En diciembre de 2012 publiqué en este medio dos artículos, uno titulado Límites del Déficit y Expansión Fiscal y también este mismo artículo que hoy reproduzco con algunos cambios de actualización. Pero el problema y mensaje es el mismo.  En ambos artículos explicaba la equivocada idea que algunas personas tienen sobre las teorías y políticas recomendadas por el gran economista inglés John Maynard Keynes. Algunos erróneamente consideran que Keynes abogaba por continuos déficit fiscales como política legítima permanente, y para todos los países y todas las economías y en todas las circunstancias.

Esto es incierto, porque el ilustre economista no recomendó una política presupuestaria deficitaria continua, como medida permanente de estímulos al crecimiento, para todas las economías, menos aún para países en vías de desarrollo. Su visión económica general, su creación de teorías e instrumentos de análisis, van mucho más allá, de una simple recomendación de expansión de gastos en casos de países con alta depresión económica. Eso es distorsionar y limitar el pensamiento tan versátil y renovador de Keynes.

Él si escribió y recomendó políticas de déficit fiscal para ejecutar planes de inversiones públicas como medida de aumentar la demanda agregada, aumentar la producción y el empleo, en el caso extraordinario de la Gran Depresión para Inglaterra y Estados Unidos. Él buscó la manera de que el Estado aumentara la producción y el empleo, cuando el sector privado no lo podía hacer. No escribió nada al respecto para las economías en vías de desarrollo, menos aún, para naciones pequeñas, con economías abiertas y sin mercados de capitales. Fue un gran inglés atrapado en la pasión de recuperar la economía y el empleo de su país y de las naciones industrializadas.

Keynes creó un cuerpo teórico y justificación para darle credibilidad académica, a las ideas que recomendaba de inversiones en obras públicas para reactivar la economía y crear empleos, que inclusive ya el presidente Roosevelt había ejecutado desde el 1933. Fue su manera de desmantelar la teoría neoclásica imperante de equilibrio general y de la autocorrección del mercado con pleno empleo. Deseaba que con el aumento de la demanda agregada vía el multiplicador de inversiones públicas en obras, influir en la inversión privada, el ahorro, y ante nada, la creación del empleo. La meta principal fue reducir el desempleo en los países industrializados. Tuvo mucha acogida en los Estados Unidos.

Para escribir este artículo recurrí a la página portal en internet – www.skidekskyr.com — del distinguido escritor y uno de los mayores economistas keynesianos actuales el Dr. Robert Skidelsky y miembro de la Cámara de los Lores en Inglaterra. Es el autor de la mayor biografía de Keynes y ha escrito extensamente sobre su pensamiento, la reacción contra él de los neokeynesianos, poskeynesianos, los socialistas, los clásicos, y los destacados monetaristas, Hayet y Friedman. En 2009 Skidelsky publicó su nueva obra: El Retorno del Maestro, con argumentos y recetas para salir de la Gran Recesión existente en Europa y Estados Unidos en esos difíciles años.

Al profesor Skidelsky le hice una pregunta vía su Blog el 1 de diciembre del 2012 sobre la conveniencia o no de mantener períodos largos de déficit fiscales en economías en vías de desarrollo, abiertas y sin mercados de capitales, mencionado nuestro caso, la República Dominicana. Para mi gran agrado el reconocido economista me contestó. Por la importancia de su opinión, transcribo abajo el refrescante diálogo entre los dos. Esta fue mi pregunta.

Enquiry:

Please can you explain Keynes position on continues budget deficit for six years in a small developing country with an open economy and limited external accounts.  I am an admirer of Keynes, but I don´t think he wrote or advance policies for developing countries. Seems politicians in my country Dominican Republic exaggerates and abuses the case for continuous fiscal deficits.

Eduardo J. Tejera”

La siguiente es la respuesta del destacado economista Skidelsky;  

Robert Skidelsky <robert.skidelsky@gmail.com“Dec 4 , 2012

Dear Mr. Tejera, 

Thank you for your enquiry. Small open economies like the Dominican Republic are strongly advised not to run continuous fiscal deficits – they will simply be victims of capital flight. 

Robert Skidelsky.

Su opinión reconfirma nuestro gran temor técnico y de política económica de seguir con esta espiral de doce años de déficits fiscales en nuestro país, financiados con agresivo endeudamiento externo e interno, parches fiscales y gracias a la contribución de la inversión extranjera. Para mí hay límites al endeudamiento y los déficits permanentes, so pena de caer en un tranque fiscal de las finanzas públicas, la cuenta corriente y la tasa de cambio. A continuación el texto en inglés, para que no pierda nada en la traducción.

La respuesta del Dr. Skidelsky la deben meditar los economistas y funcionarios del PLD, los colegas economistas, empresarios y profesionales de distintas disciplinas. Considero que la necesidad de creer en los límites prudentes al déficit fiscal continuo, proviene no de conceptos ideológicos o doctrinas, sino de realismo fiscal y financiero, es un asunto de pragmatismo y realismo, del flujo de caja de la nación, el Presupuesto. El país, simplemente, no se puede endeudar por monto neto de US$ 2,500 millones cada año, pues provocaría al final un tranque fiscal y crisis de deuda, con graves repercusiones económicas y sociales.

El total del Presupuesto Nacional para el 2020 fue aprobado por RD$ 997,119 millones, con un nivel de ingresos de RD$ 750,823 millones y de gastos totales de RD$ 861,074 millones, que dejará un déficit de recursos de RD$ 110,251 millones, o el 2.2 % del PIB. Se financiará el déficit y gran partes de los intereses de la deuda, con un monto de RD$ 246,296 millones, de nueva deuda pública bruta. Es muy riesgoso tener que buscar recursos prestados por US$ 4,748 millones, con tanta fragilidad fiscal, del sector eléctrico y de la cuenta corriente y con un servicio de la deuda que requiere el 45 % de los ingresos tributarios. Por eso, el gobierno paga parte de la deuda con nueva deuda, un delicado círculo vicioso muy dañino.

Los continuos déficit fiscales recurrentes, basados en nuevas deudas y altísimo servicio de la deuda, terminarán con romper la represa de la tasa de cambio, desplazará al sector privado productivo y generarán inflación. Nos traerán desequilibrios económicos y sociales, que después habrá que repararlos con duros y costosos programas de estabilización, recortes y austeridad. Si continúa esta política de déficit fiscales, lo más lógico es que volvamos a una política monetaria restrictiva, de tipo compensatorio de la fiscal, a través del aumento de la tasa de cambio y el control mayor del dinero en circulación. Esto frenará el desarrollo.

La opinión del economista keynesiano Robert Skidelsky que continuos déficit fiscales, en economías abiertas, terminarán en fuga de capitales, es una advertencia muy relevante y oportuna para nuestro país. Para provocar fuga de capitales, habría que tener inestabilidad de precios, de la tasa de cambio o una crisis fiscal. Cuidado con las tres causas. Por eso aconseja altamente — “strongly advised” — que economías en vías de desarrollo como la República Dominicana se alejen de tener  “continuos déficits fiscales”.

Para mí es muy buena la sugerencia de Skidelsky. Es aventurero usar y desvirtuar las recetas de Keynes para la Gran Depresión de 1933, para justificar políticas irresponsables que culminan en un desastre y en dolorosos planes de ajustes draconianos, que al final lo pagan los ciudadanos, particularmente la clase media y los trabajadores.

Por eso al aterrizar al caso dominicano, es necesario que se produzca un cambio de modelo económico, que solo lo representa el candidato Luis Abinader y el PRM. Las candidaturas del Gonzalo Castillo y Leonel Fernández, que ambos piensan iguales, significaría cuatro años más de déficits fiscales, derroches, corrupción y altísimo nuevos endeudamientos. El país tiene que cambiar, y no se puede dar el lujo de ir derecho hacia una crisis fiscal y de deuda.