SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El 16 de agosto del 2020 inició una nueva etapa de la política dominicana que dio la bienvenida al Palacio Nacional a los dirigentes del Partido Revolucionario Moderno (PRM), una organización de relativa reciente formación, con dirigentes emblemas de oposición que en materia económica arrastraban una mancha.
Lo que más se recuerda, en materia económica, de aquella oposición que ahora asumía las riendas del poder, es que en la gestión gubernamental 2000-2004 con Hipólito Mejía en la Presidencia, le estalló la crisis económica más grande de la historia reciente, generada por el fraude Baninter, que aumentó en dos años (2002-2004) la tasa de pobreza de 33 % al 50 %.
Esta vez, el nuevo Gobierno, con nuevos aires, dirigentes jóvenes y un presidente de 53 años que ganó por un compromiso de cambio, se instalaba en medio de la pandemia con números rojos: para agosto 2020, la tasa de positividad era de un 35 %, con un promedio de 14 muertes por día.
A un año de asumir este nuevo Gobierno, en medio de una crisis sanitaria que generó una caída de -6.7 % del PIB al cierre del 2020, el panorama macroeconómico es alentador. El crecimiento acumulado de los primeros seis meses de este año es de 13.3 % y, de manera específica, el indicador mensual de actividad económica (IMAE) de junio del 2021 reflejó un crecimiento de 4.7 % en comparación con junio del 2019.
"Creo que el principal acierto del Gobierno ha estado en el ámbito sanitario, con una gran repercusión en lo económico, y ha sido una efectiva campaña de vacunación que ha permitido una reapertura más rápida de las actividades económicas", señala el economista Antonio Ciriaco.
En efecto, desde febrero del 2021 hasta mediados de agosto del 2021, la cantidad de dosis aplicadas ascienden a 10.5 millones, con 4.4 millones con el esquema completo de vacunación.
El economista Jesús Geraldo Martínez apunta como otro acierto haber ratificado a las autoridades del Banco Central, que se mantienen desde el 2004. "Esto generó confianza en los agentes económicos y financieros, lo que ha permitido la estabilidad del tipo de cambio, y que la caída de la economía se sintiera lo menor posible al impulsar un programa de crédito a través de los bancos a tasas de interés relativamente bajas", resalta.
Coincide en ello el economista Henri Hebrard, quien resalta la estabilidad que ha mantenido el mercado cambiario, aun cuando la proyección al cierre del 2020 era de RD$ 60 por dólar, que no se cumplió y se mantiene promediando los RD$ 57. "Lejos de devaluarse, el peso dominicano estaba fortaleciéndose frente al dólar, y eso ha sido un alivio muy importante para las cuentas económicas y fiscales".
Esta estabilidad del peso frente al dólar, la atribuyen los economistas al comportamiento de las remesas, que han permitido el flujo de entrada de divisas al país. También, en menor medida, resaltan la recuperación del turismo, que para julio del 2021 alcanzaba las 572,644 llegadas de turistas, cifras muy cercanas a la época de la prepandemia.
Las proyecciones de crecimiento al cierre del 2021 que podrían alcanzar un 10 %, se atribuye a varias razones, resaltando los economistas consultados, las decisiones de la Junta Monetaria sobre la aplicación de una política monetaria expansiva o acomodaticia.
Esta política se caracterizó por colocar a los sectores productivos, a través del sector financiero, estímulos monetarios de alrededor del 5.0 % del PIB a una tasa de interés de un 3.0 %, del Banco Central a los Banco Múltiples.
"En el sector eléctrico las pérdidas han aumentado, al pasar el promedio de pérdidas de 27 % en 2019 a 33.1 % en 2020 y en enero-mayo de 2021 han aumentado a 33.7 %.
Esto implica aumento del subsidio y un consecuente efecto negativo sobre los resultados fiscales de largo plazo. Si bien se entiende que el déficit público haya aumentado en el contexto de la pandemia, es necesario una comunicación más clara de parte del Gobierno de cómo piensa abordar el proceso de consolidación fiscal para reducir el déficit público y la deuda". Magdalena Lizardo, Economista. |
Pero…
La deuda. Jesús Geraldo Martínez cuenta que a una voz, los economistas llaman la atención sobre el incremento acelerado, "al parecer sin ningún tipo de planificación" del endeudamiento. "Y es algo que eventualmente le pasará factura al país", advierte.
Lo mismo subraya Antonio Ciriaco: "La deuda pública consolidada se ha incrementado en alrededor de 15 puntos porcentuales, pasando de 55 % del PIB a 70 % del PIB". Las autoridades gubernamentales han justificado esta deuda como parte de la respuesta necesaria a los estragos de la pandemia.
A pesar de los números en positivo que tiene la economía dominicana, los principales retos están, precisamente, en que se reflejen en la calidad de vida de la gente. Antonio Ciriaco recuerda que antes de la pandemia (2019), la economía creaba entre 125 y 130 mi empleos anuales y en la actualidad, faltan por recuperar alrededor de 200 mil empleos.
Para Jesús Geraldo Martínez, ese reto está en que la eventual reforma fiscal incremente los ingresos tributarios del Gobierno, sin afectar a los más pobres ni a la clase media. "Es hora de revisar todas las exenciones fiscales que tienen diferentes sectores de la economía y mejorar la calidad del gasto…".
La economista Magdalena Lizardo indica que esta nueva reforma implicará, además, reducir la evasión y el gasto tributario, así como abordar los aspectos de gestión del gasto público y el aumento de la inversión pública.
Otro reto importante lo representa el aumento de los principales productos de consumo de la canasta básica familiar. Aun con el reciente aumento del salario mínimo del sector privado no sectorizado, el sueldo de la gente sigue sin alcanzar el precio total de la canasta básica, que a la población más pobre (quintil 1) le cuesta RD$ 22,636.
Si bien el Gobierno creó una mesa de trabajo para atender ese aumento de los alimentos que ha sido importado, debido al alza del petróleo, las materias primas y los contenedores, sigue siendo la inflación uno de los principales retos por delante de este Gobierno.
Para Magdalena Lizardo, hace falta prestar atención a la posibilidad de que factores internos ejerzan mayor presión en el aumento de los precios y del costo de la canasta básica. "Esto implica aceptar que hay límites en la política monetaria y es necesario evitar que el uso de ese recurso afiance expectativas de que los precios continuarán aumentando", insiste.
Cuando estalló la crisis financiera en el 2003, a los supermercados, la gente cambió el nombre por "casa del terror". El efecto directo del alza de los alimentos en el bolsillo es lo que mejor retrata la marcha de la economía, para la gente.