Contra el tiempo: Desconocimiento sobre la donación y trasplantes deja a cientos de pacientes a las puertas de la muerte

 

 

Por Samuel Tapia | Fernando Morales Billini, director del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (Incort), asegura que el programa de donación y órganos – que inició, prácticamente en el 2008 – ha ido desarrollándose progresivamente, con altas y bajas.

Es un programa muy sensible que se mueve al ritmo del viento que crean, con sus ideas sobre el tema, las personas y lo que intuyen.

El país llegó a ser el número 45 del mundo, una posición importante, asegura Morales Billini, con tres donantes por millón de población.

Sin embargo, crisis como la de medicamentos de alto costo en Salud Pública, sumado a la proliferación de noticias negativas, como el caso de Carla Massiel, llevó a la nación caribeña a ocupar la posición 60, poniéndose así entre los últimos lugares.

La información sobre el supuesto tráfico de órganos que generó el caso de la niña de nueve años tuvo como resultado que en el período comprendido entre agosto y diciembre de 2016, la cantidad de donantes se redujera a cero.

Del total de los posibles donantes en la primera mitad del 2017, de 28 personas con muerte encefálica identificadas en el Gran Santo Domingo y el resto del país, siete se convirtieron en donantes reales de órganos y uno de tejido.

El galeno explica que entre los familiares de donantes potenciales prevalece el temor de que los órganos sean empleados de forma irregular, lo que frena las posibilidades de que se lleve a cabo la donación, lo que afecta fundamentalmente a los pacientes que esperan un trasplante para salvar sus vidas, en un país donde por lo menos dos mil personas mueren cada año a la espera de un órgano.

El trasplante de corazón fuera del país puede costar más de un millón de dólares"

“Necesitamos que el pueblo entienda que los profesionales de la salud dominicana es gente que quiere ayudar a sus pacientes”, expone.

Para el trasplante de un órgano hay una serie de requisitos que deben agotarse, entre ellos la histocompatibilidad (la semejanza inmunológica entre los tejidos de un donante y el receptor del trasplante) es compleja.

El primer paso, indica Morales Billini, es tener los estudios previos que permitan determinar si existe compatibilidad entre donante y receptor. También hay por lo menos cuatro líneas de estudios que incluyen imágenes y laboratorios, así como examen de tumoraciones e infectológicos.

Cada uno de los órganos es buscado por un equipo al que le corresponde por lista de espera.

En cambio, Morales Billini estima que en el país, por cada persona que fallece sin que la familia opte donar los órganos de su familiar, mueren tres pacientes de enfermedades catastróficas que necesitan un trasplante.

Se ven obligados por sus circunstancias personales a vender uno de sus órganos para subsistir ellos y sus familias"

ESTO ES UNA PRÁCTICA ILEGAL

 

 

 

 

Hay muchas posibilidades de mejorar la calidad de vida de muchas personas”

DEL MIEDO A LA RAZÓN DEL TRÁFICO DE ÓRGANOS

 

Durante años, gran parte de la población ha sentido desconfianza hacia la donación de órganos. El caso de Carla Massiel Cabrera Reyes, para muchos dominicanos que siguieron el caso, convirtió ese miedo en una realidad casi irrefutable.

Pero no se trata de secuestros. Según un estudio elaborado por de la Organización Mundial de la Salud, en 2009, se estima que entre un 8 y 10 por ciento de los 112.000 trasplantes de órganos que se realizan en todo el mundo, proceden del tráfico ilegal.

Sobre el dato, el responsable de trasplantes de la OMS, José Ramón Núñez, sostuvo en ese momento que los ciudadanos de países pobres, como Pakistán, Costa Rica o Perú, “se ven obligados por sus circunstancias personales a vender uno de sus órganos para subsistir ellos y sus familias". Sin embargo, no hay datos oficiales.

El director del Incort, Fernando Morales Billini confirma la existencia de la práctica, la cual es ilegal.

Sostiene sobre el tráfico de órganos para su comercio en el mercado negro, que hasta la fecha, en República Dominicana o Lationamérica no ha habido una sola demanda de que una persona haya sido secuestrada y asesinada para sacar los órganos. Un temor que asegura, es infundado.

Detalla que la cantidad de personas que se involucran en una donación son más de 150, sin contar camilleros, laboratoristas, y los procesos para hallar un donante compatible, son complejos.

Reitera que para ser donante, es requisito obligado descartar que el donador fallecido o vivo tenga alguna enfermedad infectocontagiosa y valorar si puede ser tratada. También que no tenga tumores transmisibles.

Los pacientes más longevos reciben los trasplantes de tejidos y órganos de donantes de mayor edad. Igual ocurre con los más jóvenes, quienes reciben trasplantes de donantes de menor edad.

Asimismo, se busca una asociación entre altura y peso que no sea inferior o supere el 25 por ciento entre receptor y donante, por lo cual el órgano de un niño no podría funcionar en un adulto con un peso o altura mucho mayor.

Sin embargo, aclara, lo ideal es lograr la autosuficiencia de los países – principalmente a través de la donación cadavérica – y evitar de esa forma, situaciones en las que los pacientes de un país viajen a otro para recibir un trasplante, en perjuicio de sus ciudadanos.

 

 

QUIEBRA FAMILIAR

 

Fernando Morales Billini lo tiene clarísimo: las administradoras de riesgo de salud son responsables de cientos y miles de muertos dominicanos por no darles cobertura a estas enfermedades.

No altera la voz al afirmar que las ARS no quieren incluirlo todavía, a pesar de que la creación de un programa no acarrearía una inversión muy alta.

Es una situación que ha quebrado a las familias, las cuales deben hacer frente a enfermedades catastróficas con recursos limitados.

Un año de diálisis cuesta alrededor de 1.2 millones de pesos, mientras que el primer año de un trasplante gira alrededor de los 900 mil pesos. Después de terminar ese primer año, se reducen los medicamentos inmunosupresores, dependencia médica y además puede significar el retorno a la vida laboral del paciente. El costo en esos casos es de 250 mil pesos.

Sostiene que a lo largo de los años, se ha logrado que el Estado pueda costear a través del Ministerio de Salud Pública los medicamentos de donación y trasplante, que incluye a los del sector privado, sin embargo, por ley esto debería corresponder a las ARS.

Mas, hace énfasis en que lo que se necesita es lograr dar cobertura a todas las posibilidades terapéuticas del país, dado que hasta el momento solo está cubierto el trasplante renal, por lo que al dejar fuera los cardíacos, hepáticos – cuyo costo es de 1.8 millones de pesos –, pulmonares y de médula fuera de la cobertura, genera una enorme inequidad.

 

 

1.2 MILLONES

Es el costo promedio de un año de diálisis

 

La decisión de tener un órgano para trasplante descansa en una familia. En el momento más difícil de su vida y doloroso, tiene que decidir. Pero si esa familia está entrenada y ha oído y comprendido el mensaje de la donación, esa familia tendrá una vocación positiva hacia la donación”

PRESUPUESTO

Desde que abrió sus puertas en el 2008, el Incort recibe un presupuesto fijo de RD$ 21,682,000 al año. La entidad debería recibir, de parte del Gobierno, RD$ 64.0 millones al año para cubrir de manera eficiente sus necesidades. Parte de los recursos son empleados por la organización en la preparación de especialistas dominicanos de distintas áreas, no solo en los procesos clínicos, de rechazo, quirúrgica que se puedan presentar, sino también en el contacto con los familiares de los donantes potenciales.

CONTRA EL TIEMPO

 

La batalla contra las enfermedades catastróficas que requieren un trasplante, es una lucha contra el tiempo.

Si bien en casos como la insuficiencia renal, aunque no es el tratamiento idóneo, el paciente tiene posibilidades de un tratamiento sustitutivo como la hemodiálisis o la diálisis peritoneal, cubiertas por las ARS. Sin embargo, al quinto año, el 30 por ciento de esos pacientes ya ha fallecido.

Entre los pacientes hepáticos, corazón y pulmones, la situación es aún más dramática, ya que muchos de estos podrían no resistir un año antes del trasplante.

“La decisión de tener un órgano para trasplante descansa en una familia. En el momento más difícil de su vida y doloroso, tiene que decidir. Pero si esa familia está entrenada y ha oído y comprendido el mensaje de la donación, esa familia tendrá una vocación positiva hacia la donación”, indica el doctor Morales Billini.

Los niños son un sector poblacional altamente golpeado por la falta de una cultura de donación.

Refiere que en el Robert Reid Cabral hay un programa de diálisis infantil con cerca de 50 pacientes, los cuales se trasplantan en el Centro Cardio-Neuro Oftalmológico y Transplante (Cecanot).

En lo que respecta a tejidos, en el país no hay un banco público de tejidos, aunque se encuentra contemplado en el proyecto Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar. De tener un banco polivalente de tejido, la población tendría a su disposición fémures, válvulas biológicas, segmentos óseos, piel, entre otros tejidos para trasplantes.

“Hay muchas posibilidades de mejorar la calidad de vida de muchas personas”, agrega.

Pese a esto, la respuesta de la población ante un problema de salud que afecta a cientos de dominicanos ha sido escasa, mientras que la lista de espera se hace cada año más larga.

Por otra parte, aunque que los avances por parte estatal son más notorios, especialmente en lo que se refiere a la asistencia en la distribución de medicamentos, resulta insuficiente dada la ausencia de programas de orientación a la población que contribuya en el incremento de las donaciones.

Lo anterior, sumado a las dificultades para que las empresas de seguros de salud puedan atender las necesidades de sus clientes, continuará creando las condiciones para que decenas de dominicanos pierdan sus vidas en una carrera en la que el tiempo es imprescindible y por demás, escaso.

 

 

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