Nueva York.-La política latinoamericana tiene un constante movimiento elíptico, como las manecillas de los relojes de la era pre-digital. Las tendencias políticas generalmente empiezan en Perú, llegan a Venezuela y cubren  la región. Cuando los socialdemócratas tomaron el poder en Venezuela, lo hicieron luego en varios países.

ADECOS en Venezuela, APRA en Perú y el PRD en República Dominicana, son algunos ejemplos. Alberto Fujimori, en el Perú, inició esta ola reeleccionista tras el derrumbe de APRA, su nuevo modelo incluía un autogolpe para su perpetuación.

En el 99 Hugo Chávez, sobre los escombros de ADECOS y COPEY, copió a Fujimori y su autogolpe, cambió el discurso, y gobernó Venezuela hasta su muerte en el 2013.

Tras 16 años de chavismo, los venezolanos están cansados.

“Porque nada es para siempre, hasta la belleza cansa”.

Ahora en Venezuela la crisis económica se estrellará contra la crisis política-institucional; los poderes ejecutivo y judicial están aliados contra el legislativo. Habrán decisiones del Congreso desconocidas por esos poderes, y viceversa.

La situación venezolana es angustiante.

Sobre la principal reserva petrolera del planeta, Venezuela padece una inflación galopante, una crisis económica sofocante, está acorralada por una delincuencia rampante.

La derecha capitalizó el hastío de ese pueblo ignorante, que vota por promesas de fantasmas y pajaritos en el aire. La oposición está dividida y desorganizada, el gobierno lo controla todo con una estupenda maquinaria política, pero el pueblo se cansó, empezó a despedir a los chavistas.

Venezuela refleja una realidad muy recurrente en el continente.

Tras 12 años de Kirchnerismo, los argentinos eligieron un derechista. Los brasileños están hastiados con 13 años de Lula da Silva-Dilma Rousseff,  igual los dominicanos tras 12 años de Leonel Fernández-Danilo Medina. Es un mal momento para la falsa izquierda latinoamericana con más de 10 años gobernando, destruyendo sus naciones.