Washington, Estados Unidos (EFE).- Justo el día que iba a celebrar su primer año en la Casa Blanca, Donald Trump se dio de bruces con una realidad que distaba mucho de ser una fiesta: el cierre parcial del Gobierno de EE.UU. tras no acordarse un presupuesto federal.

El aniversario del presidente republicano se vio empañado por las turbulencias y las divisiones que han marcado los primeros doce meses de su Presidencia, reflejadas no sólo en el cerrojazo gubernamental sino en las protestas desarrolladas en todo el país.

La Federación Estadounidense de Empleados del Gobierno calcula que unos 800.000 funcionarios (considerados "no esenciales"), de un total de 3,5 millones, tendrán que quedarse en casa suspendidos de sueldo hasta que el Congreso alcance un acuerdo presupuestario.

Semejante drama político no se vivía en Washington desde 2013, cuando se sentaba en el Despacho Oval el demócrata Barack Obama y el Gobierno cerró parcialmente sus puertas durante 16 días.

La crisis estalló este viernes por la noche, cuando republicanos y demócratas fueron incapaces de pactar en el Congreso la financiación de la Administración en el año fiscal 2018.

Trump, que canceló este viernes un viaje a su lujoso club de Mar-a-Lago (Florida) para festejar su primer aniversario en el poder, reaccionó con furia y acusó a la oposición demócrata de provocar el cierre gubernamental.

"Los demócratas están mucho más preocupados por los inmigrantes ilegales que por nuestras grandes Fuerzas Armadas o la Seguridad en nuestra peligrosa frontera sur. Ellos podrían fácilmente haber alcanzado un acuerdo, pero decidieron jugar a la política del cierre", afirmó el mandatario en su cuenta de Twitter.

"¡#NecesitamosMásRepublicanosIn18 para acabar con este caos!", señaló el mandatario, al crear una etiqueta referida a las elecciones legislativas de este noviembre.

"Este es el Primer Aniversario de mi Presidencia y los Demócratas querían darme un bonito regalo", espetó Trump con ironía.

El presidente recordó que su partido sólo tiene una mayoría de "51 votos" frente a 49 de los demócratas en el Senado, que no aprobó el viernes los fondos para financiar la Administración, para lo que se requerían 60 votos.

La propuesta presupuestaria de los republicanos logró más votos a favor (50) que en contra (48), pero resultaron insuficientes para evitar el cierre a partir de la pasada medianoche.

Esa propuesta, que la Cámara Baja sí aprobó este jueves, dotaba de financiación al Gobierno hasta el 16 de febrero, dando más tiempo para negociar un presupuesto definitivo a demócratas y republicanos.

Sin embargo, los demócratas condicionaron su apoyo a que el presidente y su partido apoyen regularizar a unos 800.000 jóvenes indocumentados llamados "soñadores", protegidos de la deportación hasta el 5 de marzo por un decreto de Obama cancelado por Trump.

En un gesto inusual un sábado que reflejaba la gravedad de la situación, los legisladores tuvieron que acudir al Congreso para hallar una solución que se antoja difícil este fin de semana, a tenor de las acusaciones que se cruzaron ambos partidos.

El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, reprochó a los demócratas haber sumido al país en un "lío político", y les instó a aprobar un presupuesto temporal que reabra el Gobierno hasta el 8 de febrero, para reanudar la negociación "bipartidista".

El jefe de la minoría demócrata en la Cámara Alta, Charles Schumer, se apresuró a declinar esa oferta y abogó por una reunión con el presidente y líderes legislativos para encontrar una salida, pese a criticar los continuos cambios de parecer del mandatario.

"Negociar con el presidente es como negociar con gelatina. Es casi imposible", aseguró Schumer, a quien el propio magnate convocó de urgencia el viernes en la Casa Blanca para abordar el problema.

Pero Trump, que pasó el día atrincherado en la Casa Blanca tuiteando y telefoneando a dirigentes republicanos, "no negociará sobre una reforma migratoria hasta que los demócratas dejen de hacer juegos y reabran el Gobierno", advirtió su portavoz, Sarah Sanders.

Para agriar todavía más su primer aniversario en el Gobierno, miles de personas secundaron la segunda edición de la "Marcha de las Mujeres" contra el mandatario en Washington y otras ciudades importantes del país.

Los participantes quisieron impulsar el activismo iniciado en la primera edición de la protesta el 21 de enero de 2017, un día después de la investidura del multimillonario neoyorquino como cuadragésimo quinto presidente de Estados Unidos.

El presidente respondió con cierta sorna a los manifestantes en un mensaje publicado en Twitter.

"Bonito tiempo en todo nuestro gran país, un día perfecto para la Marcha de las Mujeres", escribió Trump, al agregar que, durante el primer año de su mandato, se consiguió "el desempleo femenino más bajo en dieciocho años". EFE