Contra el tiempo: La pérdida de donantes en RD deja la vida de decenas de pacientes pendiendo de un hilo

 

 

Por Samuel Tapia | Para Fiordaliza Torres, donar es privilegio que se aproxima a lo divino. Fior, como le dicen sus familiares y amigos, enfrentó la muerte dos veces luego de que en 1998 se le diagnosticó con un fallo renal.

Logró sobrevivir gracias a sus hermanos, quienes según dice, le devolvieron la vida con un acto de generosidad superior a los temores presentes previo a la intervención.

Es una de los 750 dominicanos que han sido receptores de un riñón entre 2004 – 2017. Además de esa cifra, en el país se efectuaron 3 trasplantes de corazón, 41 de hígado y 2554 de córneas, para un total general de 3,372 trasplantes en ese período.

“Donas porque puedes hacerlo. No todo el mundo tiene el privilegio de donar”, asegura Fiordaliza, reposando la mirada en el suelo, como desenterrando un recuerdo de esos 20 años en los que su salud fue menos que precaria.

Donas porque puedes hacerlo. No todo el mundo tiene el privilegio de donar”

Al otro lado de la ciudad, aunque el doctor Fernando Morales Billini, director del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (Incort), define al donante vivo como un héroe por amor, explica que lo ideal es que los pacientes fallecidos puedan suplir la necesidad de los trasplantes.

La donación es el procedimiento mediante el cual una persona concede de manera gratuita un órgano o tejido propio o de un familiar fallecido a otra que lo necesita a causa de una enfermedad. Se trata de un acto voluntario, desinteresado y altruista, que puede salvar y mejorar la calidad de vida del receptor.

Los donantes vivos donan un órgano doble como el riñón; una parte del hígado, páncreas o pulmón; o un tejido como la médula ósea, para que pueda ser trasplantado a un familiar enfermo. La Ley 329-98 que regula la donación y tejido, extracción, conservación e intercambio para trasplante de órganos y tejidos humanos, en su artículo 3, indica que solo puede ser donante vivo un familiar relacionado hasta el segundo grado del disponente originario.

Por otra parte, los donantes cadavéricos son aquellos pacientes que han sufrido lesiones u otro problema de salud que ha desencadenado la pérdida irreversible de toda actividad en el cerebro, incluido el tronco del encéfalo. Una vez que la pérdida permanente de la función del tronco encefálico es confirmada, la persona es declarada legalmente muerta. Las personas en este estado pasan a ser considerados como donantes potenciales.

En República Dominicana, durante la primera mitad del 2017, se identificaron 28 personas – 20 hombres y 8 mujeres – con muerte encefálica, 25 de ellos en Santo Domingo. Sin embargo, de esta cantidad, solo 8 se convirtieron en donantes de órganos y tejidos. Los restantes se perdieron fundamentalmente por contraindicación médica (11 donantes) y negativa familiar (9 donantes).

Con la aprobación de los familiares de los donantes fallecidos de llevar a cabo la extracción, se obtuvo un total de 12 córneas, 16 riñones y 5 hígados.

Cada uno de los donantes cadavéricos puede salvar hasta siete vidas, ya que se pueden rescatar los riñones, el hígado, el corazón, los pulmones, el páncreas e intestino, además de tejidos como las córneas, huesos, válvulas cardíacas y la piel.

Morales Billini estima que en el país, por cada persona que fallece sin donar sus órganos tres pacientes mueren, por lo que la pérdida de 20 donantes potenciales en la primera mitad del 2017, significó la muerte de unas 60 personas.

 

 

“VIVIR A TRAVÉS DE OTRAS PERSONAS”

 

Nuria Molano ha sido partícipe y testigo de decenas de historias de terror que se presentan en las salas de diálisis, mientras hace el recuento funesto de compañeros que partieron de este mundo a la espera de un trasplante para salvar sus vidas.

Aunque entiende la dificultad de tomar la decisión en el momento que es, sin dudar, el más duro de cualquier persona, explica que ese gesto puede ayudar a otros que luchan por sus vidas.

En 2016, la Junta de Andalucía, institución en que se organiza el autogobierno de la Comunidad Autónoma de Andalucía – Parlamento de Andalucía, la Presidencia de la Junta de Andalucía y el Consejo de Gobierno – publicó aspectos sobre la donación y extracción de órganos, para orientar sobre el proceso.

Según el documento, la extracción de órganos tiene una duración variable dependiendo del tipo y características de los órganos y tejidos donados. Habitualmente oscila entre 3 y 6 horas.

Asimismo, sostiene que el tiempo de mantenimiento de órganos depende de las condiciones del donante y del tipo de órgano: para el riñón lo normal son 24 horas aunque es posible que funcionen tras conservación en frío hasta 48 horas. Corazón y pulmones solo pueden mantenerse durante unas seis horas. Hígado y páncreas hasta 12 horas. En cualquier caso, es preferible trasplantar lo antes posible. Los tejidos tienen un mantenimiento diferente y algunos se pueden ultracongelar y mantenerlos viables durante años; tal es el caso del hueso, los ligamentos, el cartílago y la piel. Las córneas son válidas para trasplante hasta siete días de mantenimiento a 4º C. La médula ósea también se puede congelar y preservar durante periodos variables entre días y semanas.

“Es abrir un poco el corazón ante el dolor y la necesidad de los demás”, agrega Nuria. “Ese ser vivo puede vivir a través de otras personas. Puedes repartir vida”.

 

 

 

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