Hoy pido permiso para no escribir sobre nuestras cuitas ciudadanas, ni sobre nuestros sueños comunes, ni sobre nuestras iras compartidas. Hoy pido permiso para guardar mucho más que un minuto de silencio, un ruego de descanso eterno o un manifiesto de infinita tristeza. Hoy pido permiso para decirles los que muy pocos saben en este país de implacables lejanías: ha muerto un gran maestro del periodismo de México y Latinoamérica, paradigma de honestidad, valentía y conciencia innegociable. Ha muerto el maestro, mi maestro, maestro de generaciones, Julio Scherer García. Hoy no puedo hacer más que recordarlo.