Visibilidad Trans: “Hay un grupo de personas que no nacimos vulnerables, sino que la sociedad nos hace vulnerables”

 

 

Por Mery Lois Dorrejo | La situación de discriminación hacia las personas con identidades no binarias comienza desde la familia. En República Dominicana, un alto número de mujeres trans son expulsadas de sus hogares a edades tempranas, lo que se traduce en un elevado nivel de empobrecimiento de las mismas a lo largo de su vida.

Así analiza el Centro de Orientación e Investigación Integral (COIN) la problemática estructural que vincula el ser trans a la pobreza, alimentada por el rechazo y desconocimiento del entorno por el concepto trans.

Además del abandono y rechazo familiar, la discriminación continúa en las escuelas y repercute en el bajo nivel educativo.

Solamente el 10% de la población trans terminó el nivel primario, el 28% el nivel secundario y el 6% terminó estudios universitarios, según el estudio Avanzando con

Socios y Comunidades, financiado por medio de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), en el año 2016.

La exclusión del sistema educativo implica, en muchos casos, su ingreso al circuito del trabajo sexual como medio de supervivencia. Y las que han logrado completar sus estudios secundarios y/o universitarios, con frecuencia sufren la discriminación en el acceso al empleo debido a su identidad y expresión de género, vulnerando el derecho a seguridad social.

La suma de los factores, añadido al estigma, los mitos y estereotipos, hace que de manera sistemática se cometan violaciones de derechos humanos por parte de autoridades públicas y ciudadanos hacia las personas trans en suelo dominicano.

 

 

Que nuestro gobierno abra un poco los ojos y vea a su alrededor que hay un grupo de personas que no nacimos vulnerables, si no que la sociedad nos hace vulnerables, la pobreza nos hace vulnerables y necesitamos de su ayuda”, Nairovi Castillo.

 

 

 

 

 

 

 

EL ESTADO DOMINICANO NO RECONOCE A LAS PERSONAS TRANS

 

Las organizaciones LGTBIQ han considerado una práctica discriminatoria y violatoria de los derechos humanos que el Estado dominicano aún falle en reconocer la vivencia interna e individual del género, por lo que desde el 2016 reclaman la instrumentación de una Ley de identidad de género.

La negativa del Estado se reafirmó en el año 2015 cuando se llevó a cabo el proceso de cambio de cédula de identidad, y en algunas oficialías del Estado Civil de la Junta Central Electoral (JCE), el Observatorio de Derechos Trans observó carteles que impedían la realización de fotografías “por ir “vestidas/os de forma que aparenten ser del sexo opuesto”, decía.

Este tipo de discriminación legal por motivos de identidad y expresión de género fue llamada al destierro por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su sentencia del 9 de enero de este año, en la que instó a los 23 países miembros a detener las leyes prohibitivas contra cualquier forma de vivencia y expresión contraria a la heteronormatividad.

“El derecho a la identidad de género se encuentra ligado al concepto de libertad y la posibilidad de todo ser humano de auto-determinarse y escoger libremente las opciones y circunstancias que le dan sentido a su existencia”, aseguró la Corte IDH.

Asimismo, la Corte afirmó el reconocimiento de la identidad de género garantiza el pleno goce de los derechos humanos de las personas trans que incluye, entre otros derechos, la protección contra todas las formas de violencia, la tortura y malos tratos, la garantía del derecho a la salud, educación, empleo, vivienda, acceso a la seguridad social, derecho a la libertad de expresión y de asociación.

Por tanto, el abogado constitucionalista Bartolomé Pujals señaló que es tiempo de que el gobierno dominicano garantice un trámite expedito para las personas que deseen corregir la anotación de género ante la JCE y Oficialías de Registro Civil.

El cambio incluye el cambio de nombre en la cédula; la adecuación de la imagen, y la rectificación a la mención del sexo o género.

Si una persona trans dominicana exige el cambio de identidad de género, y no se realiza el trámite, el abogado Pujals recomienda interponer una acción de amparo por la violación al derecho fundamental del libre desarrollo de la personalidad, protegida por la Constitución dominicana, y crear jurisprudencia.

De lo contrario, la falta de reconocimiento estatal hacia la identidad de género deja pocas alternativas de trabajo a las mujeres y hombres trans, que a menudo optan por el trabajo sexual para sostener su economía.

 

 

TRANS NO TIENEN ALTERNATIVA SALVO TRABAJO SEXUAL

El estudio del Centro de Orientación e Investigación Integral (COIN) y la Asociación Pan Caribeña contra el VIH y el SIDA (PANCAP) reveló que la edad promedio en la cual las niñas y mujeres trans se inician en el trabajo sexual es de 16 años, y que la mayoría han sido forzadas en su primera experiencia sexual.

“La mayoría de estas trabajadoras sexuales son jóvenes. Solo el 34% había completado la educación secundaria”, contiene el estudio.

Coincide con la experiencia de Nairobi Castillo, directora del COTRAVETD, quien comenzó el trabajo sexual a la edad de 13 años.

¡Eso es una sinvergüenzá’!”. Así es que nos ven, así es que los políticos y la gente hablan, no dan chance a desarrollarte, ahí entonces muchas trans caen en el trabajo sexual”, Aimee Acevedo.

“No tenemos trabajo. Ninguna persona trans aquí en República Dominicana lo ves sentado trabajando con el gobierno, si no ejerciendo el trabajo sexual, porque es la única fuente”, expresa Nairobi volteando los ojos como para mostrar un fastidioso hastío, que se acrecienta por la falta de regulación estatal a esta actividad económica.

El trabajo sexual se presenta como una salida frecuente para las mujeres y hombres trans. Según un diagnóstico que realizó la USAID conformada por 299 mujeres trans el 26.4% se dedicaba al trabajo sexual como fuente de empleo, “el 13.7% eran estilistas, 1.3% artesanas, 3.6% profesionales, 2.7% técnicos (mecánica, reparación de aparatos).

El análisis incluye la idea de que a pesar de reportar otros empleos como trabajo doméstico, bailarinas, artesanas, estilistas o comerciantes, no excluye que de manera paralela ejerzan también el trabajo sexual.

En el mismo diagnóstico, se muestra que el 75% de las mujeres trans perciben ingresos por debajo a los 10.000 pesos dominicanos, lo que sugiere un aumento de la situación de vulnerabilidad y, por tanto, un deterioro de la calidad de vida.

De igual manera, el estigma y la discriminación contra las trabajadoras sexuales trans son “extremos y generalizados”; el 42% de una muestra a 90 trabajadoras sexuales dijo haber recibido insultos y epítetos ofensivos, según constata el estudio COIN/PANCAP.

Con el uso generalizado del epíteto peyorativo “pájaro” y “maricón”, las exclamaciones que con frecuencia escuchan las amenazan de muerte.

“Alguien tráigame una pistola para matar a este ‘pájaro’”, relata, o “qué mal que ya no son los tiempos de Trujillo cuando uno podía dispararle a los ‘pájaros’”, en referencia al dictador dominicano que gobernó de 1930 a 1961.

Con relación a los riesgos ligados al trabajo sexual, el comportamiento sexual arriesgado por uso inconsistente del condón y la multiplicidad de parejas las hacen más propensas de contraer el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS).

 

 

POBLACIÓN TRANS, UNA DE LAS MÁS VULNERABLES AL VIH / SIDA

 

El Consejo Nacional para el VIH y el SIDA (CONAVIHSIDA) realizó un estudio al constatar que la prevalencia del VIH se presenta con más frecuencia en poblaciones vulnerables por la discriminación en el acceso a los servicios de salud y los altos niveles de estigma.

Entre las poblaciones vulnerables, la trans se presenta como una de las más vulnerables al VIH, constata la Dra. Claudia Valdez, coordinadora del informe “Estigma y discriminación hacia poblaciones claves en los servicios de salud y población en general”, realizado en enero 2017.

La prevalencia de VIH entre quienes se identifican como personas trans es de 17.2%, un resultado del año 2008 según la Encuesta de Vigilancia de Comportamiento con Vinculación Serológica, realizado por el Consejo Presidencial del SIDA (COPRESIDA) en cinco provincias dominicanas (Santo Domingo, Santiago, Puerto Plata, La Altagracia y Barahona).

En la Segunda Encuesta de Vigilancia realizado en el año 2012 por el Consejo Nacional para el VIH y el Sida (CONAVIHSIDA), la prevalencia de VIH aumentó a un 18%.

Según el estudio Organización Internacional para Migración del 2004, un 55% de las trabajadoras sexuales trans reportan hasta once clientes en un mes, además de dificultad a la hora de negociar el uso del condón, más con clientes locales que internacionales.

Asimismo, la discriminación en el acceso a los servicios de salud por los altos niveles de estigma aumentan la prevalencia del VIH, como demuestra el estudio realizado en enero 2017 sobre “Estigma y discriminación hacia poblaciones claves en los servicios de salud y población en general”, coordinado por la Dra. Claudia Valdez para el CONAVIHSIDA.

A pesar que un gran número de la población general reconoce correctamente las vías de transmisión del VIH, existen personas que creen que el VIH se transmite por el aire y solo por contacto físico.

Sin embargo, el estudio refiere que el hecho que las personas tengan un conocimiento correcto sobre las formas de transmisión, no evita que posean ideas estereotipadas sobre las razones por las que una persona adquiere el VIH.

Además, muestra que una tercera parte del personal médico y de enfermería refirió que no había sido capacitado en VIH.

Por consiguiente, una de las conductas de rechazo más frecuentes dentro de los servicios de salud se debe al miedo de contagio.

Otras creencias estereotipadas de índole moral a partir de las creencias sobre lo que está “bien y mal”, se refiere al supuesto de que las personas trans poseen una mayor promiscuidad y que se involucran en conductas irresponsables, motivos por los cuales un 27% del personal de salud entrevistado dijo que prefiere no proveer servicios médicos a esta población.

En mayor medida, de las 339 personas entrevistadas, un 78% prefirió no tener contacto con las personas trans.

En su mayoría ejercen el trabajo sexual es porque la sociedad no les da otro trabajo”, Martha Arredondo.

 

 

 

 

 

 

Esta cifra la registra el Observatorio de Derechos Humanos de la organización TRANSSA a falta de registro estatal, ya que ni la Procuraduría General de la República, Ministerio de Mujer, Fiscalías o Policía Nacional llevan las estadísticas de este tipo de violencia, pese al diálogo entablado por el ex-Embajador de Estados Unidos James “Wally” Brewster” con autoridades dominicanas para incluir las estadísticas de crímenes de odio.

Cada 20 de noviembre se dan a conocer estos asesinatos por el Día Internacional de la Memoria Trans o día de la Memoria Transgénero, que se enmarca en el mes de eliminación de violencia contra la mujer.

Las organizaciones TRANSSA y COTRAVETD recordaron que hasta la fecha se han logrado cuatro condenas de crímenes de odio contra personas transexuales. Sin embargo, lamentaron que aún quedan en la impunidad más de 30 casos.



 

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