Hace apenas algunos días, el Tribunal Superior Electoral (TSE) ordenó la “inmediata readmisión” de Guido Gómez Mazara al PRD de donde había sido ilegalmente expulsado el año pasado. Poco antes, el 22 de marzo de 2018 el mismo tribunal había decidido anular la convención del PRD que había consagrado, igualmente en forma ilegal, la presidencia de ese partido en manos de Miguel Vargas. Ambos fallos están relacionados y pueden tener consecuencias.
No dispongo de información confiable que me indique si esos fallos fueron ordenados por Danilo Medina, fueron solamente autorizados por él o fueron el producto de una decisión soberana de los jueces. En cualquiera de los casos Danilo sale ganando.
¿Por qué?
Bajo la presidencia de Miguel Vargas, el PRD no va a ningún lado, no tiene credibilidad ni poder de convocatoria tal y como en su momento convenía al PLD y al señor Medina. Pero la situación ha cambiado aunque muchos no se hayan percatado de ello. Ahora, Medina necesita devolverle al PRD algo de la credibilidad de la cual el mismo lo despojó anteriormente y sabe, perfectamente bien, que el primer paso para restaurar algo de la credibilidad y de legitimidad dentro del PRD era readmitiendo a Guido y anulando la convención que reeligió a Vargas. Ambas sentencias aparentan ser un acto de justicia que endereza una infamia cometida contra el PRD y contra Guido y que además –por si acaso y a futuro- realza el papel y la integridad del mismo tribunal.
¿Qué gana Danilo Medina con esas sentencias? Dos cosas y ambas son importantes.
En primer lugar, si el PRD recupera credibilidad una parte del descontento al interior del PRM buscará regresar al partido original con lo cual Danilo sale ganando. De hecho, ya se han publicado informaciones que dan cuenta precisamente de que algunos dirigentes descontentos con la convención del PRM, o hartos del enfrentamiento entre Hipólito y Abinader, o nostálgicos de su viejo partido o simplemente esperanzados de que Guido pueda rescatarlo con gusto abandonan al PRM y regresan al PRD.
En segundo lugar, las dos decisiones del TSE no significan que le han entregado el partido a Guido ni que este tiene control de la organización ni que podría mañana utilizarlo contra el propio Medina. Lo que ambos fallos significan es que dentro del PRD se abre ahora otro capítulo de lucha interna y Medina seguirá pagando mucho dinero para mantener a Miguel Vargas mientras, al mismo tiempo, se beneficia del reingreso de Guido pero procurando que este no llegue a hacerse cargo del partido sino que, solamente, permanezca como la esperanza de que el PRD puede volver a ser un partido. Para eso, Medina no necesita ni acuerdo previo ni consentimiento de Guido porque el sabe bien que Guido seguirá luchando por restaurar el partido mientras Medina hace todo lo posible por alentar esa esperanza pero sin que llegue a lograrlo.
¿Por qué socavar desde ahora al PRM?
A pesar de la conducta errática de Hipólito Mejía, a pesar de la falta de brillo, visión y determinación de Luis Abinader, a pesar de que el PRM todavía puede ser considerado un partido en formación, a pesar del descontento desatado por la convención que puso en manos designadas y no escogidas la dirección de ese partido; pesar de todo eso, y solamente por el deseo de salir de Danilo Medina, de deshacerse de el y su legado, de su indiferencia y su desprecio muchísima gente está dispuesta a votar por el PRM no porque sea bueno sino por que Medina es demasiado malo. Lo sabe Medina y lo sabemos todos.
Entonces . . . Hay que bloquear a Leonel Fernández dentro del PLD y evitar su nominación. Hay que alentar a Guillermo Moreno a que siga su camino solo y sin compañía. Los demás partidos, sean bisagras o no, deben seguir cumpliendo el papel previsto en el guión del poder que los coloca como extras en una película donde ni siquiera califican como actores de reparto y así, desencantados, desmoralizados y sin esperanzas Medina espera que los dominicanos no vayan a votar porque la abstención lo favorece y/o no tengan por quien votar porque el gana con su voto duro.
Danilo Medina, sabe lo que hace y ha sabido beneficiarse de la indecisión, miopía, mezquindad y cobardía de sus supuestos adversarios. En esa lógica o narrativa el señor Medina bien que se merece un nuevo mandato que sería la recompensa no a sus méritos como gobernante sino a sus destrezas de titiritero y sus perversidades como político. Como dicen los neoliberales: en negocios y en política usted no consigue lo que se merece sino lo que sea capaz de negociar.