¡Elsa tenía que ser periodista auténtica, para asumir la vida con tan noble pasión! ¡Elsa tenía que cargar un sueño inacabable, para elevar las ideas progresistas que nunca dejó de enriquecer! ¡Elsa tenía que ser muy sensible, para que le llegaran al alma tantos dolores ajenos que asumió! ¡Elsa tenía que ser, como fue, una amiga leal, para ganar en todos los espacios tanta amistad! ¡Elsa tenía que asumir las luchas liberadoras de los pueblos del mundo, para luchar por lo mismo en su país! Y es por todos esos atributos (que durante décadas testimoniamos quienes la quisimos bien) que Elsa Expósito nos deja muy tristes al partir.