El pasado sábado 15 de noviembre, escuché por la radio una vehemente exposición de Fafa Taveras reclamando a la oposición política que explique a la sociedad  lo que haría desde el gobierno en caso de ganar las elecciones del 2016. En otras palabras ¿ para qué quiere la oposición ascender al poder?

Según Fafa, un compromiso con los electores en las presentes circunstancias de malestar e incertidumbres, basado en una propuesta de cambios de gran calado en la gestión del Estado, sería más importante que la escogencia del candidato presidencial.

Es posible que al escuchar ese enfoque algunos recordaran la conocida expresión de que "los pueblos no votan por programas".

Y es verdad, los pueblos no votan por un discurso propositivo seco, sin vida, ni por un legajo de páginas con promesas de bienestar. No votan por un folleto.

La gente vota por programa cuando este cobra vida, cuando hace simbiosis en el cuerpo, corazón y cerebro de un político cuya trayectoria y personalidad sintonizan con las ilusiones de la gente.

Cuando ocurre esa coincidencia entre carisma personal y propuesta de cambio asistimos a lo que en física se denominaría resonancia  o el punto en el cual el candidato conseguiría su máximo atractivo electoral.

Quiere decir, que la consigna "!Yes, we can!"  quizá no  hubiera accedido a la Casa Blanca, si la hubiese propuesto Joe Biden, por ejemplo; y tampoco Obama hubiera ganado las elecciones basado en un discurso conservador tipo "más de lo mismo".

En condiciones políticas normales, con dos bloques contendores  y fuerzas parecidas, si la población percibe (aunque sea falso) que los candidatos son similares en valores ideológicos y políticos, el votante mediano tenderá a reelegir a "un malo conocido".

En un sistema de partidos políticos que no ha colapsado – como el nuestro – y que requiera más del 50% de los votos para ganar la presidencia, ni el "carisma" personal ni la juventud de un candidato son suficientes.

Además, no se puede subestimar la realidad de que el  PLD se ha convertido en una maquinaria electoral que opera en una realidad conservadora y  carcomida por el clientelismo político desde Guaricano hasta el Piantini.

Quiere decir, que si el PRM-Convergencia aspira a ganar más del 50% de los votos, tendrá que fortalecersu unidad y presentar un candidato competitivo, abanderado de una propuesta de cambio capaz de sacudir  a los ciudadanos y empujarlos a votar.

Es en esa perspectivas, que entendí el reclamo en voz alta de mi amigo Fafa Taveras.