Es harto conocido que la ausencia o las débiles prácticas de gobierno corporativo (GC) han sido estrechamente asociadas a crisis corporativas y de mercados. A su vez, y en apoyo de estas conclusiones, hoy día existe suficiente información sobre cómo un buen GC incide en logro de empresas, organizaciones y mercados más estables y resilientes. Sin embargo, hasta COVID-19, al GC no se le había planteado un reto mucho mayor y global: ser uno de los pilares de la recuperación y el desarrollo económico.
En una reciente publicación, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), afirmaba que “el fortalecimiento del gobierno corporativo debe ser una prioridad para impulsar la recuperación económica”. En palabras Mathias Cormann, secretario general de la OCDE, “el buen gobierno corporativo y los mercados de capitales que funcionan bien juegan un papel crucial en el apoyo a la recuperación de nuestras economías que salen de la crisis del COVID-19”; resaltando además que “también ayudan a que el sector empresarial sea más dinámico, competitivo y resistente a posibles impactos futuros, incluso a través de una gestión más eficaz de los riesgos ambientes, sociales y de gobernanza”.
Estas palabras del señor Cormann -sin ser las únicas-, tocan aspectos esenciales del GC actual; a su vez -y a nuestro juicio-, envían un poderoso mensaje sobre la realidad y el futuro de la buena gobernanza y el desarrollo económico:
- El GC es necesario para un buen mercado de capitales. Algunas décadas atrás el GC era asociado esencialmente al mercado público de acciones, y por tanto, a las llamadas sociedades públicas (public companies) o sociedades cotizadas. Con la evolución del concepto y su visión amplia basada en stakeholders (1), su esencia ha permeado todo el mercado, incluyendo así a todo tipo de participantes.
La información reciente -a nivel global- indica que los mercados de capitales -en el término más amplio- y el GC mantienen una relación mutualista: ambos se nutren y necesitan entre sí, debido a que los mercados requieren empresas bien gestionadas para un desarrollo sostenido y estable, y estas últimas precisan de buenos mercados para acceder -vía diferentes instrumentos- a los fondos necesarios para su potenciación.
El círculo virtuoso anterior se completa cuando se comprende que en el actual estado, los sistemas económicos requieren de mercados de capitales robustos y profundos, como pilar esencial para el avance de sus economías y, por tanto, del desarrollo social.
- El GC es base fundamental para la inversión. Más allá de los mercados de capitales tradicionales, el GC se torna relevante para la canalización de cualquier tipo de inversión. Y esto quiere resaltar que existen otras formas de acceso a inversión -principalmente la que no apela a instrumentos de captación pública o masivos- que de igual manera hoy día juegan un rol preponderante en el desarrollo corporativo y económico.
De acuerdo al BID Invest (miembro del Grupo del Banco Interamericano de Desarrollo), aquellos que quieren inversión requieren de GC. De manera expresa afirman que “el buen gobierno corporativo es la clave para reavivar el interés del sector privado, sobre todo en un momento de crisis en el que las prácticas sostenibles y los asuntos medioambientales, sociales y de gobernanza están en boca de todos”; y agregan que “las buenas prácticas de gobierno corporativo generan confianza, y permiten a las empresas sobreponerse a la percepción que generan sus mercados locales (…)”.
- El buen GC implica una visión basada en la gestión de riesgos e incide en la competitividad y resistencia. En las últimas tres décadas la variedad de riesgos que deben gestionar las empresas y organizaciones no ha hecho mas que aumentar en cantidad, transversalidad y complejidad. Desde los riesgos financieros y aquellos propios del negocio y las operaciones, a la disrupción de los mercados, los desafíos de la digitalización, el uso y protección de datos y la ciberseguridad, hasta las crecientes responsabilidades legales-regulatorias, conductuales y reputacionales.
En consecuencia, es claro advertir que quienes mejor gestionan los riesgos inherentes a sus actividades, con una escala clara, proactiva, preventiva y abarcadora -directos e indirectos, presentes y futuros, materiales y no materiales- constituyen destinos más seguros para la inversión y, por tanto, el desarrollo. Esta visión -y lo que su ejercicio acarrea- se traduce en organizaciones competitivas y resilientes y, por tanto, mercados que perduran y campean durante los buenos y los malos tiempos.
- El GC aporta una visión ASG. Una actuación consistente con el GC actual implica tener en consideración el impacto de las empresas y organizaciones en ámbitos distintos -o adicionales- al desempeño financiero. Y esto hoy día importa más que. nunca.
Una visión moderna del GC requiere de un enfoque que reconozca -en la dimensión de cada cual- que las empresas y organizaciones son ciudadanos corporativos cuyo accionar trasciende un desempeño meramente financiero. Obliga a un enfoque ambiental, social y de gobernabilidad (ASG o ESG por sus sigla en inglés). Sobre esto el BID Invest resalta que “la mala práctica corporativa contribuye a la degradación ambiental y el incremento en los índices de desigualdad en nuestras sociedades. Las empresas latinoamericanas están llamadas a impulsar el crecimiento sostenible de sus negocios, mediante la gestión de riesgos -en su mayoría desconocidos- en materia ambiental, social y de gobernanza, en un entorno donde la gobernanza corporativa aún está evolucionando y desarrollándose.”
Estos cuatro aspectos son solo algunos de los elementos que fundamentan el necesario cambio de postura respecto del GC, hacia un enfoque que lo coloque más en el centro de la agenda de la recuperación y el desarrollo económico. Sin duda, por su efecto holístico, es una acción que requiere conocimiento, consistencia y persistencia de los actores públicos y privados.
Por parte de los reguladores -como lo advierte la OCDE-, es tarea urgente revisar los modelos de regulación para evitar que en algunos casos sea esta la retranca al desarrollo -como se debate en el mercado de oferta pública de acciones a nivel global o en los casos de regulaciones no proporcionales-(2), o para que sirva de sustento y fomento de acciones en pro de la buena gobernanza. Corresponde desde ya, por ejemplo, trabajar en actualizaciones de las normas de GC, pensar en las nuevas formas jurídicas de organización, en ámbitos no alcanzados por la normativa tradicional, en la actualización de nuestra legislación societaria, así como en la revisión del sistema de insolvencia. Además, resulta propicio el momento para la adopción de guías y reglas generales que fomenten -vía la autoregulación- mejores prácticas en la materia.
Por parte de las organizaciones y empresas -públicas o privadas- corresponde avanzar no solo en el cumplimiento normativo, sino más allá mediante la autorregulación como herramienta fundamental para promover y desarrollar cada vez mejores prácticas de gestión, y con ello de sostenibilidad y resiliencia corporativa. Abrazar la gestión basada en riesgos y la evolución hacia entidades con propósito y alineadas con los principios de ASG. El sector financiero aumentará su labor innata de irradiador GC a los mercados.
Como he afirmado en otras ocasiones, el país debe pasar de seguidor a líder. La mejora integral del GC en nuestro sistema redundará en mejores empresas y organizaciones, las cuales a su vez atraerán mayor inversión. Asimismo, mejores regulaciones y marcos flexibles y proporcionales servirán de base para la atracción de empresas y organizaciones de todo tipo, fomentando el circulo virtuoso de buen gobierno, inversión y desarrollo. La recuperación de COVID-19 es un objetivo a corto plazo, pero el desarrollo sostenido constituye la real meta.
Notas:
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Sobre el concepto actual de GC ver: https://acento.com.do/opinion/definicion-modelos-gobierno-corporativo-8642354.html
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Sobre esto último ver: https://acento.com.do/opinion/flexibilidad-proporcionalidad-del-gobierno-corporativo-8646621.html y https://acento.com.do/opinion/gobierno-corporativo-y-el-fomento-de-la-sociedad-cotizada-8969509.html