SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El Malecón de Santo Domingo fue objeto recientemente de una remodelación importante y con mucha calidad, realizada por la Alcaldía del Distrito Nacional.
Sus espacios fueron hábilmente recuperados para uso y disfrute de la familia capitaleña, pero ya, a meses de su inauguración, comienza a dar señales una disminución del flujo de visitantes de manera ostensible, produciendo vacíos intermitentes, con una frecuencia que se va incrementando cada vez más en forma preocupante y exponencial.
Hemos recalcado en otros artículos sobre el concepto de sostenibilidad en el tiempo, del cual carecemos como nación en la mayoría de los proyectos. Y esa es una conducta basada en el no seguimiento de las actividades que sustentan los mismos, haciendo las evaluaciones necesarias junto con los correctivos, para dar respuesta eficaz y producir las mejoras de lugar pertinentes.
¿Qué ha pasado en esta importante vía, no obstante el esfuerzo mayúsculo puesto por nuestras autoridades? Si bien es cierto que sus espacios han sido rentados para festivales artísticos y gastronómicos de carácter privado, así como para actividades públicas, no es menos cierto que la actividad comercial y de servicios, que es al final de cuentas quienes le confieren el dinamismo necesario para la subsistencia como lugar, ha ido cada vez más en declive.
Toda vez que la mayoría de restaurantes y negocios que de alguna manera fueron íconos de carácter emblemáticos , tal como el caso del Restaurant Vesuvio, que ocupó por décadas una tradición tanto para las reuniones familiares, como para las de negocios, y obviamente las turísticas, cerraron sus puertas hace varios años, dejando un vacío difícil de llenar. Lo mismo pasó con el Restaurant chino El Mandarín, la famosa discoteca La Bella Blue, la Taverna de Maria Castañas, Le Café, la Ceniza, las discotecas Omni , Waldo’s, Morocco, y muchos otros comercios.
Todo es consecuencia de causas multifactoriales, que van desde el blanco de público que asiste a esos lugares, que de alguna manera ha ido desfasando al que debería ser, con un mayor poder adquisitivo, permitiendo poder consumir de manera más proactiva en los comercios, habida cuenta de que se han implementado procesos urbanos que inducen por sus malas soluciones al uso y abuso de los espacios abiertos, así como sus correspondientes regulaciones operativas.
Fueron casos como la Plaza de Guibia, con pobre solución tardía en términos de un diseño abarrotado de espacios residuales y sin ninguna articulación entre sí, lo que dió origen a un uso intenso desordenado, entre otros factores. El proceso de arrabalización, con negocios deficientes, contaminación visual y sonora, carencia de servicios, al igual que la Plaza Juan Barón, se ha ido incrementando cada vez más. Se impone una revisión urgente de estas dos plazas, para optimizarlas y readecuarlas al nuevo diseño del Malecón.
Las expresiones de un buen diseño arquitectónico y urbano influyen en el comportamiento del público que asiste.
Ya lo hemos visto en la muy acertada recuperación del Monumento a Fray Antón de Montesinos, que nos muestra cómo, sin perder la esencia de nuestras raíces, podemos transmitir cultura con calidad a través de sus exposiciones, buena música, etc. De esta fortma se va condicionando a la gente a mejorar sus apetencias y gustos, sin importar edad ni nivel social.
La Plaza Omar Torrijos, que albergaba negocios de Food Truck en épocas pasadas, fue cerrada en otras administraciones edilicias, perdiéndose a través de un buen marco regulatorio la gran oportunidad de dar un servicio gastronómico de calidad de manera muy pintoresca, tal como ocurre en otras capitales de mundo. Hay que revertir esto para que se pueda dinamizar, a manera de chispa generadora de actividades en la zona, creando una dialéctica entre esta plaza y la antigua Plaza de los Chimichurris de la Ave Presidente Vicini Burgos.
Actualmente la gran solución al tema del Malecón descansa sobre los hombros de las grandes cadenas hoteleras existentes y en comercios de importancia en el mismo, pues muy a pesar de las condiciones adversas que posee el comercio del Malecón, perviven exitosamente desde el punto de vista de su ocupación.
En la zona comprendida entre la Av. Abraham Lincoln y la calle 19 de Marzo existen seis grandes instalaciones hoteleras, un Centro Comercial de envergadura, y un complejo de cines múltiples, así como tres restaurantes activos, y negocios de Rent-a-Car y estacion de Combustibles.
A saber, el otrora famoso Hotel Santo Domingo, testigo de una ocupación premium constante , con excelentes vistas al mar, con bares holgados, helipuerto y todas las facilidades , poseedor de una gran área verde, hoy esta cerrado, y ha permanecido así por varios años en un aparente proceso de remodelación.
Le sigue el Hotel Catalonia, con alta ocupación de huéspedes, a precios muy atractivos, y con alta calidad en su oferta, insertado de forma contigua al conjunto del Malecón Center, niega de alguna manera su relación física más directa con el mar. Ha sido muy loable, dentro de la actual administración del hotel, el enorme esfuerzo por mantener su extraordinaria calidad con sus restaurantes, lobby, habitaciones, integrando las hermosas vistas que ofrece nuestra geografía. Sin embargo la estatua de Botero en la rotonda de su marquesina pasa desapercibida, cuando podría ser un atractivo turístico, con sesiones de fotos y videos.
De la misma manera, la junta de Condómines del Centro Comercial Malecón Center ha iniciado hace varios meses, un rescate de sus aceras y fachadas , a través de una inversión importante, todo con el deliberado propósito de atraer nuevos comercios de alta calidad y rentabilidad,con marcas famosas, para relanzarlo en grande.
Le sigue el Hotel Jaragua, cuya fachada del área del Casino y Centro de Convenciones ha sido intervenida de manera positiva, agregándoles al Malecón un importante valor escenográfico, características que contribuyen indudablemente al proyecto de la Alcaldía del Distrito Nacional. Sin embargo, su estructuración volumétrica, a diferencia del antiguo Hotel Jaragua del Arq. Guillermo Gonzalez, niega el mar y todo lo que los huéspedes buscan en sus visitas al trópico.
De igual manera pasa lo mismo con el Hotel Sheraton, de cuyas propiedades son muy similares a las de su vecino. Todas estas negaciones al mar se repiten con el Hotel Quinto Centenario y cambian con el Hotel Napolitano, que es uno de los que se ha mantenido en el tiempo, con una clientela fija y cautiva , cuya fidelidad le permite tener actividades durante todo el año.
El éxito obtenido por Adrián Tropical , a través de sus terrazas de madera a diferentes niveles , cubiertas de velarias, con una relación sin agresión de las visuales marinas, y de una gran ligereza espacial es un modelo a seguir , tanto en la recuperación y rescate de las fachadas del Club de Profesores ( Antiguo Casino de Guibia) con transparentización de su verja ,que impide las visuales, así como los lugares a indentificar frente a cada uno de los Grandes Hoteles de la zona.
Desde el punto de vista urbano, proponemos tomar el Hotel Catalonia como plan piloto, para implementarlo en los demás hoteles de la Avenida. La solución consiste en la construcción de un gran paso peatonal superficial, con cambio de textura en el pavimento de asfalto por adoquines de cemento, paso flanqueado por dos grandes barras empotradas de luces de led direccionales en el piso, y semáforos peatonales dispuestos a cierta distancia de los mismos.
Todo para permitir el cruce seguro de usuarios del hotel a la acera sur y a una gran terraza de madera sintética sobre plataforma de pilotillos y viguetas prefabricadas de concreto , cubiertas de velarias, con luces indirectas de led en dichas terrazas y hacia el mar, y con un pequeño bar de servicios para comidas ligeras y bebidas,así como facilidades sanitarias, al mismo estilo de Adrian Tropical.
Esto permitira mantener una coherencia con lo existente , sin agredir el paisaje. Además le agregará el servicio tanto al huésped del hotel, como al transeúnte, dinamizando la zona de manera permanente y sostenible en el tiempo.
Cabe destacar que debe regularse las instalaciones existentes en el Paseo Presidente Billini con las mismas características que la mencionada, así como la implementación de dos grandes áreas de Food Truck, regulados en su diseño y mantenimiento, en la Isleta de la Ave. Presidente Vicini Burgos como en la Plaza Omar Torrijos. Inmediatamente esto ocurra, junto con las terrazas propuestas frente a los hoteles, los inmuebles que hoy lucen abandonados y descuidados, sufrirán un boom inmobiliario en su valor y motivarán , a través de incentivos fiscales, el desarrollo de comercios de calidad,tiendas de lujo, más hoteles, y restaurantes.
Solo así, podremos recuperar uno de los Paseos del Litoral Marítimo más hermosos del mundo , con vistas alucinantes de los atardeceres otoñales, con coloraciones pasteles de ensueño y con movimiento de personas constantes, deleitándose de las introspectivas vistas que ofrecen las constantes espumas de aguas de intenso color turquesa, que golpean sin cesar los agrestes arrecifes de coral de Nuesto Mar Caribe.
***El autor es Arquitecto, egresado de la Facultad de Arquitectura y Artes, Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña, Santo Domingo, Rep. Dominicana. Miembro del CODIA y de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana (SARD)