo aliado de sus propios intereses?

A tales preguntas el embajador venezolano ha respondido que para ellos, como Estado, las atenciones sociales a los pueblos es un mandato constitucional venezolano que “cumplimos”. Habló de los lazos de amistad, hermandad y solidaridad entre ambos pueblos y el Congreso Nacional.

Pero vale decir que estos conceptos externados por el señor embajador, responden a los principios que enarbola la revolución bolivariana, los cuales tienen una fuente ideológica en el Socialismo del Siglo XXI, que encierra como elementos fundamentales la moral, la solidaridad, la participación democrática  y la equidad económica. Elementos de los cuales carece la gestión del Presidente Leonel Fernández Reyna.

Para el presidente Chávez, la moral parte de abandonar el individualismo, combatir los privilegios y atacar la corrupción que son componentes que impone el capitalismo y hace esclava a las sociedades.

La República Dominicana avanza de forma acelerada en la destrucción de sus principios y valores sociales, las cuales son alimentadas y promovidos por prácticas indecorosas y degeneradas que han servido para crear un efecto demostración en la población dominicana, como símbolo de acenso social. Para confirmar esto, basta ver los indicadores internacionales sobre los niveles de corrupción en el país.

La solidaridad que tenemos en el país, no es la misma que promueve la República Bolivariana, la cual ha mejorado la calidad de vida de sus ciudadanos. Para que el embajador de Venezuela tenga sólo una idea: en el país la falta de atención específica al tema de la alimentación, provoca que cerca del 8% de los niños dominicanos sufra retardo mental y de crecimiento irreparables, según los datos aportados por el Programa Mundial de Alimentos.

Ni decir de la participación democrática. Todos conocemos de los importantes mecanismos de participación que existen en la Constitución Venezolana (ver experiencia del Referéndum Presidencial del 15 de agosto de 2004), situación que es contrapuesta a nuestra realidad, donde cotidianamente se violan todos los derechos ciudadanos, se irrespetan las propias leyes que ellos han aprobado (Ley de Educación 66-97, Ley de Los Ayuntamientos 176-07, Ley de Compra y Contrataciones 340-06, por solo citar algunas), llegando hasta los límites de la burla, creando un nuevo texto constitucional, sin contar con el apoyo soberano de la población.

Hoy, señor embajador de Venezuela, la República Dominicana sigue siendo tan pobre como el 2005, cuando nace Petrocaribe, la equidad económica que su país ha comenzado aplicar con mucho éxito, en el nuestro se traduce en que el 10% de la población ha retenido el 50% de los ingresos, mientras el 25% de los habitantes del país sigue viviendo en condiciones de pobreza y más del 22% no tiene acceso a los servicios sanitarios básicos.

Hoy el aparato productivo es desmovilizado, para favorecer a importadores especuladores, hoy el sector financiero del cual presidente Fernández critica en su propuesta de la especulación, secuestra la salud y condena a la miseria al pueblo dominicano.

Hoy, señor embajador, no podemos pedir "respeto al campesino" como diría Ezequiel Zamora, porque estos han sido desarticulados y llevados a las marginalidades metropolitanas, creando cordones de pobreza.

La solidaridad se construye entre pueblos, no entre gobiernos, la historia de nuestras naciones están llenas de esas experiencias, que van desde Bolívar, Duarte, Betancourt, quienes siempre pretendieron apoyar las causas más nobles  y contribuir al bienestar colectivo.

Chávez habla de que "debemos transformar el modo de capital y avanzar hacia un nuevo socialismo que se debe construir cada día". Pues le diré señor embajador que en esta tierra del Caribe dominicano, no se construye un Estado Democrático, aquí no se avanza hacia un socialismo, se propicia una revolución de la marginación, un cambio de oligarquías por otra, una dictadura partidista, una negación cotidiana del poder popular, una destrucción progresiva de los derechos ciudadanos.