Hace 48 años aprendí que ser leal testimoniante de lo humano, sus ideas y pasiones, es lo esencial del periodismo. Aprendí, por tanto, que ser reportero es ejercer la dimensión más sublime del oficio periodístico, como siempre he dicho, como siempre diré. Aprendí que es buen reportero quien respeta y gana el respeto de la fuente noticiosa. Aprendí que el reportero va a una conferencia de prensa a hacer preguntas para ganar la noticia, no para hacer otra cosa ni para irrespetar a la fuente de la noticia. Quien lo haga es cualquier otra cosa, menos reportero. (Y quien así ofende esta noble profesión no me merece el mínimo respeto).