La muerte de Arlette Fernández, amiga, hermana, compañera (tres altas calidades honrosamente conjugadas en su nombre) nos deja una gran tristeza y un recuerdo imperecedero. Por su apego irrenunciable (hasta el último de sus días) al ejemplo trascendente de su compañero de vida, el coronel Rafael Tomás Fernández Dominguez, ideólogo impulsor (en las entrañas mismas de los cuarteles golpistas) de la Revolución Constitucionalista de Abril, y por su solidaridad permanente con las mejores causas de este pueblo, manteniendo vivos así los sueños del inolvidable héroe y mártir.