El ácido del diablo o “plomerito” es un compuesto químico de la mezcla de diferentes ácidos que se convierten en una sustancia altamente corrosiva.

Durante los últimos años se ha visto una tendencia en utilizar este químico para cometer ilícitos y atentar contra la integridad física de una persona.

Sus efectos en la piel varían dependiendo del tiempo de contacto y su grado de concentración. En República Dominicana muchas personas lo utilizan con fines nocivos.

Según las informaciones, a esta sustancia se le agrega azúcar parda o miel para hacerla una mezcla viscosa y difícil de diluir con el propósito de que dure más el tiempo de su acción sobre la piel.

Entre los daños más graves están las afecciones en los órganos vitales, destrucción de la piel, pérdida de la visión, deformaciones en el rostro, pérdida del cuero cabelludo e incluso la muerte.

La víctima más reciente del ácido del diablo fue el de Yanely Arias, una mujer que fue atacada en su residencia en Salcedo el pasado mes de agosto y quien 20 días después falleció por los daños provocados en su cuerpo.

Dado al uso ilícito, su comercialización fue restringida por ProConsumidor a partir del año 2010 con la resolución 104-2010 y su uso solo fue permitido exclusivamente a empresas industriales, por los daños que provoca en las personas.

Sin embargo, esto no ha impedido el acceso de personas al mortal químico con la fines criminales.

Justamente en el día de ayer jueves, la Fiscalía del Distrito Nacional logró la condena de unos 30 años de prisión para aprensivos que en septiembre del año rociaron el compuesto químico a la joven Yocairi Amarante.

Cómo contrarrestar sus efectos

Los daños causados por este compuesto químico se pueden minimizar al lavar el área con abundante agua, preferiblemente agua del mar y acudir inmediatamente a un centro de salud para recibir asistencia médica.

Se recomienda arrancarse la ropa contaminada con guantes en lugar de frotarla para así evitar que los residuos del compuesto continúen haciendo más daño a la piel.

Es ideal alejar la idea de lavar el área afectada con remedios caseros tales como la leche, miel o jabón, pues podrían desencadenar nuevas reacciones químicas que agraven las lesiones.